He tenido la batería del ordenador descargada y, como hemos estado sin
luz hasta hoy, casi tres días seguidos, pues no he podido escribir la crónica.
No importa, hoy hago lo que no he hecho ayer.
El
jueves fuimos a rezar a un pueblo, donde se reúnen por la mañana temprano.
Nosotros dijimos la misa a las cinco y media y salimos hacia el pueblo. Cuando
llegamos nos dijeron que ya habían acabado de rezar, pero que volvían a la
iglesia con nosotros… Lo hicimos y comenzamos a rezar. Es el pueblo de
Bartolomé, el catequista. Parece ser que se reúnen regularmente para rezar, pero
son un grupo muy pequeño, entre todos no llegan a una docena.
Creo que
es una experiencia interesante y fundacional. Nos toca tener la paciencia de ir
buscando uno tras otro los que quieran venir a rezar y que han estado largo
tiempo abandonados. Que el Señor nos dé la fuerza para estar con
ellos.
El coci
sigue sorprendiéndonos con sus guisos. Hoy ha sido ñame cocido y la salsa, cebolla con aceite y
carne de pollo, estaba rica y comimos
con gusto. Se echa en falta el frigo y el agua fresca, pero, por ahora paciencia
y a esperar que uno y otra vengan.
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Cocina |
Por la
tarde vienen Cecilia, la madre del salesiano Daniel y el sastre. Tratan de
recomponer lo que cortó mal, pero no sé si tiene mucho remedio.
Seguimos sin luz y a la espera de que venga, la esperanza es lo último
que vamos a perder, pero hoy tampoco nos toca la luz. El clima es de lo más
agradable, entre veinticinco y treinta y
cinco grados con un porcentaje de humedad todavía muy alto que te hace sudar en
cualquier momento, pero soportable, más que el frío del que disfrutan por otros
sitios.
El
viernes nos levantamos pronto, rezamos laudes y vamos a decir la misa a un
pueblo donde nos han prometido que nos esperan. La misa estaba prevista para las
ocho. Una hora antes ya estamos presentes en el pueblo y saludando a la gente.
Se hacen de rogar y tardan, pero logramos comenzar la misa y algunos van
viniendo. Tenemos prevista una reunión con los padres de los alumnos de la
escuela, que también se hacen esperar. Nos invitan a desayunar, mandioca cosida
y salsa picante con pescado. Agradable.
En ese
momento nos llaman por teléfono. Lotar, viene desde Freetown y nos trae muebles
en un camión. Como la gente se va a hacer esperar y a nosotros nos esperan les
decimos que nos encontraremos otro día, cosa que no les agrada mucho, pero no
podemos hacer otra cosa, ya que Lotar quiere marchar otra vez pronto para no
tener problemas a la entrada de la capital de noche.
La casa
hoy es un prodigio de movimiento. Al mismo tiempo que han llegado los muebles,
están también los fontaneros que nos van a instalar un servicio en el espacio de
la ducha, es la única solución a viable a la que hemos llegado, y mientras se
van descargando los muebles y se van intentado poner en cada sitio que les
corresponde, los fontaneros entran y salen haciendo su trabajo.
La
experiencia se nos hace llamativa. Después de haber visto la casa vacía, ahora
verla llena de piezas que poco a poco se van ensamblando y forman los muebles,
mesas, armarios, estanterías es agradable. Para la cocina, también hay frigo,
congelador, cocina de gas, lavadora y dos armarios. Como todo no entra, vamos
haciendo sitio en el comedor y a ver lo que podemos ir metiendo. En el comedor
hay una mesa y seis silla, en las habitaciones cama, colchón, mesa y estantería,
armario abierto y mesilla… Podré finalmente pensar en deshacer las maletas y que
mi peregrinación empezada en julio se asienta provisionalmente, pues estamos en
una casa de paso, pero para estar sin prisa, ya que tenemos un terreno fuera de
la ciudad, pero por ahora es sólo eso, el terreno y sin prisa de
construir.
Como
alguno de los armarios es a fijar en la pared, nos hace falta la corriente y
vamos a buscar un grupo electrógeno. También aprovechamos para cargar las
baterías de la cámara que están descargadas y poder sacar unas cuantas fotos del
momento del cambio de look de la casa.
Y ahora
que tenemos las baterías cargadas, por la tarde nos viene la luz. Nos da alegría
poder disfrutar de lo que nos ha faltado, pero nos damos cuenta de que no hay
acceso a internet… Donde pensábamos tener noticias, habrá que esperar a ver si
más tarde hay algo mejor, porque ahora nada de nada.
El coci
también ha estado a la altura. Hoy ha preparado comida para todos los que
estábamos en casa, que éramos muchos. Lo hemos hecho por turnos. Primero hemos
comido Lotar, Jos y yo, los salesianos. Los otros seguían trabajando cada uno en
lo suyo .Luego han venido los ayudantes de Lotar que han venido con él desde la
capital y están montando los muebles. Luego se suman los fontaneros y el que ha
venido con el grupo electrógeno. Para todos hay n plato y todos dicen que está
bueno. Ha preparado unos espaguetis con pescado que, como tiene mucho aceite,
sirve da salsa al ñame que ha cocido y ha puesto así, pelado en la
mesa.
Cuando
acaban de montar los muebles los de la capital se van y nos prometen volver el
lunes con lo que queda, entre ello el grupo electrógeno, así que no hemos
desempaquetado aún los electrodomésticos, que esperarán hasta que tengamos
seguridad de que nos van a dar servicio, incluso si la luz se va.
Los
fontaneros han trabajado bien y rápido, pero tendrán que volver mañana, pues son
muchas cosas y no les ha dado tiempo a todo.
Mientras
estoy escribiendo, disfruto de lo agradable que es estar sentado en una silla,
algo que hacía varias semanas no tenía en casa. Y me imagino la experiencia que
tendré luego cuando me vaya a acostar, tener una cama y un colchón, que tampoco
hemos tenido en este tiempo. Pero creo que son experiencias muy agradables y que
nos acercan a los que tienen mucho menos que nosotros y nos ayudan a compartir
lo que tenemos.