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miércoles, 30 de abril de 2014

30 de Abril de 2014

Miércoles

Y nos plantamos en el fin de mes sin darnos cuenta. Que Don Bosco nos ayude en su día. En la misa recordamos a Don Bosco y a Nuestra Señora de África, que hoy es su fiesta. La mañana está nublada, pero pronto aparece el sol. Voy a ver a los del pozo y, por el momento, no hay compresor disponible, quizás mañana.
       Me dedico un rato a estudiar lengua y luego salgo a la ciudad. No tenemos internet y trato de saber cómo le ha ido a mi hermana en la operación. Por suerte la información es buena. Hago algunas compras y vuelvo a casa con buen sol y sudando.
        Por la tarde espero mucho rato para renovar la conexión a internet y finalmente llega. Salgo hacia los pueblos, pues quiero aprovechar un buen rato de clase de lengua y allí  nos pasamos el tiempo peleando con libros y traducciones. Vuelvo y aún estoy a tiempo para rezar con Jos vísperas y cenar juntos.
       Después de cenar, mientras pongo la lavadora, intento conectarme a internet para ver las noticias, pero no hay forma, no hay conexión. Para más problemas, cuando trato de llamar al que nos hace el servicio, el teléfono está cerrado… Paciencia y a esperar a ver si mañana…
       La lluvia acaba visitándonos una vez más y refrescando el ambiente, aunque luego cada noche  haya que sufrir la invasión de los insectos y por la mañana barrer para limpiar los efectos de la noche anterior.

Cuando menos te lo esperas ...salta la liebre

Hay cosas que programas de una manera y luego te salen por donde menos lo esperas. Es algo que me acaba de pasar este martes, aunque la cosa venía ya del sábado anterior.
Estoy teniendo encuentros regulares con un grupito de parejas y nos juntamos dos veces por semana para poner en común lo que vamos viviendo y las experiencias que cada uno comparte son importantes para los demás.
Ya van varias veces que había sugerido que podríamos encontrarnos alguna vez con más tiempo para tratar temas que a cada una de las parejas les conciernen y que generalmente no se tratan, pero que a todos interesa ver qué solución dar, pues tarde o temprano cada pareja debe hacer frente a esta situación, como es la muerte de un familiar y las ceremonias que le acompañan, la enfermedad de un familiar cercano a uno de ellos, decisiones de la familia de uno de ellos, que afecta a su pareja…
Propuse que esa reunión fuera el sábado tres demayo, pero parece ser que los elementos estaban en contra, pues para empezar había ciertas ceremonias tradicionales que se celebraban en varios pueblos; también había una reunión de un grupo financiero que funciona en los pueblos y, por si faltaba algo, se añadió el tiempo, que en el momento preciso de la reunión, se descolgó con un buen chaparrón, lo que hizo que la reunión prevista, quedara en nada.
      Ante tal situación lo que tienes que hacer es a mal tiempo, buena cara. Tuve la paciencia suficiente de estar con ellos y mientras llovía nos cobijamos en la iglesia, pero sólo un rato, porque luego empezó a entrar el agua por todos los sitios y tuvimos que refugiarnos cada uno donde pudimos.
       Pasado el temporal, volvió la calma y algunos se presentaron,  con lo que traté de hacerles ver que teníamos que ser conscientes de que si queríamos que las cosas funcionaran, teníamos que estar presentes y traer algo positivo para comunicar.
Entre ellos tampoco se encontraban a gusto, pues cada uno era consciente de lo importante que son estas reuniones y lo que les ayuda  el encontrarse y compartir; pero no llegamos a ningún acuerdo y yo pensaba que el sábado siguiente estaríamos en mejores disposiciones para intentar otra reunión con más garantías, ya que también les había sugerido que el martes lo dedicaran a visitar otras parejas en sus casas.
El martes, habiendo intentado un encuentro para rezar el rosario en Lembemá y con el fracaso más completo, iba hacia el pueblo del catequista pensando en participar en el rezo del rosario que se hace a las siete, ya casi de noche.  Como tenía tiempo abundante, eran las cinco, encontré al catequista y comenzamos a trabajar un poco en la lengua; pero sin tardar, me doy cuenta de que las parejas están presentes y quieren reunirse.
No lo pensé dos veces, dejé de lado el trabajo de la lengua, nos dispusimos para el encuentro y comenzamos con la oración y la lectura del evangelio. Yo no me lo esperaba y estaba admirado de ver los cuatro matrimonios dispuestos y cada uno comenzó a compartir lo que habían vivido. No salía de mi asombro al ver a Daniel que habla con mucha dificultad en inglés, esforzándose por hacernos saber que con su esposa, que está en los últimos días de embarazo, habían tenido una experiencia agradable. Ella tenía un fuerte dolor de cabeza y no podía dormir y él estaba a su lado, cansado y pensando en el trabajo del campo que le esperaba al día siguiente… Se pusieron de rodillas y rezaron con fe y en unos minutos el dolor de cabeza desapareció y los dos pudieron dormir…
En ese momento me vino a la mente algo ya vivido antes con otra pareja y en situación muy parecida. Fue en Kandi, donde cada semana nos encontrábamos un grupo de ocho jóvenes para leer el evangelio en su lengua. Seis de ellos acabaron sabiendo leer  a cuenta del ejercicio que cada semana hacíamos por leer el evangelio juntos.
Uno dijo: “esta semana tengo un milagrín que contar”. Todos esperábamos su narración. Estaba en la cabaña en la granja con mi mujer y mi hijo, de meses. Era de noche y el niño empezó a llorar y no había forma de hacerle callar. Después de un rato me puse de rodillas en la estera, juntos rezamos con confianza y el niño se calló y pudimos dormir toda la noche y continuar el trabajo al día siguiente… Pienso que bien de cosas admirables se repiten en la vida de muchas personas que son capaces de ver la presencia de Dios en sus vidas.
Otra pareja ha tenido problemas de salud, sobre todo el marido, que ha tenido hipertensión y se ha dado bien cuenta de los problemas que eso le puede causar. Hoy daba gracias a Dios por lo que ha vivido, por las atenciones y el cariño con que su esposa le ha atendido y por la experiencia de gratuidad que están viviendo juntos.
He buscado papayas para que tome regularmente, pues sé que es el mejor medicamento para regular la presión arterial, entre otras cualidades, pues las papayas son la farmacia de la gente pobre que no se puede comprar otros medicamentos. Hoy me han regalado una piña enorme para decirme gracias por lo que se han sentido ayudados.
En el turno de la siguiente pareja, alguien que era musulmán y se ha decidido a ser católico; el joven comenta que está muy contento porque este año tiene independencia en el trabajo que hace en su campo, no como antes que tenían que hacerlo juntos varios de la familia y si además, él y su mujer están de acuerdo y se ayudan, las cosas van viento en popa. Los dos se miran con una sonrisa cómplice y están de acuerdo en dar gracias a Dios por el momento que están viviendo.
La pareja que queda dice que acaban de vivir una experiencia que otros años era muy difícil y que este año ha sido una alegría el vivirla. Comenta que por esta época la mujer suele ir a visitar a su madre en el pueblo y que cada año la cuestión se hacía muy complicada, pues la mujer no tenía ninguna prisa en volver y a veces hasta tenía que ir a buscarla, signo bien claro de que las relaciones entre ellos no pasaban por el mejor momento. Ahora la mujer se ha ido, ha dicho que iba a estar tres días y al cabo de los tres días le ha llamado por teléfono y le ha dicho que su madre está enferma y que necesita un poco más de tiempo. Se han  puesto de acuerdo, ella se ha quedado unos días más, pero la vuelta ha sido una alegría para todos, el encuentro ha sido algo muy esperado por los dos y también por los hijos que se les nota que están muy contentos de la experiencia que están viviendo los padres.
Finalizamos la reunión y les doy las gracias por lo que significa para todos lo que acaban de compartir a la vez que les animo a que en cada uno de los dos pueblos recen el rosario en las casas, con el calendario de María auxiliadora, la única imagen que tenemos de la Virgen en las capillas, presidiendo la oración.
Durante el rosario pensaba… Donde menos te lo esperas, salta la liebre… y a la vez daba gracias a Dios por la experiencia que acababa de vivir con ellos y le pedía que les acompañe y nos ayude a hacer que esto que acaba de empezar sea una realidad que progrese y se extienda como el árbol del que habla el evangelio.

martes, 29 de abril de 2014

29 de Abril de 2014

Martes

Durante la noche ha vuelto a llover y el ambiente es fresco, que da gusto. Voy a ver a los que trabajan en el pozo y están desde muy temprano, pero hoy les ha salido piedra y necesitarán compresor para romperla. Por lo menos han hecho casi nueve metros a mano.
        Por la mañana Jos hace el cambio de aceite del vehículo y también le pilla un chaparrón en pleno trabajo. Yo paso la mañana estudiando, leyendo; también voy a cambiar dinero, aquí se cambia todavía a la antigua usanza; aunque hay bancos, se usan bastante poco para lo de los cambios y tienes en la calle grupos de personas que esperan los clientes que traen dinero de fuera para cambiarlo por los leones del país. 
      Después del chaparrón me viene a ver la monja para comentarme lo del compresor. Le digo que cuanto antes tengan la máquina, antes acabarán el trabajo, cosa que desea con ardor. Por eso se decide a contratar el compresor mañana mejor que pasado.  Esperemos que sea posible.
       Después tengo reunión con las parejas. El camino está muy bueno, pues la lluvia ha hecho que no haya polvo y se puede circular sin problemas. Hoy hay alguno más. Pero los hombres vuelven del campo tan cansados que sentarse y caerse de sueño es casi lo mismo. Es lo normal, pues las lluvias se acercan y los campesinos preparan los campos para sembrar y eso se hace a mano. Aquí no tienen animales para ayudarles en el campo y son ellos con su esfuerzo los que llevan el peso del trabajo.
         Por lo menos tratamos de estar un rato en conversación agradable y todos reconocen que cuando hemos leído el evangelio del día y habla de nacer de nuevo, que la experiencia que ellos están viviendo es un nuevo nacer. Yo les animo a que la vivan en profundidad y que sean capaces de transmitirla a otras parejas, que compartir es importante para todos.

lunes, 28 de abril de 2014

28 de Abril de 2014

Lunes

Durante la noche hemos tenido un poquito de lluvia, suficiente para que se note que la temperatura baja y puedes dormir bien. La mañana está nublada y pesada. Hoy es fiesta nacional, pero la realidad es que es un día ordinario, el mercado funciona y los comercios están abiertos.
       Voy con el coci al mercado y compramos lo que necesitamos. En casa tratamos de preparar arroz a la cubana, pues aquí les encanta el arroz y le digo que hoy hacemos un plato diferente. Nos salió un poco a medias, pero se podía comer. El arroz no era blanco, pues el arroz local con el que trabajamos tiene color jaspeado; la salsa de tomate apenas era roja, pues los tomates naturales no es el punto fuerte de aquí y los encuentras con dificultad en el mercado, por lo que la salsa era un poco descolorida; los huevos, por lo menos eran frescos, pero el aceite ya había sido usado y el color tampoco era el original. Por eso digo que se podía comer, pero los colores trataremos de mejorarlos la próxima vez.
       Por la tarde he dedicado largo tiempo a estudiar lengua, que es lo que ahora tengo necesidad. Es una tarea lenta, pero luego da su fruto, pues hablar algo que ellos comprenden es hacerte uno de ellos.

domingo, 27 de abril de 2014

27 de Abril de 2014

Domingo

Como cada domingo la salida temprano hacia los pueblos es ya la costumbre. Dejo a Jos en Tikonko y voy a Valehun. Me pregunto qué hacer con los que el viernes no estaban presentes para la reunión que me pidieron… Hoy ninguno de los maestros está en el pueblo, por lo que me encuentro solo con la gente del lugar. Empezamos conversando y acabamos bendiciendo el agua para hacer la aspersión a mitad de la conversación. Leemos la primera lectura y hago la explicación de lo que es la comunidad que se reúne para rezar y compartir dirigida por los apóstoles.
         Me doy cuenta de la situación de abandono en que están y veo que tengo que ayudarles en vez de pedirles cuentas. Con ayuda del calendario de María Auxiliadora que tenemos en cada iglesia, vemos que estamos a 27 (les recuerdo que hoy canonizan a dos papas) y nos quedan tres días antes de empezar mayo, mes dedicado a María, pero no saben qué es el rosario, aunque alguien ha oído hablar de eso.
       Quedamos que el jueves vendré, por la tarde, me piden a las siete, y rezaremos el rosario en una casa, así podrán ver y seguir lo que hacemos el primer día y alguien me pregunta ¿Lo haremos todos el mes? La respuesta es: si os parece y estáis de acuerdo, podéis hacerlo. Pienso que Ella os ayudará en lo que necesitéis y nadie mejor que Ella a quien recurrir cuando se tiene necesidad.
        Leemos el evangelio y les hablo de ver la presencia de Dios en nuestras vidas de cada día, que no hacen falta cosas extraordinarias, pues Dios se hace presente en todos y cada uno y le tenemos que reconocer y ser sus testigos.
       Al menos en las peticiones de la oración de los fieles aparece la idea de ver a Dios en las cosas de cada día; y al final nos despedimos con un “hasta el jueves” que espero nos pueda ayudar a vivir mejor nuestra vida de cristianos, con la ayuda de la Madre.
        El vehículo acaba lleno con la gente que encuentro en el camino, unos que van a la iglesia metodista y otros al mercado, y yo que voy al pueblo siguiente donde de nuevo hay gente que se apunta al viaje.
        Hoy es un día un poco especial, pues no están ni el catequista ni el que canta, han ido a otro pueblo y estamos un poco descabezados. Por lo menos las lecturas están bien preparadas y los cantos, aunque no muchos, la cosa es pasable, y la reflexión es la misma, la oración de la comunidad y el ver a Dios en las cosas de cada día.
       Aquí lo del rosario es algo que conocen y tienen la costumbre de hacer y me prometen que en los dos pueblos, Balei y Nyagorehun, rezarán cada tarde le rosario por las casas, teniendo presente el calendario de María Auxiliadora, que es lo único que tenemos como referencia de Ella. Quizás un día podamos tener una estatua, pero por ahora utilizamos aquello de lo que disponemos.
       De camino a casa me paro en una granja, me han prometido que puedo comprar carne, pero la realidad es que no hay tal. Por lo menos hay huevos a buen precio y me prometen encontrar fruta, cosa que ahora al final del tiempo de sequía no es fácil.
       Por la tarde, como cada domingo, me presento en Lembema. Hoy las cosas son diferentes. Los críos siguen viniendo donde mí a montones y andar por el pueblo rodeado de ellos va siendo una imagen ordinaria. Pero los adultos, hoy no encuentro a ninguno de los que otros días se hacen ver, únicamente al maestro que aún sigue con su paludismo a cuestas, pero que me promete venir a rezar.
       Me encamino hacia la escuela con los críos que me siguen y algunos se van quedando por el camino, de forma que al final estamos en la escuela una docena de los más pequeños y luego llega el maestro, quien me explica que en el pueblo hay una ceremonia de iniciación de la religión tradicional y la gente no se mueve de sus casas, sólo los que andan en procesión tocando los tantanes y a los que he encontrado cuando me paseaba con los críos y que me han dado la sensación de estar bien colocados.
       Al maestro le doy un calendario de María Auxiliadora, pues aquí todavía no había traído y le animo a que la lista que tiene de gente, la utilice para rezar el rosario durante el mes de mayo en las casas. Me promete que lo hará y le digo que el domingo que viene me tendrá de nuevo de visita en el pueblo y veremos lo que ha podido hacer.
      Donde no se ha hecho catecismo ni seguido a la gente, hace falta mucho tiempo y paciencia para poder crear algo y aquí es uno de los sitios en los que hay que tener paciencia y esperar a que maduren las cosas, o mejor, hay que sembrar lo que no se ha sembrado antes y en un campo que hay también que preparar para la siembra.
       Vuelvo a Tikonko porque esta mañana me han prometido que me van a buscar fruta, sobre todo papayas, que estoy buscando para alguien que ha tenido problemas con la tensión y sé que las papayas son una fruta muy interesante como reconstituyente. Mira por donde quien me encuentra la fruta es familiar cercano del que la necesita. Qué coincidencia, quien me había pedido que le busque fruta la va a tener en su misma familia… Cuando al venir a casa, le di una papaya y le dije de donde venía, se mostró muy complacido y me agradeció el que le haya encontrado lo que necesita para su salud.
     Cuando vuelvo a casa, Jos ha salido con unos amigos, y yo, después de consultar el correo y rezar un poco, me voy a la cama, pues me encuentro cansado del ajetreo del día y quiero estar en forma para mañana que nos espera una nueva semana en la que espero poder hacer muchas cosas por unos y por otros.
        Que Ella, cuyo mes vamos a comenzar esta semana, nos guíe y nos oriente en las diversas tareas que tenemos que hacer.

sábado, 26 de abril de 2014

26 de Abril de 2014

Sábado   

Como es último sábado de mes, hoy no se mueve nadie en vehículo antes de las diez, pues se supone que todos están limpiando y adecentando el barrio, así que nos dedicamos también a limpiar la casa y barrer los insectos que llegaron ayer.
       Luego vamos al sitio de peregrinación que tienen los espiritanos a la salida de la ciudad, pues allí hay hoy dos profesiones perpetuas de los “Christian Brothers”, una congregación africana, nacida en Nigeria y que aquí están bastante presentes en la diócesis. Por supuesto, nos ocupa toda la mañana y parte del mediodía, pues las ceremonias son siempre largas, aunque está bien preparada y es participada.
       A la llegada a casa lo primero que hago es cambiarme la ropa, pues estoy empapado de sudor y creo que el lumbago me pudo venir por secarme encima una sudada parecida, así que ahora tengo cuidado y en cuanto puedo me quito la ropa, me ducho, me pongo ropa bien seca y a otra cosa.
       He dormido una buena siesta, pues estaba cansado y después le he dedicado un rato a estudiar y a leer, en especial repetir la misa en lengua local, que siempre en necesario perfeccionar.


viernes, 25 de abril de 2014

25 de Abril de 2014

Viernes

 Se presenta un día con mucho movimiento, pero veremos en lo que va dando, pues muchas cosas pueden cambiar. Por lo pronto por la mañana después de desayunar, me dedico a limpiar la habitación de los insectos y luego a estudiar un rato la lengua, que se va viendo cada vez más complicada, pero que con paciencia iremos dominando.
        Después vamos al encuentro de los religiosos al centro de pastoral, no sin antes darnos una vuelta por los alrededores del pozo que están cavando. La gente está animada y van  a buen ritmo y por suerte el terreno no es difícil de trabajar.
       La reunión en el centro no se hace, pues la gente no se presenta y nos volvemos a casa por el mismo camino, visitando de nuevo a los que trabajan en el pozo y alentándolos en lo que están haciendo.
        Sigo estudiando un buen rato lengua y me preparo para la tarde, pero el obispo me llama y dice que no puede ir hoy a su pueblo, así que uno de los compromisos queda cancelado, lo que me permite tener más tiempo para dedicar a las parejas.
       Voy a Nyalehun, visito a la gente que están en pleno trabajo y nos preparamos para ir a visitar a los de Valehun.  El vehículo se llena, y dejamos atrás todavía a un grupo que espera la venida de un camión que llevará hojas de mandioca que han preparado en manojos, a la capital para el mercado. El trabajo que lleva preparar todo eso no es poquita cosa y los que participan, están agotados del esfuerzo realizado.     
       Al llegar a Valehun el personal no está  presente y los que han venido conmigo van a buscarlos a sus casas. Logramos hacer el encuentro con dos matrimonios, pues los demás no están en el pueblo, y la impresión que recibo es que están interesados y que les harán ver a los que no estaban que es algo que merece la pena. Sigamos rezando y veamos lo que las cosas dan de sí.
       Vuelvo a su pueblo a los que antes llevé a Valehun y en el camino hacia casa el vehículo se vuelve a llenar con los que encuentras en el camino y a quienes voy ya conociendo. Estoy contento de poder ofrecerles el servicio del transporte, en especial a mujeres que van muy cargadas.
       En casa, al oscurecer y con el grupo electrógeno en marcha, ceno en compañía de los muchos insectos que vienen.  Después intento abrir el correo y responder a quien me escribe y también hacer la crónica, pues el hacerla al final del día te permite tener las cosas mucho más cercanas que si lo dejas para días después. 

jueves, 24 de abril de 2014

24 de Abril de 2014

Jueves

Durante la noche nos ha llovido, lo que quiere decir que hay mucha humedad, aunque la temperatura es agradable. Los insectos vienen  a montones a la luz y tienes que barrer varias veces para limpiar el suelo de alas y cadáveres.
        He visitado a los que trabajan en el pozo y he ido con la máquina de fotos, pero por la mañana temprano no hay suficiente luz y por eso he vuelto más tarde, cuando el sol lucía y he podido sacar algunas fotos del trabajo que hacen. Les felicito y les animo, pues lo hacen bien.
       En casa me dedico a estudiar la lengua y por la tarde me voy al pueblo a ver al catequista, que ha ido de viaje, pero encuentro a James, mi amigo, que se ofrece a estar un rato conmigo delante del libro. Hemos hecho lo que hemos podido y por lo  menos nos lo hemos pasado  bien  leyendo, tratando de dar bien los tonos de las palabras y hablando con la gente que pasa por delante de nosotros.
        James es uno de mis más cercanos amigos. Ha tenido serios problemas de presión arterial alta y le he tomado cariño al verle sufrir. Le he llevado y traído varias veces en el vehículo, le he dicho los alimentos que tiene que tomar, le he acompañado en muchos momentos en que estaba solo a la sombra del árbol cerca de la capilla, y ahora le siento muy cercano y agradecido hacia mí. Está viviendo una experiencia muy bonita con su mujer y los dos se encuentran muy contentos en el grupo de las parejas.
       Hoy, 24, conmemoración de María  Auxiliadora, tenemos un recuerdo especial hacia ella y recibimos su bendición, a la vez que le pedimos que su bendición llegue también a todos los que de una u otra forma están en contacto con nosotros.

miércoles, 23 de abril de 2014

23 de Abril de 2014

Miércoles

Los que trabajan en el pozo vienen pronto por la mañana a buscar sus cosas que dejaron aquí ayer. Hoy han trabajado mucho y bien. Por suerte el terreno es menos duro y han avanzado  bastante. Ya se ve bien el montón de tierra que van sacando.
       En un momento llama el obispo que va a pasar por casa. Viene con un plano y para que busquemos sitios donde se puede encontrar agua en una zona de su pueblo, pues parece ser que hay bastantes problemas. Y es verdad que ahora en casi todos los sitios se ve que el agua escasea y justo antes de las lluvias la gente sufre esta falta.
       Tenemos un momento de encuentro y, antes de que podamos comenzar el trabajo, ya le están  llamando por teléfono, que le esperan en su despacho. Hacemos los planos a toda prisa, marco tres sitios en los que se puede encontrar agua y quedamos que el viernes nos vendrá a buscar para marcar los sitios sobre el terreno.
        Al final de la mañana vuelvo al pozo y sigo viendo el trabajo que los poceros hacen. Están bien organizados y trabajan muy bien, por lo que les felicito. Todo esto me ayuda a distraerme y lo hago en los momentos en que ya estoy cansado de estudiar lengua, pues el método que tengo entre mansos lleva su tiempo y cansa.
       Por la tarde, después de haber estudiado un rato, vuelvo otra vez a ver el trabajo en el pozo, salgo a buscar un paquete que me viene de la capital y en el que me llegan las baterías para la cámara, lo que me permitirá desde mañana sacar alguna foto, cosa que siempre anima una crónica escrita.
       Cuando me encontré con la monja que me traía el paquete, también vi a la que se encarga del pozo. El comentario que me hizo es que está encantada con el trabajo que están haciendo y que es una auténtica suerte y gracia de Dios lo que los trabajadores están haciendo y piensa en el servicio que se va a dar a la gente del barrio, en particular a las mujeres. Me uno a sus sentimientos y le doy las gracias a Dios que me permite vivir estas experiencias.

martes, 22 de abril de 2014

22 de Abril de 2014

Martes

Después del desayuno me vienen a buscar los que van a comenzar el trabajo en el pozo del Centro de Pastoral. Me dicen que la monja todavía no ha venido y que quieren comenzar. Les acompaño y vemos las cosas de nuevo sobre el terreno. Miramos otros puntos de agua cercanos y después, marcando la circunferencia del pozo, se comienzan los trabajos, no sin antes por iniciativa de los trabajadores, rezar. Como estoy presente, al final les doy la bendición, deseando suerte a los que trabajan, que encuentren a gua y que haya un buen servicio para los que viven cerca.
       Después me voy a organizar las fotocopias del método de mende, pues en cualquier establecimiento te lleva un buen rato el que te lo hagan. Tengo suerte y en el segundo sitio salen las cosas aceptables. También paso por la gasolinera y lleno el depósito del vehículo. Hoy había carburante, cosa que no siempre hay y no había cola. A pesar de ello he echado la mañana fuera de casa, pero por lo menos tengo la sensación de haber hecho algo positivo.
       Después de comer y la siesta, visito a los que trabajan en el pozo. Me dan buena impresión y creo que el trabajo es bueno. Les animo a que sigan trabajando. Por ahora no hay mayores problemas, la tierra es dura, pero se puede hacer el trabajo  a mano sin mucho esfuerzo.
       Jos está siguiendo el trabajo de los que cortan los racimos de las palmeras de aceite y yo salgo para los pueblos, pues hoy tengo reunión con las parejas, pero antes quiero presentar al catequista el método de mende para que trabajemos juntos.
       En el camino, como ya conocen el vehículo, la gente que va a pie, me llama y les llevo. Hoy en particular una mujer con un fardo bien pesado, me dijo que había visto el cielo abierto cuando vio el vehículo.
       Después de trabajar un buen rato en la lengua, ahora el catequista se  siente más a gusto, pero todavía le cuestan algunas cosas; a las seis, tenemos la reunión de las parejas. Hay algunos que son regulares pero otros, les cuesta venir, por un motivo o por otro, faltan.  La regularidad no suele ser su fuerte. Esperemos que con un poco de paciencia y de buena voluntad, podamos salir de la situación.
        Hoy les dije en un momento que en África las mujeres trabajan mucho más que los hombres y, aunque al principio trataban de defenderse, acabaron reconociendo que es verdad, que la mujer es la primera que se levanta y la última que se acuesta y que el trabajo de la casa y los niños es algo que los hombres no están acostumbrados a valorar.
        Al mismo tiempo que he visto que lo reconocían les he invitado a tomar conciencia de la situación y a colaborar con la mujer en todo lo que puedan, que es la forma de que también ella colabore en el momento en que ellos quieren que lo haga.
        Hay dos parejas que ha venido sólo el marido. Cuando acabamos la reunión acompaño a uno a ver a su mujer. Me dice que la hija está con fiebre y que no la podía dejar sola. Se miran, se sonríen los dos y, el enfado que traía el marido, se ha pasado y las cosas no irán más lejos.
      El otro que tampoco tenía a su mujer está sentado y pensativo. Le digo que se lo tome con calma y que sigan rezando juntos, que algún día llegarán las cosas. Se sonríe y sabe que es lo que tiene que hacer. Además, está muy agradecido a su mujer, pues estando enfermo, ha sido ella la que le ha acompañado y asistido todo el tiempo.
      Vuelta a casa, ya de noche, con el vehículo lleno de gente. Por lo menos haces un servicio a los que viajan y aprovechan que estás tú. La gente también sabe apreciar tu disponibilidad. Y con todo ello doy gracias a Dios porque le siento presente en estas pequeñas cosas de cada día y entre la gente con la que me relaciono y le pido que su resurrección llegue también a todos los que por aquí estamos.

lunes, 21 de abril de 2014

21 de Abril de 2014

Lunes

   Por la noche nos llovió y ha refrescado el ambiente. Sudas menos y puedes dormir, pero la humedad se hace sentir. He lavado ropa y le cuesta mucho secar, lo mismo al mediodía, aunque hace menos calor, la humedad te hace sudar en abundancia.
       Dedicamos el día a organizarnos y poner en marcha algunas cosas, entre otras logro imprimir  el método de lengua mende que tenía en el ordenador y espero que a partir de ahora le dediquemos un mayor tiempo en los pueblos con la gente que sabe inglés. Ellos aprenderán su lengua materna a la vez que me van ayudando a mí a aprenderla también. Y me explico: los que no han estudiado su lengua, pues han ido a la escuela y han aprendido inglés, no son capaces de explicar la gramática. Hablan, pero no escriben ni leen su lengua. Yo les animo a que lo hagan y que aprecien su cultura, pues es la forma de sentirse ellos mismos y de valorar lo que han recibido de su medio.
      Cuando me ven que yo trato de aprender su lengua, también ellos se sienten motivados y hacen el esfuerzo por aprender lo que no han hecho en la escuela. Creo que también esto es una forma de dar dignidad a las personas, apreciar y enseñar a apreciar la lengua y la cultura de cada grupo.

domingo, 20 de abril de 2014

20 de Abril de 2014

Domingo

Como cada domingo salimos temprano después de rezar laudes y dejo a Jos en Tikonko y voy a Valehun.  Allí tengo la agradable sorpresa de encontrar a mucha gente reunida y dispuesta a la celebración. Como es pascua, hoy decimos la misa, que es bien  seguida y participada por los asistentes.
       Después de la homilía y de decirles que espero su reacción, pues aún no se han decidido a pedirme que venga donde ellos, me dicen que me esperan el viernes a las cinco de la tarde para que hablemos de las parejas. Les digo que allí estaré con ellos y me falta tiempo cuando llego al pueblo siguiente para decir a las parejas de dicho  pueblo que el viernes cuento con ellos.
      Suele pasar que la gente se piensa que les  voy a hablar de cosas extraordinarias y se sorprenden cuando me presento delante de ellos con otros matrimonios y son ellos los que les van a contar su experiencia. Esto me parece mucho más realista e impactante, pues es algo que no se esperan ni unos ni otros, pues tanto los que hablan como los que escuchan no tienen la experiencia de comunicarse así y a unos y otros ayuda la cosa, pues unos se sienten sorprendidos y otros reforzados. En fin, recemos para que el encuentro sea provechoso para todos y para que haya un cambio positivo en la vida de las parejas que van a participar en el encuentro.
       En la procesión de ofrendas han presentado arroz y un pollo. En otros sitios suelen darte las cosas ya cocinadas, esta vez le tocará al cocinero preparar lo que nos han dado en vivo y sin cocinar.
       A la vuelta el vehículo está lleno, en particular de críos que vienen a la iglesia metodista a Tikonko y después en el camino de ida al pueblo siguiente también hay gente que se apunta en el viaje.
         Hoy en Nyalehun hay mucha más gente que ayer para la vigilia. Aprovecho para decir a uno que participó ayer en la vigilia que nos cuente cómo lo vivió y si le gustó. La descripción que hace les llama la atención y les da las ganas de participar, cosa de la que me sirvo para animarles a que vengan regularmente.
       Esto es algo que nos puede resultar difícil de comprender a nosotros que no estamos acostumbrados a ritmos de este tipo, pero aquí los que están acostumbrados a la religión tradicional, lo hacen como lo hacen en la tradición; se participa en una ceremonia y luego durante mucho tiempo no se siente otra necesidad, así la regularidad de las prácticas no es una costumbre entre ellos y acostumbrarse a otro ritmo distinto del que tienen no suele ser cosa que ocurre de la noche a la mañana.
        Después de la misa también en las ofrendas nos han presentado dos platos distintos, arroz con salsa. Comparto con los presentes uno de ellos y el otro le traigo a casa por si Jos no ha tenido en su pueblo.
        De nuevo el vehículo está lleno y la realidad es que siempre hay gente que se apunta a viajar. Si por lo menos llevas a quien tiene necesidad, ya es algo positivo, aunque siempre tienes quien te hace el comentario de que llevas a mucha gente, que tienes que seleccionar. Prefiero llevar más que menos y servir a quien lo necesita, aunque a veces abusen de tu disponibilidad.
       En casa compartimos el plato de arroz y me voy a dormir la siesta que ayer no dormí lo suficiente. Hoy he tenido una sensación de haber dormido profundamente y sólo ha sido media hora, pero lo suficiente para sentirme en forma y visitar a la gente de Lembema.
       Tampoco hoy ha habido mucha suerte. Muchos adultos están en Tikonko, hay un evento deportivo y parece que eso priva por aquí como por ahí. De todas formas tengo una experiencia agradable. Cuando los críos han visto que he atravesado el pueblo y he ido con el vehículo a la escuela, han salido hacia allí y nos hemos encontrado a medio camino, yo volviendo de la escuela y ellos yendo. El encuentro ha sido ruidoso y a la gente le llamaba la atención verme rodeado por una cincuentena de críos que me saludan y con quienes apenas tengo más trato que los momentos en los que rezamos cada domingo.
       Después de recorrer el pueblo saludando a la gente y con media docena de críos agarrados de cada mano, volvemos hacia la escuela. Hoy hay un señor mayor que se presenta como católico, del pueblo siguiente al que estamos y que vino a la escuela a este pueblo. Está haciendo una visita y cuando sabe que vamos a rezar se presentó y se puso a hablar a los críos de sus recuerdos en la escuela, a la vez que rezaba con ellos el padrenuestro y el avemaría.
       Yo, como es pascua y siempre están cantando cantos que no conozco bien, les propongo cantar el aleluya, que ellos no  conocen. Menos mal que los adultos que estaban conmigo también me acompañaron y al final logramos hacer que los críos acabaran también cantando aleluya.
      Acabada la oración con los críos sigo un momento con los adultos. Me hacen saber que los que faltan no están en el pueblo y no es cuestión de ir por las casas, porque no están en el pueblo, así que paciencia y esperemos a la semana que viene.
       Si trato de ver el trabajo realizado en este periodo de tiempo, veo luces i sombras, pero tengo algo muy interesante entre las manos, por una parte tengo tiempo y por otra veo que la gente tiene buena disposición, así que veo que lo que tengo que hacer es darles tiempo para que reaccionen y acompañarles y animarles en lo que hacen.
       El mes de mayo está a la vuelta de la esquina y esperemos que con la nueva campaña de rezar el rosario algunas cosas más cambien. Pero primero tendré que ayudarles a rezar el rosario, pues no saben… Y luego inculcarles la devoción a la Virgen. Por lo menos en cada uno de los sitios hay un calendario de María Auxiliadora, que también las imágenes tienen su papel y su importancia, y cuento con su apoyo para llevar a cabo esta labor.

sábado, 19 de abril de 2014

19 de Abril de 2014

Sábado

Salgo tempranito por la mañana, pues la gente reza a las seis y allí me presento cuando van a comenzar a rezar. Hay un buen número y en un momento de la oración intento explicar lo que es el silencio del viernes y sábado santos, al lado de la tumba de Jesús a la espera de la resurrección.
       Después de la oración nos juntamos un grupo de personas y por una parte explico lo que es la ceremonia de la vigilia y por otra vamos distribuyendo a cada uno de los presentes cargos y obligaciones, desde cantos a lecturas, además de otras cosas como el orden y la limpieza.
      Como es la primera vez que vamos a celebrar la vigilia en este pueblo, por una parte la gente está expectante para ver de qué se trata y por otra atenta a las explicaciones de cada una de las partes de la misma. Mientras repartimos encomiendas y ensayamos, también hago comentarios para que la gente pueda comprender y seguir mejor lo que celebramos.
       Me tomo la cosa con calma, pues la gente no tiene prisa y está atenta, así que aprovecho para hacer catequesis a la vez que repartimos tareas y ensayamos los cantos. Me dan las nueve en el pueblo y veo que la gente está contenta con lo que estamos haciendo y espero nos ayude a vivir mejor los oficios de la tarde.
      En casa, paso la mañana ultimando las cosas que necesito y ensayando lo que me toca en la ceremonia. Salgo a buscar una vela un poco más grande de lo normal, ya no digo un cirio, pues en el pueblo me han dicho que no tienen y recorro las tiendas sin encontrar nada. Habrá que suplir con imaginación lo que no encuentras en la realidad. Hago un envoltorio enrollado y le pongo un papel de regalo y en el extremo aparece la vela. Por lo menos es  algo que tiene mucho mayor tamaña y se puede hacer ver por la gente en la procesión. Lástima que la máquina de fotos no esté disponible, pues me he quedado sin batería y hasta el miércoles no tendré la que me envían desde España.
       Después de comer y echar la siesta, salimos hacia los pueblos. Tenemos problemas con una rueda que pierde aire y nos pasamos por el vulcanizador para aumentar el aire en la que pierde. Les cuesta mucho resolverlo, pues en el primer sitio que lo intentamos el compresor de aire no les funciona y ellos nos llevan a un segundo puesto donde finalmente obtenemos lo que deseamos.
      En el pueblo, la gente no tiene prisa y se echa encima la hora sin darse cuenta. Como no está muy oscurecido, tampoco me apresuro, pues cuanto más de noche sea, más vistosa será la procesión.
       Nos reunimos en torno al fuego que hemos preparado en una esquina del pueblo, lejos de la iglesia y con el fuego en plena combustión empiezo explicando las partes de la ceremonia de hoy a los presentes, una treintena de personas, adultos y niños.
       Como no hay velas suficientes para todos, se parten las que hay por la mitad y así tenemos todos un trozo. Bendecido el fuego y con la noche ya bien entrada, aquí oscurece  muy rápidamente, empezamos la procesión, no sin ciertos problemas con las velas, pues hay un cierto airecillo que nos da una sensación muy agradable de frescor, pero que nos apaga las velas con facilidad.
      Recorremos el espacio entre la fogata y la iglesia en plena oscuridad de la noche con las velas encendidas y los cantos; los del pueblo que no participan siguen la cosa desde fuera con respeto.
       La ceremonia la hacemos fuera de la iglesia, pues es demasiado pequeña para que entremos todos y hace calor suficiente para que todos estemos sudando, mientras que fuera el airecillo nos apaga las velas de vez en cuando, pero nos proporciona una agradable sensación de frescor y nos impide sudar.
       Como no hay nadie que pueda hacer el anuncio de la pascua, me toca hacerlo a mí. La gente no se esperaba que iba a ser cantado. Tengo la melodía aprendida de años anteriores, pero lo que me hace falta ahora es adaptarla a la nueva lengua. Me he pasado unas cuantas horas ensayando y  finalmente la cosa sale aceptable y para el gusto de la gente muy bien, pues no se imaginaban que pudiera hacerlo cantado.
      La liturgia de la palabra es tranquila y reposada, obstaculizada por los muchos insectos que vienen a la luz de la linterna, pero los lectores tienen la paciencia de soportar el inconveniente y leer en medio de la noche a la luz de la vela y de la linterna. A cada lectura hago un comentario que ayude a comprender mejor el mensaje que nos transmite. Las lecturas se hacen en inglés, pues no hay traducción en su lengua, por lo que se hacen despacio y con claridad para ayudar a los que tienen dificultades con el idioma.
      Como no hay bautizos, bendecimos el agua y hacemos la aspersión y pasamos a la eucaristía. Hoy lo hago en inglés, pues siendo de noche, con poca luz, con muchos insectos y en tal situación, me parece que intentar leer en su lengua es un sobresfuerzo que no compensa. Mañana con la luz del día será otra cosa y podremos intentar hacerlo en su lengua.
       Varias veces a lo largo de la celebración les he preguntado si están cansados y siempre me han respondido que no. Intento hacer la cosa llevadera para ellos y ayudarles a vivir lo que por primera vez estamos celebrando en su pueblo, la vigilia pascual.
      Empezamos a las siete y a las nueve y cuarto hemos acabado. En ningún momento había mirado el reloj, pues yo también me sentía a gusto con ellos y participando en lo que estábamos celebrando juntos.
       Algunos de los niños que participaban se han quedado dormidos y las madres les llevan a casa dormidos. Los demás nos despedimos hasta mañana. Llevo a los que han venido del pueblo de al lado en el coche y vuelvo a Tikonko, donde Jos todavía está en la celebración. La suya ha durado más de tres horas. Me uno a ellos y a la vuelta a casa  tenemos la sensación agradable de la participación de la gente y su buena disposición. Cenamos y nos vamos a la cama, que mañana nos espera otro día de celebración.

viernes, 18 de abril de 2014

18 de Abril de 2014

Viernes

Nos levantamos un poquito más tarde y después de rezar preparamos lo que nos toca para la ceremonia del día. Primero tendremos viacrucis  y después la ceremonia del viernes santo. El viacrucis hemos quedado que cada pueblo comienza en su sitio y todos nos dirigimos hacia el pueblo central, Tikonko, donde nos encontraremos a partir de la novena estación.
       Dejo a Jos en Tikonko y voy a visitar el primero de los pueblos, Lembema. Aquí hay poco que hacer, pues aún la gente sigue sin organizarse. Habrá que seguir teniendo paciencia. Por lo menos le he dado unas gafas a un maestro de la escuela que me había dicho necesitaba para leer y está muy contento. Hay varias personas con problemas de salud y les animo a rezar y nos veremos el domingo.
        El pueblo siguiente que visito es Valehum. Aquí han organizado la cosa y vienen en procesión por el camino. Meto a mujeres y niños en el vehículo y los traigo hasta el centro y vuelvo a buscar a los hombres que quedaban. En el primer viaje había veintisiete en el vehículo y en el segundo éramos nueve.
       El pueblo siguiente también los encuentro en camino y son una treintena. Acerco algunos al centro y desde allí nos unimos a los del pueblo y hacemos alrededor de un centenar de personas siguiendo el viacrucis.
         Acabamos en la iglesia del pueblo, que hoy sí que está llena y comenzamos la liturgia del viernes santo, que se siegue con devoción, a pesar del calor y de que la gente está cansada, pero resistimos.
         Acabada la ceremonia volvemos a casa. Lo que más echo en falta es un trago de agua, pues he estado largo rato sin beber. Después del agua, vamos a la ducha. Estamos empapados de sudor y la ropa va a remojar para luego ir a la lavadora en el momento que se encienda el grupo electrógeno, pues seguimos sin corriente.
       La experiencia es buena y positiva. Vemos que la gente está interesada y lo que tenemos que hacer es estar con ellos, acompañarles y ayudarles en el camino de la fe. Creo que es una auténtica gracia esto que Dios nos da, el poder vivir con esta gente el camino de la fe y de descubrir al Señor presente en ellos y en los demás y servirles en lo que podamos.
       El resto del tiempo lo dedicamos a preparar las cosas para mañana que tendremos de nuevo encuentro con la gente en los pueblos, primero para ensayar la ceremonia y luego para la celebración de la pascua.

jueves, 17 de abril de 2014

17 de Abril de 2014

Jueves

  Los preparativos para la tarde nos llevan un buen tiempo de la mañana, pues esta tarde tendremos la celebración de jueves santo en los pueblos. Después voy a ver el sitio del pozo que marqué para el “centro de pastoral” y todavía no han comenzado los trabajos. Poco después me vino a ver la monja con el que va a comenzar el trabajo para presentarle y quedamos de acuerdo que comenzarán el martes y que estaré con ellos de vez en cuando.
       La monja del centro de pastoral se ha metido en el trabajo de un pozo y cuando  ha sabido que conozco el trabajo, ha tratado de pasarme el testigo para que lo haga, pues ella no sabe cómo hacer.
       La realidad es que los pozos son diferentes en cada sitio y la forma de trabajar de la gente también cambia, pero haber realizado el trabajo, aunque no sea lo mismo, por lo menos algo tienes como experiencia y he visto que la monja se siente aliviada si me ocupo de seguir a los trabajadores del pozo.
       El calor se hace sentir, y más que el calor es la humedad. Sudas por todos los poros sin hacer nada. Es el momento del año en que esto pasa y aunque sudas mucho, por lo menos la temperatura no es tan alta como en los otros sitios que he estado.
       Por la tarde Jos se queda en Tikonko y yo voy al pueblo del catequista. Hay mucha menos gente que el domingo y hoy los que están son gente convencida de lo que hace. La ceremonia de lavar los pies es algo nuevo para ellos. Los hombres se organizan y al final me tengo que servir de las mujeres como monaguillos, cosa que hacen con disposición y esmero.
       Ellos mismos me dicen que es la primera vez que esta ceremonia se hace en el pueblo y están preocupados por si les voy a decir algo que falte o que no funcione; les pido que no se preocupen que las cosas saldrán y trato de hacer en cada momento comentarios para que la gente comprenda y pueda vivir la fe incipiente que tienen.
       En la homilía, después de haber hablado de la fiesta del día, les he preguntado si hay gente sola en el pueblo y me hablan de un anciano que está solo y que tiene necesidad de que le ayuden. Les hago ver que lavar los pies y servir a esas personas que lo necesitan es lo mismo. Acabamos comprometiéndonos a visitar a esa persona mayor y a socorrerle en lo que necesite, como comunidad es la forma de hacer ver a los otros lo que significa lavar los pies.
        De vuelta a casa nos llueve todo el camino, pero al llegar a la ciudad amaina y en casa ya la lluvia se había acabado.

miércoles, 16 de abril de 2014

16 de Abril de 2014

Miércoles

  La mañana la dedicamos al retiro con los curas, animado por Jos. Hay una charla, tiempo de reflexión y oración personal. A las dos la comida y luego una siestecita en casa y vuelta para la catedral para la misa crismal. Los curas somos una treintena y los únicos de fuera Jos de la India y yo; todos los demás son africanos.
       Comenzamos a las cinco y a las siete y media la misa había acabado, pero quedaban las ofrendas de las parroquias al obispo y aquí se organizó un folklore que no sabíamos cuando iba a terminar. Cada parroquia aparecía con sus dones de todo tipo, desde animales vivos, (cabras, ovejas, gallinas), hasta cacharros, pasando por no sé cuantas clases de comestibles, en especial cosas producidas por los campesinos, aceite rojo, mandioca, ñames, cebollas, sacos de arroz, leña para el fuego, sacos de carbón, racimos de aceite de palma, entre las cosas que recuerdo; también víveres que compras en el mercado, latas de tomate, botellas de agua, papel higiénico, utensilios de cocina, recipientes de plástico y otras muchas cosas que se me pasan.
        La cosa estaba dispuesta de la forma siguiente: el obispo y su vicario estaban delante del altar, sentados en dos sillas y los que traían los dones eran anunciados por los altavoces. Entonces, desde el fondo de la iglesia se organizaba la procesión por el pasillo central y cada parroquia presidida por el párroco presentaba sus ofrendas. La iglesia estaba llena y la gente aclamaba cada parroquia que traía los dones. El obispo los acogía y bendecía al final de cada procesión. Fue muy bonito y vistoso, pues además es algo que la gente sabe hacer muy bien, con cantos y danzas y participación de mucha gente, pues de cada parroquia podrían venir no menos de una decena y algunas más de cuarenta, trayendo cosas en procesión.
        El inconveniente es que se prolongó más de lo que nos esperábamos, pues a las nueve todavía estábamos allí, mojados por el sudor y sedientos por el mucho tiempo sin beber, pero al final acabamos y pudimos llegar a casa, donde antes de poder beber, nos pilló una tormenta pasajera y si por lo menos teníamos sed por dentro, por fuera estábamos bien empapados.
       Tiene la ventaja que podremos dormir mejor, pues aunque haya humedad, la lluvia hace refrescar el ambiente, baja la temperatura y se dan las condiciones para un mejor reposo. Y mañana tendremos insectos, pues cada lluvia despierta los suyos.

martes, 15 de abril de 2014

15 de Abril de 2014

Martes

Preparamos las cosas para la semana, pues luego tendremos poco tiempo; ello no impide dedicar buenos ratos a estudiar lengua, que es uno de los objetivos de momento.
        Al final de la mañana se presenta la monja del centro de pastoral preguntando por mí. Quiere que les marque un pozo en una zona del centro en el que trabaja. Le digo que me haga un plano y ella, muy sorprendida, casi ni se lo puede creer que le diga desde un plano donde encontrar agua en su terreno.
       Después de comer y echar un rato la siesta, voy sobre el terreno y allí, sin mayor complicación, encontramos el sitio para comenzar el pozo. Esto así de simple, es siempre una aventura, pues yo sigo lo que me marca el péndulo, pero no tengo otro punto de referencia. Sí tengo la experiencia que me dice que hasta ahora las cosas han funcionado, y sobre todo, cuando piensas en ayudar a los demás, siempre es muy positivo el trabajo y estás en el camino de acertar.
       Cuando vuelvo a casa, Jos ha salido con el vehículo. Cuando vuelve, me dice que se encontró con una rueda pinchada y que fue a arreglarla. Había una buena punta en la rueda. Ello nos hace salir un rato más tarde hacia los pueblos, pero al final salimos.
       Jos va a preparar la ceremonia del jueves, ya que mañana no podemos y yo voy a la reunión de parejas. Hoy la cosa no ha sido extraordinaria, pues no había mucha gente, pero los que estaban sí han participado y están contentos con lo que viven.
       Hemos venido con gente que trae los dones que mañana van a presentar en la misa crismal para el obispo. Es algo nuevo a lo que no estoy acostumbrado, pues eso no se hacía en los sitios donde he estado. Mañana veremos lo que hay.

lunes, 14 de abril de 2014

Una de Lumbago..

Una de lumbago…                                                                     abril 2014
       Contar lo que te pasa, es tarea a veces fácil, a veces complicada, pero tratar de ser fiel a quien te lee con interés, creo que merece la pena.
         Por  una vez, y sin que sirva de precedente, estoy sufriendo las consecuencias de un ataque de lumbago. No es un caso aislado, pues ya lo he vivido unas cuantas veces anteriormente y me quedan recuerdos para compartir.
       Estando en Kandi, y trabajando en la construcción de una escuela, estábamos recogiendo los ladrillos de tierra pues amenazaba la lluvia y no quería que se mojaran. Me hacía ayudar por los internos de casa, pero no estaban muy motivados y, a pesar de mis ánimos la cosa no movía. Tratando de hacer más de lo que podía, recibí ese toquecito de atención en la espalda, eso que te deja paralizado por unos segundos, pero quise seguir adelante y me vino un segundo golpe. Se me cayó el ladrillo que tenía entre las manos y, resignado, me fui a la furgoneta, me puse al volante y… Que sea lo que Dios quiera, que hoy no doy para más…
       Tuve efectos de larga duración. Fui al hospital y me acogieron con amabilidad los enfermeros que nos conocíamos muy bien y ellos me pusieron en contacto con los chinos, una delegación de médicos cooperantes que trabajaba en el hospital.
       Fue la primera vez que me pusieron las agujas. La acupuntura es algo que siempre había oído hablar como maravilloso tratamiento, pero a mí me dieron unas cuantas sesiones y no recuerdo que la cosa se me pasara a la primera… También tengo que reconocer que tampoco hacía el reposo que me pedían…
       Recuerdo otra vez en el mismo escenario y entonces había visitas,  mi sobrina y Loli estaban por allí y se ofrecieron a ponerme calor en la espalda… Y lo hacían con la plancha. Estábamos en plena acción en la sala de estar y… Tuvimos una visita imprevista… A mí no me importó demasiado pero ellas me lo han recordado varias veces el apuro que se pasaron cuando el obispo apareció de forma inesperada.
      Tengo presente otra que me duró varios días y que aproveché para ver los videos que me habían traído desde España del grupo “martes y trece”. Por lo menos si no te puedes mover, te lo pasas lo mejor que puedes con lo que tienes a mano.
      Otra vez le pedí al coci que me aplicara calor y el pobre estaba tan nervioso que acabó poniéndome la plancha un momento directamente en el cuerpo…  Entre el grito, la quemadura, lo nervioso que estaba el coci, creo que decidimos cambiar de método.
       Y recuerdo otra en la que también estaba Loli por allí y se fue a buscar la máquina de fotos, pero cuando vio los métodos más o menos marciales que utilizaba el masajista y los lastimeros suspiros que me salían, se le acabaron las ganas de sacar fotos…
      Ya van unas cuantas, y estoy seguro que no son todas, pues sé que alguna se me escapa. Esto por lo menos me hace pensar que el lumbago es algo que se repite con una cierta regularidad y que tengo que aprender a vivir con ello. Antes me decían que era porque estaba mucho tiempo en las pistas conduciendo, ahora no estoy tanto y también me ha llegado de forma inesperada. Las causas pueden ser muy variadas y los remedios también, pero para mí pasan por no tomar pastillas, pues no las soporta el estómago.
      Si encuentro la persona adecuada, suelo buscar quien me dé masajes, pues parece ser que es lo que más me relaja y es algo que he hecho varias veces cuando estoy de vacaciones y que sueles llegar con todo el cansancio acumulado por el trabajo que haces, pero en condiciones penosas, pues el calor no te deja descansar y acumulas cansancio y el cuerpo acaba diciendo basta…
      Entre las que se me quedaban en el tintero hay una que quiero contar, pues aún me hace reír el recordarla.  Esperaba el avión para el viernes, pero mi compañero llegaba el lunes por la tarde. Fui a buscarle al aeropuerto y después de haber preparado las cosas, el martes por la mañana él salió de viaje y yo ya estaba libre de cualquier preocupación, momento que aprovechó para llegar de visita el paludismo.
       Miércoles y jueves con fiebre de casi cuarenta, pero el viernes sin fiebre, por la tarde, me metí en el avión. Los efectos secundarios del paludismo, además de otros, suelen ser los calambres musculares… Y entonces tenía todas las posibilidades y los boletos de tener calambres en cualquier momento…
       Para salir del avión en París, una azafata me ofreció una silla de ruedas, pues veía mi dificultad para desplazarme. Se lo agradecí y logré salir del avión por mi propio pie, pero tenía que esperar un rato para el nuevo vuelo y me senté en un sofá en una de las salas de espera. Era de cuatro plazas y me puse en una esquina. En la otra esquina había una señora sentada y, cuando se levantó, también lo hizo el sofá, y yo, con mis problemas de locomoción, me encontré en el suelo, a cuatro patas y con mucha dificultad para poder levantarme.
       Recuerdo que miré alrededor, tratando de guardar la compostura del momento y, como pude me apoyé en el sofá que había vuelto a su posición normal y me volví a sentar, esta vez más hacia el centro y riéndome de lo que acababa de pasarme.
      Como resumen, mis lumbagos son: unos días de problemas motores que se pasan con reposo, calor en la zona, masajes, y la paciencia de reposar en suelo duro.
       Los dolores hay que pasarlos. La incomodidad de no poder moverte la tienes que aceptar y, sobre todo lo que me ha hecho pensar la nada que somos: lo limitado que uno se siente cuando le falta algo con lo que contaba, la libertad de movimientos, y el sentimiento de agradecer a Dios todo lo que nos da y no apreciamos hasta que nos damos cuenta lo valioso que es cuando nos falta…
      Estamos en la segunda semana y todavía los efectos del lumbago se resisten a partir. Es posible que el sudar abundantemente y no secarse el sudor a causa de la alta humedad ayude en la cosa, pero por lo menos me siento mucho mejor y, aunque sigo durmiendo en el duro suelo, por lo menos me puedo pasear y hacer vida normal.
        Esta vez he encontrado en un pueblo a una curandera que me ha dado masajes y un producto preparado por ella que me han ayudado a sentirme mucho mejor. Esperemos que dure el efecto.
       Los pequeños contratiempos siempre son de agradecer, pues nos ayudan a tomar más conciencia de nuestra dependencia y a ponernos en las manos de Dios en todo lo que nos proponemos y  ejecutamos.

14 de Abril de 2014

Lunes

Jos va a ver a los críos de ayer y, aunque tienen sus contusiones, la cosa no parece tan seria y por la tarde ya han venido a jugar con los otros. Menos mal. Ahora estando de vacaciones, se pasan el día aquí jugando.
       Yo he tenido ciertos problemas estomacales, quizás frío cogido por la noche y he tenido que estar cerca del baño, pero la cosa no ha ido a mayores. Por la tarde, después de no comer mucho y una buena siesta, me siento recuperado y, esperemos que no vuelva.

domingo, 13 de abril de 2014

13 de abril de 2014

Domingo

Salimos temprano, como cada domingo hacia los pueblos. Nos acompaña la madre de Daniel, salesiano; es catequista y suele venir con nosotros. Ella disfruta y nosotros estamos encantados de que venga. Su experiencia siempre ayuda.
       Después de dejar a Jos en Tikonko, nos dirigimos a Valehun. Tenemos la experiencia de una “tormenta” en el pueblo y preferimos aceptar la situación y dejamos que la cosa pase. Otra vez será.
       En el sitio siguiente las cosas están preparadas para hacer procesión de un pueblo a otro. Dejo el vehículo en el primer pueblo, andamos hasta el segundo y, en procesión, con los ramos, volvemos aclamando a Jesús. La misa es larga y concurrida. Hay un ciento de personas y buena participación. Van ya varias veces que en las ofrendas nos presentan un plato cocinado, la comida, que hoy me  preocupo de que llegue a casa sin que se caiga el caldo. Era arroz con salsa y carne de pollo. Lo probamos y apreciamos el buen gusto y la buena preparación.
       Ni qué decir tiene que tanto a la ida como a la vuelta el vehículo estaba repleto de viajeros. Siempre es un servicio que tratas de ofrecer a los que lo puedan necesitar y la gente está contenta con ello.
        Por la tarde, después de una buena siesta y ducha, pues hace calor, dejo a Jos con el oratorio en casa y me voy a Lembema. El maestro tiene paludismo y no está disponible. Recorro el pueblo saludando a la gente y al final aparecen una cincuentena de críos y cuatro adultos, entre ellos una pareja con la que hablo y él está estudiando y ella atiende a los críos. Tienen dos.
       Les presento el programa que tenemos para semana santa y les animo si quieren unirse a otro pueblo, visto que aquí no hay mucho que rascar.  Me parece que han estado tanto tiempo solos que ahora les cuesta pensar que puedan estar acompañados. Por lo menos trataré de ser fiel al encuentro y estar con ellos cada domingo por la tarde.
       En casa Jos me comenta que tres críos se han caído de un árbol, se rompió una rama y los ha llevado al hospital. Parece ser que ha sido el susto nada más.

sábado, 12 de abril de 2014

12 de Abril de 2014

Sábado

Por la mañana teníamos reunión de los religiosos de la diócesis, pero acabaron por no venir. Estuvimos esperando una hora, yo aproveché para estudiar un buen rato mende, y luego vinimos a casa, donde nos encontramos con el cura de la parroquia. Quiere que mañana vayamos a un pueblo, pero el problema es que ya tenemos el programa organizado y no nos queda sitio. A veces ves que hay poco previsto lo que va a venir y las cosas se .echan encima y no ves cómo afrontarlas.
       Los críos ahora que están de vacaciones están presentes todas las horas del día y nosotros seguimos con el oratorio. No les importa lo que estemos haciendo estar con ellos o hacer algo que nos toque, rezar, comer, etc.
        Por la tarde he salido con el coci de compras, pues se ha acabado el gas y teníamos que comprar; aquí no tenemos bombona de repuesto. Y me ha pasado una cosa curiosa. En pleno mercado, con gente por todas partes invadiendo hasta la calzada, llego a un paso en el que un poli está controlando. Eso lo digo ahora porque la realidad es que es un poli bajito y no le ves hasta que no le tienes delante del vehículo.
      No sé por qué se enfadó y me vino gritando. Me pidió el permiso de conducir, se lo di, y me dijo que teníamos que ir a la dirección. Imagino que allí sería cuestión de que me pusieran una multa.
       Lo que me llamó la atención fue la reacción del cocinero. Se bajó del vehículo, fue a hablar con el poli, vi cómo le pedía disculpas, se le unió otra persona que no conocía y entre los dos le convencieron para que no me pusiera la multa.
      Ya he vivido tantas trifulcas por el estilo, que estaba pacientemente esperando el desenlace en el interior del vehículo, cosa que acabó pidiéndome una mordida para el poli de un poco más de un euro y medio. Sin pensarlo, le di al coci lo que me pedía y se lo dio al poli; éste me devolvió el permiso de conducir y seguimos nuestro camino a comprar el gas.
       Esta última semana la he dedicado de forma particular a hablar con el cocinero y a tratar de hacerle sentirse a gusto en el trabajo y con las cosas que hace. Cuando estábamos juntos en el vehículo y le di las gracias, sonrió y nos miramos complacidos.
       Le hice la pregunta de si lo que acababa de hacer lo habría hecho por mí hace tres semanas… Me miró, nos sonreímos y seguimos adelante. Luego le dije que las cosas llegan de forma inesperada. Lo que yo había tratado de hacer para que él se encontrara a gusto y motivado en el trabajo, él me lo había demostrado con la reacción que acababa de tener ante el poli. Le di las gracias de nuevo y se sintió muy complacido y contento con la experiencia.
        Yo sigo agradeciendo a Dios que me da tantas ocasiones a cada paso de constatar su presencia en mi vida y en la vida de los que me rodean, a la vez que le pido que sea capaz de verle y servirle en todos y cada uno de los que me encuentre cada día.
       Después dejé a Jos en la parroquia para una reunión del consejo parroquial y yo me fui al pueblo para la reunión de las parejas. Antes de comenzar preparamos las lecturas de mañana, la pasión, y después en la reunión, ves que  las cosas van marchando poco a poco.
       Hoy ha habido una pareja que ha hablado de la experiencia de una discusión y cómo al final han logrado arreglarse sin que la cosa vaya más lejos. Les he animado a intervenir unas parejas con otras y ayudarse en estos momentos, cosa que no tienen costumbre, pero que es muy interesante la ayuda que se pueden prestar.
       El marido de otra pareja ha dicho cómo su mujer ha ido de viaje durante tres días y de regalo le ha traído un perfume. Estaba muy contento del detalle. Imagino que no suele ser corriente el que se haga algo así. El marido de otra pareja que ha tenido problemas de tensión ha dicho que agradecía a su mujer las muchas horas que había pasado a su lado en momentos en los que se sentía muy desolado y que era ella la que había estado a su lado. Es también otra de las cosas que suelen pasar, a los enfermos se les puede dejar solos sin mucha preocupación por ellos.
       Hubo alguna cosa más, pero creo que con estas ya son suficientes por hoy. Veo que la cosa sigue adelante, con paciencia y en pequeños pasos, pero firme y decidida.
       Le doy las gracias a Dios por el lujo que es vivir con la gente, pues son los pequeños y los últimos los que más cerca están de Dios y eso lo puedo ver en cada ocasión que tengo de estar con ellos.

viernes, 11 de abril de 2014

11 de Abril de 2014

Viernes

 mucha humedad ambiental y se siente la pesadez de forma que tengo deseos de dormir. En el tiempo que dedico a estudiar, también cabeceo, pero hacia el final de la mañana hay un buen sol y la vida se despierta de nuevo.
       Viene Paul, el salesiano de Lungi, que mañana ya se vuelve a su casa, para despedirse y los críos del oratorio están por todos los sitios y cada vez más numerosos. Tenemos que dejarlos, pues nos vamos a los pueblos, pero ellos siguen jugando tan contentos con los balones que les hemos dejado.
       Jos se queda en Tikonko para el viacrucis y yo voy al pueblo del catequista. Todavía el lumbago está presente. Voy saludando a la gente por las casas, en especial a las parejas y hay un señor que me viene a ver y me dice: mi mujer es cristiana, yo no, pero me gustaría participar en el grupo… Sin perder tiempo le digo que vayamos a ver a su mujer y nos ponemos de acuerdo: mañana nos encontraremos con los otros matrimonios para la reunión.
       Cuando visito a la familia del que tiene problemas de tensión, me dice que está en Bo, pero me las apaño para arreglar la cosa y que mañana estén los dos presentes para la reunión de parejas. Yo le traeré cuando venga para la reunión.
        Me alegra ver lo contentos que se ponen cuando les hablas del tema de vivir juntos y comunicarse. También he estado con otra pareja que ha tenido sus dificultades. Cuando les hablo, me dicen que ya se acabó el problema y que mañana estarán en la reunión.