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domingo, 20 de julio de 2014

20 de julio de 2014

Domingo

Volvemos a la misma situación de ayer, yo estoy en casa acogiendo a los que vienen a desayunar y Jos con el vehículo levando a un sitio y otro a los que lo necesitan, pero hoy la cosa es mucho más tranquila que ayer.
      Nos presentamos en la catedral, que poco a poco se va llenando de gente. Felicitamos de nuevo al misacantano y comenzamos la celebración que la preside. El obispo está presente revestido de roquete y estola y sigue toda la celebración.            
       Es una primera misa en un domingo, con una celebración festiva, alegre y con buen ritmo, aunque al final fue un poco largo el tema de los discursos de algunos que intervinieron. La homilía compartida y un poco larga, la intervención al final del obispo muy buena y ajustada a lo que conviene. La comida rápida en la residencia de los curas de la catedral y salida hacia casa para preparar las maletas y viajar.
       Hay un poco de lluvia, pero podemos organizar los bultos que transportamos sin mayor problema en la caja del vehículo abierto, pero bien protegidos ara que no se mojen. Se quedan en casa unos jóvenes que han participado en el campamento y que viajarán mañana a su país, Liberia. Cuando salimos nos desean buen viaje.
      El vehículo está completo y el viaje se hace sin contratiempos. Llegamos a la capital y nos reciben con efusión los que están en casa. Mientras hablamos se toma un café y se intercambian noticias. Luego tenemos la oración de la tarde, la adoración y la cena y acto seguido salimos hacia la casa de ejercicios, que está en la capital, pero en lo alto de una colina.

        El camino es regularcillo, hay muchos baches y no está asfaltado, pero pienso que la vista que tendremos mañana será muy bonita y ya disfruto viendo las luces de

sábado, 19 de julio de 2014

19 de Julio de 2014

Sábado

  Nos levantamos un poco más tarde, pues nos espera un día largo y atareado y estar descansados es algo fundamental para hacer bien el trabajo. Jos empieza a moverse con el vehículo llevando gente de un sitio para otro y yo estoy en casa para atender a los que vienen a desayunar, los que han dormido aquí y los que llegan de fuera.
        Nos vamos organizando, el personal desayuna a medida que llega; yo voy conociendo a gente nueva y reconociendo a otros que han venido para la ordenación y en eso se nos pasa el tiempo antes de dirigirnos a la catedral.
        Entre los que llegan están los que vienen de Freetown, Uba, el provincial y otros varios más que traen el coche nuevo para nuestra misión de Bo. Estamos encantados con su llegada y les agradecemos el que nos le hayan traído.
         En la catedral nos vamos reuniendo unos y otros. La misa comienza con un poco de retraso, pero las tres horas y media que ha durado la celebración no se me han hecho largas. Ha habido ritmo y la ceremonia estaba bien preparada. Había unos sesenta curas y por primera vez he visto la catedral llena de gente un día entre semana.
       La comida ha estado bien organizada en diversos sitios. Ha sido un menú común, pero bien distribuido y la gente se ha sentido satisfecha. Los curas comimos en la residencia de los curas de la catedral y luego los salesianos nos unimos a los del campamento que estaban con actuaciones, lo que nos ha hecho llegar a media tarde.
      Vueltos a casa ha comenzado de nuevo el desfile de unos y otros, unos que emprenden viaje y otros que se preparan, pues mañana será la primera misa de los ordenados y después también nosotros partiremos una semana para ejercicios que serán en Freetown.
       Hacer la maleta es algo que no me lleva mucho tiempo, pues no tengo mucho equipaje, pero hay que ponerse y dedicarle el tiempo necesario. Creo que llevaré lo que necesite para vacaciones y ejercicios junto y al final de ejercicios haré la selección de lo que me llevo de vacaciones y lo que vuelve a casa esperando mi vuelta.

      Por lo menos tenemos luz, cosa que no todos los días sucede y hoy nos ha respetado el tiempo, no ha llovido como lo hizo ayer todo el día.

viernes, 18 de julio de 2014

18 de julio de 2014

Viernes

Hoy la cosa va mucho más organizada que ayer con la gente. Estamos en misa con ellos y en el desayuno. La lluvia nos acompaña a lo largo del día en muchos momentos y con frecuencia con bastante intensidad.
       Vienen dos salesianos de Liberia, uno Daniel, cuya madre me acompaña a los pueblos y otro de la India, Linus, bastante mayor que ha pasado mucho tiempo en la provincia trabajando en varias naciones. Celebran la misa en casa y les acompaño en la celebración.
      La lluvia sigue y el provincial, que nos había prometido venir, nos llama para decirnos que vendrá mañana, lo que hace que cambien nuestros planes de los pueblos, pero prefiero mantener los encuentros para rezar con ellos, en especial el de Gbalehun, pues tengo presente las promesas de la gente de Casama.
       Aunque algunos me desanimaban de ir a los pueblos a causa de la lluvia y pensaban que no iba a tener gente, me llevo la agradable sorpresa cuando llego a Gbalehun de que la gente de Casama ha venido. A pesar de la lluvia, han hecho siete kilómetros a pie para venir a encontrarse con nosotros, cosa que a mí me llama la atención y me llena de alegría el verlos, pero lo mismo sucede con la gente de Gbalehun, están sorprendidos de que hayan venido.
       Nos saludamos, rezamos, intercambiamos noticias, los de Casama repiten lo de los treinta años que los curas no han venido a verlos y al final de la oración, como sigue lloviendo, les invito a entrar en el coche y les vuelvo a su pueblo, algo que a todos los presentes les llena de alegría.
        Está lloviendo y la pista está difícil, pero la alegría de encontrarme con gente que ha hecho un esfuerzo por verse con nosotros, me hace olvidar la dificultad y estoy contento de llevarles de nuevo a su pueblo. Ellos lo están también y me dan varias veces las gracias.
       A la entrada del pueblo me muestran el sitio donde se reúnen para rezar, un edificio pequeño, pero exteriormente agradable a la vista. Hoy no me entretengo, pues ando con el tiempo justo y ya lo veremos despacio otro día.
        Llegamos al centro del pueblo y los que nos ven llegar nos dan la bienvenida. Los que llegan están rebosantes de alegría y les hablan a los demás del viaje que han hecho. Creo que es la mejor forma de hacerse conocer, por lo que haces por los demás y el hecho de haberles vuelto a su pueblo es algo que ellos no se esperaban y la gente que les ve llegar tampoco.
           Estoy contento de la respuesta de esta gente, lo mismo que de haberles podido volver a su pueblo y creo que a partir de ahora podemos contar con una nueva presencia donde encontrarnos con cristianos y rezar juntos. El tiempo irá diciendo lo que pasa. Por lo menos creo que se puede repetir lo que hicimos en Gbalehun en la oración: dar gracias a Dios por la nueva realidad que se abre ante nosotros y pedirle que nos asista en el trabajo en la nueva comunidad en Casama.
        Me lleva un buen rato volver, pues los caminos están mojados y es difícil transitar. Cuando llego a Nyagorhun hay unos cuantos que nos esperan. Explico que el provincial no ha podido llegar, lo mismo que lo he hecho antes y rezamos los que estamos en la capilla y algunos que van llegando. Les hablo de lo vivido en el pueblo anterior y en un momento aplauden todos, signo de que están contentos con la noticia.
      Al salir algunos me vienen a despedir, pues son conscientes de que no nos volveremos a ver hasta después de mis vacaciones. Por lo menos les animo a rezar y a que nos tengamos presentes en la oración mutuamente. La madre de Daniel, el responsable de la comunidad, la señora mayor que me ha dicho que quiere recibir el bautismo, me viene a despedir personalmente y me encarga de transmitir sus saludos a mi familia.
       En todos los tramos del camino he tenido pasajeros y hoy de manera especial algunos me lo han agradecido, pues la lluvia era intensa y no tenían paraguas. Creo que es uno de esos días en que te agrada ver a la gente que entra en el vehículo y sonríe a pesar de que estén calados y tiritando, pues aunque haya veinticuatro grados, para ellos es fresco. Hoy se han sumado hasta los polis del control, pues cuando nos ven pasar en el otro sentido, ya cuentan con nosotros como vehículo seguro para desplazarse a la ciudad.
       Volvemos a tiempo de cenar con los del campamento y así no tenemos que ir al restaurante. Hay arroz con pollo bien condimentado y un poco picante, pero que como hay hambre, entra bien.

       En casa, trato de poner las ideas en orden y organizarme, pues mañana será otro día de movimiento con las ordenaciones en particular.

jueves, 17 de julio de 2014

17 de Julio de 2014

Jueves

   Hoy comienza el campamento de la juventud misionera salesiana. Pasamos la mañana en preparativos y por la tarde vamos recibiendo primero algunos salesianos y luego a los jóvenes que han venido en dos vehículos. Para mí es una experiencia nueva y voy viendo lo que pasa. Estoy en casa para recibir a los salesianos que vienen y voy conociendo por una parte viendo lo que acontece por la otra.
       Los diáconos salesianos que el sábado serán ordenados por el obispo, pasan el día con él en un retiro-encuentro, que por los comentarios que han hecho ha sido muy positivo y agradable para todos.

        Tenemos el día pasado por agua, pero estamos en época de lluvias y que llueva es normal. Aunque a la gente no le afecta mucho, pues cuando llueve se ponen a techo y sigue la cosa.

miércoles, 16 de julio de 2014

16 de Julio de 2014

Miércoles

   Hoy el día está un poco más despejado, aunque hay niebla que acaba desapareciendo a medida que se levanta el sol, aunque hay nublados y caen algunas gotas.
       Ayer tuve problemas con el vehículo y hoy me paso un buen rato en el taller con el mecánico. Cambiamos varias cosas y algunas más que habría que cambiar, pero, esperemos para mejor ocasión.
       De vuelta a casa me paso por el centro de pastoral para negociar con la monja aspectos de nuestra comida y al final vemos que es mejor ir al restaurante, pues en el centro van a estar de vacaciones, así que desde mañana, que vamos a recibir gente, iremos a comer al restaurante, que es mucho decir, pues es un chiringuito donde por poco dinero puedes comer; aunque también los hay de más calidad y precio, pero a nosotros nos vale con lo sencillo.
       Jos se ha pasado la mañana preparando cosas en el sitio donde van a reunirse los que vienen para el campamento del fin de semana y está cansado.
       Pronto por la tarde salgo hacia Gbalehun y me acompaña la madre de Daniel, pues hemos decidido volver a Casama, el pueblo al lado del río Sewa. Hoy el vehículo está en forma y hace buen tiempo, aunque la pista está bastante deteriorada por las lluvias, pero se puede pasar.
      Nos acompaña un maestro de Gbalejun, José, pues el otro está esperando la visita de un coordinador de escuelas que va a venir y está también preparando las estadísticas de la escuela y los boletines de algunos alumnos.
      En Casama tenemos distinto recibimiento que el día anterior. Hoy no han aparecido los de las sectas del otro día y sí varios que nos han dicho que son católicos, pero que hace treinta años que ningún cura les ha visitado… Sigo estando sorprendido de la situación y escucho lo que nos dicen, a la vez que les propongo que si ellos son formales y se reúnen, yo me encontraré regularmente con ellos a partir del mes de septiembre.
       Me prometen que lo harán y para empezar me han dicho que el viernes piensan venir a vernos a Gbalehun, pues tendremos una reunión con motivo de la venida del provincial que quiere visitar los pueblos. Ello nos permitirá ver el interés que tienen en que les visitemos.
        Vamos a ver a la autoridad el pueblo, que es una señora, que nos recibe amablemente. Allí me entero que la escuela es una de las cosas que los católicos gestionaban y que esperan que volvamos para encargarnos de ella de nuevo. Es algo que no les puedo dar respuesta y que tengo que consultar con los responsables y ver lo que se puede hacer.
         Me acerco de nuevo hasta el río, que ahora va más crecido que hace dos semanas, pero me dicen que en agosto suele estar más del doble. Hoy lleva un buen caudal y las piraguas están en la orilla. A lo lejos puedo ver una pequeña catarata, lo que hace que el agua pase a cierta velocidad por donde nosotros estamos.
        De vuelta a Gbalejun comentamos las posibilidades que se abren para una nueva comunidad en Casama, pero les digo que es mejor esperar acontecimientos y ver la reacción que tienen y lo serio de sus promesas. Por lo menos en la oración rezamos por ellos y por que el Señor les conceda hacer realidad las promesas que nos han hecho.
         En el camino de vuelta hay viajeros que vienen de las granjas, así como en el de ida una docena de críos que habían traído verduras para el mercado. Unos y otros están contentos de montar en el vehículo y los que vienen de los campos están sorprendidos de vernos rezar el rosario y que lo hacemos en su lengua.
       La madre de Daniel está muy contenta de lo que ha visto y ya le he dicho que si está dispuesta, que en el mes de septiembre cuento con ella para ser la primera catequista de una comunidad largo tiempo abandonada y que necesita alguien que la acompañe. Y los dos pensábamos eso de ir a buscar a las ovejas… y le pedíamos a Dios en el rosario y a la Virgen del Carmen en su fiesta que nos guíe en nuestro trabajo con ellos.


martes, 15 de julio de 2014

15 de Julio de 2014

Martes

Seguimos con los días nublados. Paso la mañana leyendo y estudiando. Por la tarde voy a rezar a Balei, pasando por el pueblo del catequista, donde me paro un rato a saludar a la gente y conversar con unos y con otros, pues el catequista aún no ha venido.
        Hablo con Daniel quien me dice que va a ir a visitar a las parejas que no vinieron ayer a rezar, al mismo tiempo que yo voy al otro pueblo a rezar.
       Cuando llego me encuentro con la gente que vuelve de los trabajos de los campos. Se lavan y algunos se presentan para rezar. Aprovecho ese momento para recomendar a una pareja la nueva que acaba de llegar. Ya lo había hecho anteriormente, pero ahora cuando los dos están juntos, lo escuchan y será más fácil el encuentro posterior.
       Un maestro está en la entrada de la escuela rellenando los boletines de notas de los alumnos que mañana acabarán las clases. El agua ha entrado en las salas de clase y están inundadas. Los pupitres están fuera en el pasillo y allí rezamos los pocos que estamos presentes.

       Seguimos en la misma tónica, tanto a la ida como a la vuelta hay gente en el camino a la que invito a subir al vehículo y me lo agradecen, pues es el ahorro de una buena caminata y en especial ahora que vuelven de los campos cansados del trabajo del 

lunes, 14 de julio de 2014

14 de Julio de 2014

Lunes

  Amanece día lluvioso y gris. Jos  con unos cuantos que vienen, se pasa la mañana limpiando la casa de al lado en previsión de que haya salesianos que vengan para las ordenaciones y el campamento juvenil.
       Voy a pueblos pues quiero estar cerca de las parejas en los últimos momentos que tengo con ellas. En el camino me encuentro con un maestro de Balei y le llevo hasta su pueblo para así poder saludar a la pareja que traje ayer. Ella está en la casa de al lado y él llegaba en ese momento del campo. Les he prometido que mañana nos encontraremos en el pueblo para rezar juntos.
        En el pueblo donde toca la oración hoy hay dos parejas que andan un poco por libre, pero que por lo menos ayer estuvieron en misa. Hoy hemos estado en su pueblo, pero no les hemos visto. Paciencia y esperar que las cosas vayan mejorando. Otras parejas intentarán seguirlos y hacerles ver la importancia de rezar juntos y encontrarse con los demás.

      Lo mismo a la ida que a la vuelta he tenido viajeros y en general están muy contentos, pues como amenaza lluvia en cualquier momento, viajar es complicado, pues te puedes calar en poco tiempo y encontrar un vehículo que te lleve es un gran alivio.

domingo, 13 de julio de 2014

13 de Julio de 2014

Domingo

   Es domingo y desde la mañana las cosas van rápidas. Vamos a Tikonko y dejamos a Jos. Hoy viene con nosotros la madre de Daniel, el salesiano cura, que nos ha acompañado otras veces y que nos echa una mano con los cantos y también interviene a veces ayudando en la traducción o con comentarios.
           Hoy cuando íbamos a Valehun me ha hecho un comentario que me ha llamado la atención, y es que no coja en el vehículo a quien lleva un machete en la mano… Está pensando en mi seguridad y me hace ir hacia atrás a los tiempos vividos de la guerra. Yo le agradezco el comentario y le pido que me haga todos los que le parezca, que cuando me habla me estoy imaginando que ella habla a su hijo y yo también trato de recordar los consejos que me daba mi madre.
       Luego, en el pueblo, mientras estamos saludando a la gente le hago ver que cuando alguien entra en el vehículo es generalmente una gran alegría y eso es un predisponerse favorablemente a que un día vengan a la iglesia. Le hago ver que es lo mismo que hago en el pueblo al pasar saludando a la gente. Primero nos conocemos y puede que más tarde vengas a ver lo que se hace en la iglesia, en particular en un pueblo donde hay muchos de religión tradicional, que son los más dispuestos. Ella comprende la situación y prometemos seguir con nuestra comunicación.
       Como de costumbre les cuesta venir a la hora, pero al final hay un buen número y cada vez hay más adultos. Hoy para ilustrar las lecturas les cuento un cuento que siguen todos con mucho interés y me prometen que van a venir a rezar el miércoles y el viernes.
        Al finalizar la oración descubro que lo que habían prometido la semana pasada se cumple, el maestro está esperándome con su mujer y sus pertenencias y los traslado a su pueblo de residencia. Para mí es una alegría el ver que lo que el maestro esperaba se empieza a realizar. Ahora encargaré a otra pareja que les siga de cerca y les ayude a rezar juntos.
       En el segundo pueblo la lluvia amenaza y acabamos teniendo que entrar en plena celebración en la pequeña capilla. Por suerte no va muy lejos y luego luce el sol, pues hay gente que está al exterior.
         Repetimos el mismo esquema de celebración y el cuentecito que la gente sigue con interés, lo mismo que prometen rezar y escuchar la Palabra de Dios durante la semana. Aquí sigue aumentando el número de adultos que vienen y se ve que las cosas van progresando.
        Al final de la celebración el vehículo está lleno y es que hay una reunión de los líderes de las comunidades en Tikonko y se han puesto de acuerdo para que los traslade. Me da gusto ver cómo son capaces de organizarse y de responder a sus compromisos.
        Volvemos a casa, comemos, echo la siesta y rápidamente me vuelvo para participar en la reunión, al menos que me vean y que sepan que estoy con ellos. La lluvia es persistente e intensa y el camino complicado, pero la alegría de estar con ellos merece la pena y el ver que se sienten apoyados también es algo a tener en cuenta.
        Acabada la reunión voy a Lembema, el pueblo de las sorpresas y hoy el maestro está indispuesto y no viene a rezar, pero yo me paseo por el pueblo cuando la lluvia ha cesado y los críos me acompañan saludando a la gente. Como ha venido el catequista, es él quien dirige la oración y juntos leemos la Palabra de Dios. De nuevo les cuento la historieta y todos siguen con atención, prometiéndome que van a rezar y leer la Palabra de Dios durante la semana.
       A la vuelta de nuevo está lloviendo. En camino cogemos a los que vienen a pie y mojados, cosa que agradecen y, llegados a destino, dan las gracias efusivamente. De vuelta a casa estamos en las mismas, llueve abundantemente, el camino está difícil, pero por suerte nada hay que me impida llegar a casa tranquilamente.
          En casa, cansado y contento del día doy gracias a Dios por la experiencia vivida en todos y cada uno de los diferentes encuentros que he tenido, por tantas personas con las que me he cruzado hoy y por todo lo que hemos compartido y vivido juntos y le pido que así como lo hemos hecho hoy aquí, un día todos juntos lo hagamos con Él.


sábado, 12 de julio de 2014

12 de julio de 2014

Sábado

  Después de desayunar Jos va a Tikonko y yo hago la limpieza y de los sábados y pequeñas cosas de la casa. A su vuelta voy a buscar dinero al cambista. Aquí se cambia dinero en el banco, pero también lo cambian en la calle y la proporción es mucho más interesante en la calle. Al principio me parecía imposible, pero las cosas funcionan así por aquí.
       Después de comer y echar la siesta, voy a los pueblos. Hoy toca reunión con las parejas y para comenzar me llevo a unos cuantos críos que vuelven del mercado donde han llevado verduras para vender. Tienen los canastos donde las han traído.
       Empezamos con dos muchachas, pero ellas me van diciendo a lo largo del camino los que vienen delante para que les recoja, hasta que el vehículo está lleno… Es una alegría para ellos que vuelven cansados y para mí el poder llevarles después del esfuerzo que han hecho para venir cargados hasta el mercado.  
       En la reunión de parejas primero me lo tengo que tomar con clama. Hemos ido a buscar a las granjas a los que la semana pasada no vinieron. Uno había ido de viaje y el otro estaba secando gari (mandioca rallada) en la granja, en plena faena, sudando la gota gorda, pues el trabajo se hace sobre el fuego y en una gran masera metálica, se trata de remover la masa de forma que el calor seque la mandioca que está totalmente llena de agua. Por supuesto no puede venir.
      Para la reunión estamos tres parejas y media. Rezamos y comienza la sesión con comentarios sobre los que hemos visitado y la conciencia de saber que cuando yo no esté, pues iré de vacaciones, les toca a ellos continuar las reuniones, cosa que me prometen y yo les recuerdo que prometer parece ser la especialidad de aquí, para luego no hacer. Ellos me aseguran que con ellos no va a ser así.
        Por lo menos hay algo de positivo, pues una pareja hace el comentario sobre cómo ha visto que otra pareja, en el momento en el que el marido estaba dispuesto a comenzar una pelea, cosa que se suele dar con cierta frecuencia, la mujer le persuadió de que no se peleara y él hizo caso y ahora en la reunión comentaban que estaban muy contentos de ello, tanto el marido por no haberse peleado, como la mujer por haber sido escuchada por el marido.
       También las otras parejas decían lo mismo, que el rezar juntos les ayuda a comunicarse y eso es importante, pues en momentos en que uno puede hacer algo que está mal, el otro le puede aconsejar y hacerle cambiar de parecer. Esto lo reconocen como un logro importante y que se está haciendo cosa corriente en ellos.
         Para finalizar rezamos y les doy la bendición. Les deseo que se tomen las reuniones en serio en el tiempo de mi ausencia y me prometen que lo harán y que a mi vuelta serán más numerosos. Por lo menos algo tiene de positivo el deseo, esperemos que se haga realidad.

       Mi sensación es que hay que tomarse las cosas con calma, pero la realidad es que para ellos el cambio que se está produciendo es muy significativo. Quizá me gustaría que las cosas fueran más rápido, pero sé que tengo que adaptarme al ritmo de cada pareja y apoyar y acompañar los esfuerzos pequeños o grandes que hacen y siempre reconocer como una auténtica gracia de Dios el que pueda vivir con esta gente una experiencia tan singular para ellos y tan interesante para mí; y, por supuesto, agradecer a Dios el que pueda estar disfrutando de su presencia con estas parejas.

viernes, 11 de julio de 2014

11 de Julio de 2014

Viernes

  Durante la noche ha llovido un poco, cosa que suele pasar todas las noches, y la mañana aparece neblinosa, pero el sol acaba imponiéndose a pesar de que de vez en cuando caen unas cuantas gotas.
        Hoy voy a clase y llevo el ordenador para mostrar al profe algunas fotos de las que hemos hablado y en el transcurso de las fotos ve que utilizo el ordenador en los pueblos para hacer ver imágenes a la gente, cosa que le llama la atención y me dice que piensa utilizarlo también en lo que él está montando para que la gente aprenda lenguas. Le digo que me parece una buena idea y que así la gente se sentirá animado y podrá tener una experiencia diferente de lo que se suele hacer hasta ahora.
         Nos pasamos la mañana juntos, pues él ha acabado las clases en la uni y no tiene prisa y a mí me encanta cómo me explica las relaciones familiares, la manera de proceder cuando se arregla un matrimonio, tanto en la forma tradicional como ahora que hay cosas nuevas; cómo se cultivan los campos, muchos de ellos se trabajan en común; y donde duerme la gente durante las lluvias y otros muchos temas que me ayudan a comprender mejor la forma de hacer de la gente. Creo que es una suerte tener una persona que te muestre los usos y costumbres de su etnia y así te abre las puertas cuando quieras tratar con ellos, pues sabes la forma de hacerlo, que es particular para cada grupo.

       Hoy por la tarde no voy a los pueblos, pues donde va a ir el catequista ya he ido dos veces y no es necesario que vaya. Aprovecho para leer y preparar cosas, pues hay que ir pensando en las maletas para las vacaciones.

jueves, 10 de julio de 2014

10 de julio de 2014

Jueves

     Ya hace varios días que necesitamos cambiar una pieza del coche y no acabamos haciéndolo, pero cada vez se nota más el problema y hoy hemos decidido cambiarla. Por suerte la encontramos en la ciudad y el mecánico nos la cambia, de forma que por la tarde puedo ir a los pueblos y el coche es otro distinto del de ayer.
      Por la mañana ha venido a vernos Paul, un salesiano de aquí que trabaja en Lungi, pero que está por aquí porque su padre ha tenido problemas de salud y le acompaña al hospital. Él mismo anda con paludismo y se le ve cansado. Hablamos un ratito y luego se va a sus quehaceres.
      Por la tarde voy a los pueblos con el deseo de comprobar si la nueva pieza en el coche hace que las cosas cambien, algo que es manifiesto. Hoy voy al pueblo del catequista, saludo a la gente, pues el catequista aún no ha venido del campo y cuando llega, se prepara y nos vamos a Yoviama, un pueblo en el que ya estuve otra vez y al que se va a pie, atravesando el riachuelo que ahora lleva bastante agua.
       Cuando llegamos saludamos a la gente. Voy casa por casa y en particular recuerdo que había un ciego y cuando pregunto por él, rápido sale de casa y me viene a saludar. Estamos un rato hablando y luego hacemos la oración. El evangelio es leído y luego la gente participa en el diálogo que el catequista suscita.
         Al final de la oración, al darles la bendición, les digo que de la misma forma que los domingos nos vemos en el otro pueblo para rezar, hoy he querido venir para rezar con ellos en su pueblo. Están muy contentos de lo que les digo y espero que eso incremente su presencia el domingo.
       También hay un muchacho que va a la escuela que me ha pedido un calendario para rezar en el pueblo, como hacemos en los otros. Es el muchacho quien dirige la oración, pues los adultos no saben leer. Trataré de no olvidarme y el domingo cuando venga a la misa, entregarle lo que me pide, a la vez que encomiendo el pueblo “a la que lo ha hecho todo”.
        El tiempo es bueno, la temperatura es agradable, luego he visto que el termómetro del vehículo marca 26 grados, y no se suda, algo muy de apreciar.

       La vuelta sin problemas, atravesamos el río antes de que anochezca y el vehículo se encarga de volvernos a destino, siempre con algunos que se apuntan en el camino, los que vuelven de los campos y otros que vienen a la ciudad.

miércoles, 9 de julio de 2014

9 de julio de 2014

Miércoles

     Se ha pasado una buena parte de la noche lloviendo y continúa la mañana. Jos va a Tikonko y Peter se levanta tarde. Tiene catarro y está muy cansado y ha aprovechado para dormir un poco más.
        Hoy no voy a clase, pues no tengo vehículo y buscar una moto lloviendo no es plan, primero porque no la vas a encontrar, pero es que tampoco me quiero mojar, que luego me puede venir un paludismo…
       Después de que ha parado un rato de llover salgo a la ciudad a hacer compras. Necesitamos reponer la despensa pensando en los que vendrán a visitarnos.
        Cuando vuelvo, Jos ha ido a una reunión y Peter llega tarde a la hora de comer y los dos van a un funeral por alguien de la parroquia de la capital que es de un pueblo de por aquí cerca.
       Por la tarde me voy a pueblos. Sigue lloviendo más o menos intensamente, dependiendo del momento y el camino está muy mojado y es dificultoso moverse así, pero como ya lo conozco, también se hace más fácil.
         Hoy he ido a Valehun. Uno de los maestros está saliendo de un paludismo y el otro está haciendo los libros de notas para la escuela, pues mañana dan los boletines de notas y comienzan las vacaciones.
        Como sigue lloviendo de forma intermitente, me quedo un buen rato con los maestros y hablamos de muchos temas. Uno de ellos es un poco la historia de los católicos en el pueblo y descubro cosas muy interesantes. Todos los católicos vienen de otros grupos religiosos, cada uno con su experiencia y sus vivencias, especialmente de sectas, con todo lo que conlleva de mezclas de ritos y creencias.
        Esto me hace mucho más consciente de la necesidad de un catecismo serio y sistemático de forma que puedan llegar a distinguir entre una cosa y otra. Me decía uno de los maestros que viene de la iglesia neoapostólica y que de vez en cuando en su pueblo todavía participa y comulga, que el cura de esa iglesia tiene dos mujeres y que le reciben sin problemas.
       Me pasé un rato explicándoles la diferencia entre lo que es un cura católico y lo que son los de las sectas. No sé si al final entendieron algo, pero yo por lo menos he comprendido que tengo que pasarme muchos ratos con ellos  escuchándoles y luego poniendo en claro las cosas que no saben porque nunca se las han explicado.
        Uno de los maestros, que tiene dos mujeres, me ha dicho que está decidido a optar por una y rezar juntos y tratar de ponerse en regla mediante el matrimonio. Le he deseado buena suerte y que Dios le guíe.
        En estos temas suelo ser respetuoso con las decisiones de cada uno y trato de comprender las opciones personales que toman. En el grupo de las parejas pido que haya monogamia, pues creo que es la forma de poder mostrar lo que nos presenta el evangelio, pero a la vez respeto las confesiones de cada uno y hay parejas que son uno cristiano y otro musulmán y creo que es una riqueza para todos favorecer la convivencia de varios credos.
       Hoy poca gente ha ido al campo, pues la lluvia no permite realizar las faenas y se lo toman para descansar, que también de vez en cuando es saludable. La gente está en casa durmiendo y de vez en cuando ves alguno pasar y te saludan.
       La oración ha sido como los otros días, una veintena de personas, mitad adultos, mitad niños y nos hemos pasado un buen rato con la explicación del evangelio que era del envío de los discípulos a predicar.
        Me han dicho que en mi ausencia, pues les he dicho que iré de vacaciones, van a rezar continuamente por mí, hasta que vuelva. Les he prometido hacer lo mismo por ellos y, cuando vuelva, lo haremos juntos, cosa que les ha satisfecho.
        Se ve el trabajo que se hace con ellos. Poco a poco las cosas van cambiando y hay gente que se va haciendo consciente de la situación. A mí la conversación de esta tarde con los maestros me ha abierto muchas perspectivas y me ha ayudado a comprender un poco mejor lo que pasa en el pueblo y cómo muchos siguen con la tradición y vienen a la iglesia, pero les hace falta el catecismo y tiempo para asimilarlo.

         En el viaje, tanto a la ida como a la vuelta ha habido viajeros, ahora menos porque la gente está en los campos, pero los que vienen de los campos agradecen que se les traiga hasta el pueblo cuando les encuentras en camino.

martes, 8 de julio de 2014

8 de julio de 2014

Martes

      Por la mañana se presenta Peter, el cura de Freetown que viene con otros tres jóvenes y materiales para organizar el camping que vamos a tener aquí con gente joven dentro de dos semanas. Las cosas se van acercando y hay que tener todo atado y bien atado.
        Después de descargar las mercancías que traen y desayunar, salen corriendo, pues el programa que tienen es cargado. Deben visitar a mucha gente y tratar de poner en marcha a los que van a participar en el camping como organizadores.
       Por la tarde voy a Balei, pues es el pueblo en el que se reúnen para rezar los martes. Primero me paro en el pueblo del catequista y saludo a la gente e intercambiamos noticias. Peter ha venido a saludarles y están contentos, pues le conocen de años anteriores.
        En el camino me he encontrado con un maestro y juntos vamos hasta su pueblo. También encuentro al otro maestro que viene en dirección del pueblo del catequista, pero al verme se vuelve y tratamos de visitar a la gente en sus casas, pero hoy hace muy buena temperatura y luce el sol, con lo que la mayoría de la gente se encuentra aún en los campos.
       Por lo menos saludamos a los que están presentes y rezamos un pequeño grupito. Unos días más, otros menos, pero creo que vamos creando ambiente y en los diferentes pueblos la oración se va poniendo en marcha.

         De vuelta a casa, otra vez tengo viajeros y hoy hasta los polis del control se suman al pasaje, así como dos señoras que venían andando y a las que he invitado a entrar, cosa que les ha sorprendido mucho… Otro de los pasajeros les explicaba en su lengua que quien les llevaba era el cura que rezaba en los pueblos, pues parece ser que el que se les coja en un vehículo no es nada normal por aquí y menos anochecido. Al final las señoras me han dado las gracias muy amables.

lunes, 7 de julio de 2014

7 de Julio de 2014

Lunes

La mañana aparece con niebla, pero más tarde el sol despeja la niebla y aclara el día, aunque de vez en cuando caen unas gotas.
        Voy a clase y el profesor me explica unas cuantas cosas a partir del texto que le presento del evangelio del domingo que viene, la parábola del sembrador. Lo tengo en su lengua, pero los que lo han traducido no han tenido muy en cuenta las reglas gramaticales y han hecho la traducción bastante por libre, según el parecer del profe.
        La realidad es que nos pasamos más de dos horas en clase y el tiempo se me pasa volando. Al salir voy a hacer unas fotocopias y al volver a casa ya casi es hora de comer y con ello se nos ha ido la mañana.
       Los lunes no suelo ir a los pueblos, pero hay un sitio en el que unas parejas han comenzado a fallar y quiero visitarles en su salsa para ver lo que pasa, pues no han venido el domingo a la oración y espero que hoy estén en su pueblo.
       En el camino hacia el pueblo del catequista me encuentro a la madre de Daniel que ha venido al campo y que vuelve para casa. Me da una enorme alegría, pues es la señora mayor que viene regularmente a rezar y que me ha dicho que quiere el bautismo. Tiene problemas para entrar en el vehículo, pero la ayudo y se siente feliz.
        En cuanto entra en el vehículo, viene con tres niñas que traen cada una su saco donde llevan buen peso, empieza a llover. Me alegra el poder tener a la señora mayor en el vehículo al abrigo de la lluvia. Ella me mira y se sonríe. Imagino que para ella mi aparición ha sido un don del cielo.
        Cuando llegamos al pueblo, aparco el vehículo enfrente de su casa y su hijo está sentado a la puerta. Se le ve cansado del trabajo del día, y está muy sorprendido cuando ve a su madre aparecer sonriente. Ella nos ofrece su paraguas, pues sabe que vamos a ir a rezar a otro sitio.
          Voy con el catequista y me acompaña Daniel, del grupo de los matrimonios; pero las parejas no se presentan tampoco a la oración en el pueblo. Están en su finca y parece que les interesa más el trabajo en la granja que cualquier otra cosa. Daniel se encargará de hacerles una visita en la granja.
         Son las sorpresas que te llevas cuando no lo esperas. Por una parte les ves que vienen a la reunión de parejas y están contentos y convencidos del bien que las reuniones les hacen, pero por otra, la ignorancia de no saber distinguir entre lo importante y lo accesorio, dar al César lo que es del César, pero a Dios lo que es de Dios. No vienen a misa el domingo. Y ves que hay que tomarse las cosas con calma y hacer el catecismo que no han hecho y no dar nada por sabido, sino acompañarles en la situación en que se encuentran.
       En el pueblo viene a rezar con nosotros una pareja, que ninguno de los dos hablan una palabra de inglés, pero que veo por lo que van hablando y entiendo en la conversación que son una pareja seria y formal. Me dice, nos dicen, a Daniel y a mí, que van a venir a la reunión de las parejas y les pregunto por qué no vienen a rezar con nosotros, a lo que me responden que son metodistas y que el domingo van a su iglesia a Tikonko. Entonces me doy cuenta del por qué no los conozco. La verdad es que me han causado una muy buena impresión y estoy contento de tener a más gente de distinto credo entre las parejas, creo que es una gran riqueza y que ayuda mucho en las buenas relaciones entre la gente de diversos credos.
          Volviendo a casa traigo a un par de chavales de la escuela que vienen con dos sacos de mandioca bien pesados. Ellos están muy contentos de haber encontrado un medio que les ahorre el esfuerzo del transporte durante varios kilómetros.

         Tanto a la ida como a la vuelta he tenido gente en el vehículo. Siempre hay quien está en camino y procuro ofrecerles la posibilidad de desplazarse conmigo. Ver la sonrisa que tienen en los rostros y la alegría que les produce el que se les lleve en el coche, es algo que compensa cualquier otra preocupación o inconveniente que te puedan causar y a mí me hace sentirme bien el ver que la gente está contenta. Algunos te dan las gracias, otros no te dicen nada, pero por lo menos sabes que les has hecho un servicio y su sonrisa es pago suficiente a lo que les has hecho.

domingo, 6 de julio de 2014

6 de julio de 2014

Domingo

Como cada domingo la salida es temprana. Dejo a Jos en Tikonko y me encuentro con un grupo de gente que me espera en el cruce. Han venido tres parejas y han traído a dos miembros de la familia de la mujer para el encuentro, pues de otra forma las cosas no se podrían solucionar. Han cumplido lo que me prometieron el viernes y les felicito.
        Vamos haciendo nuestro camino y el vehículo al subir una cuesta se ahoga. La pieza que necesita cambiarse hace que de vez en cuando falle. Me lo tomo con calma, descendemos despacio y de nuevo atacamos la pendiente y esta vez sí las cosas funcionaron.
       En Valehun el ersonal está sorprendido al ver llegar un grupo de gente numeroso. Yo me dedico como otros domingos a saludar a la gente por el pueblo y ellos se encaminan a la casa de la interesada y comienzan las negociaciones.
        Hoy les cuesta venir a la iglesia. Comenzamos con retraso y hay una veintena, pero luego ya se ha triplicado la asistencia y la oración es un momento distendido en el que tratamos de agradecer a Dios lo que cada día nos da y las gracias que le podemos dar de manera especial el domingo, hoy los pobres y los pequeños.
       Voy recordando las diversas imágenes que les he presentado a lo largo de varios domingos y ellos me siguen y reconocen que hay cosas que vamos conociendo de Dios y que aún nos quedan muchas otras por conocer. La realidad es que vamos haciendo catecismo y lo que intento hacer es recordar lo que hemos ido viendo durante las semanas precedentes.
       El ambiente es bueno y agradable, Rezamos por los que están reunidos en negociaciones y al finalizar, unos a sus casas y otros al vehículo, que nos espera el pueblo siguiente. Por lo menos me dicen que la reunión ha sido positiva y que se ha llegado a un acuerdo que el domingo que viene se hará efectivo, la mujer seguirá a su marido después de la oración del domingo que viene.
      En el camino de vuelta los ánimos están contentos. La gente interviene en la conversación y se nota que están alegres. Para mí es una de las experiencias que el grupo de matrimonios necesita experimentar, darse cuenta de la fuerza que tiene un grupo cuando están unidos y persiguen un objetivo común. Yo le doy gracias a Dios porque creo que vamos haciendo etapas en el camino de trabajo con las parejas.
       En el otro pueblo, hoy Balei, la gente está rezando con el catequista y luego ensayan cantos antes de comenzar la misa. Hay un buen número de gente y se va aumentando por momentos con los que llegan de diferentes pueblos.
        En la misa repito las mismas ideas que he desarrollado en el pueblo anterior y la gente más o menos me sigue de la misma forma y comprenden que venir a misa y hacer catecismo es algo que necesitamos para conocer más a Jesús y su mensaje.
       Al final de la oración hay una reunión y muchos participan. En el vehículo entran las personas ancianas y las madres con niños pequeños. En Tikonko encontramos de nuevo a Jos y cuando llegamos a casa amenaza lluvia y estamos cansados, de forma que preferimos comer algo en casa mejor que ir a un restaurante donde tienes que esperar mucho rato.
        Después de la siesta voy a Lembema, el pueblo de las sorpresas. Hoy la mayoría de los hombres han ido a otro pueblo donde hay un velada fúnebre por el hermano de uno de los maestros del pueblo que ha muerto, lo que hace que la oración no se haga, aunque sí aprovecho para darme unas vueltas por el pueblo, saludar a las personas mayores y estar en todo momento circundado por un enjambre de niños que continuamente me rodean y me acompañan por todas partes.
       Cuando decido volver a casa, llegan varios de los que estaban en el pueblo donde ha muerto el hermano del maestro, les saludo y la lluvia nos hace separarnos. Entonces viene alguien a pedirme si puedo llevar un enfermo al hospital, le digo que sí y, después de esperar un buen rato, me vienen a decir que la situación no está clara, que tienen que esperar a que venga el hijo del campo y que puedo irme.
       La vuelta a casa con un poco de lluvia, pero tranquila y sosegada. Intento echar carburante en el vehículo y están descargando en el depósito bidones de doscientos litros que una furgoneta ha traído. Como no tengo prisa me espero un rato y observo la operación, algo que no me esperaba, pero que en estos contornos siempre es posible.
       Como me conocen, pues es el sitio en el que suelo llenar el depósito me dicen que qué quiero y, como veo que están ocupados y no tengo prisa, les digo que sigan descargando, que cuando acaben ya me servirán, que no tengo prisa, cosa que les complace y a mí me permite observar con todo detalle y en primera línea la técnica depurada que tienen para vaciar los bidones de doscientos litros en el depósito de la gasolinera.
        Son las pequeñas cosas de cada día que te hacen ver qué diferente es lo que vivimos en cada sitio. Esto que he visto aquí, no me imagino poderlo ver en España ni siquiera imaginarlo. Lástima que no tenía la cámara para tomar unas cuantas fotos.

         En casa tenemos luz, lo que me permite hacer la crónica con una cierta tranquilidad, pues otros días estoy mirando el tiempo que le queda a la batería, y también oigo el ruido de la máquina de lavar, pues he aprovechado para hacer la colada.

sábado, 5 de julio de 2014

5 de julio de 2014

Sábado

Hoy nos ha invitado una monja que da clases en la universidad a participar en un encuentro con un grupo de estudiantes que están interesados en la cooperación y quieren saber de primera mano el trabajo que los salesianos hacemos con la gente.
         El encuentro ha sido agradable. No había mucha gente, pero sí estaban muy interesados en ver y conocer lo que hacemos en concreto. Todo ha sido alrededor de la mesa, donde la monja hacía de cocinera y anfitriona y los demás participábamos. Había varios cristianos y por lo menos un musulmán, que como están en el ramadán, no participaba en la comida.

         Hemos venido a casa más de las tres. He echado un rato la siesta y luego me he distraído preparando las cosas para mañana, entrenándome en la lectura de los textos en lengua mende y viendo los apuntes de la clase.

viernes, 4 de julio de 2014

4 de Julio de 2014

Viernes

Hoy se ha ido la luz por la noche y no ha vuelto. Hemos tenido que usar el grupo por la mañana, que amanece nublada, pero sin lluvia, que ya la hemos tenido por la noche.
        En clase el profesor de lengua me presenta un método de aprendizaje de la lengua que está editado por el gobierno y pasamos mucho rato viendo cosas que aparecen en él, además de otros aspectos de la cultura y las sociedades tradicionales.
         Viene a visitarnos Augustine, el salesiano coadjutor y come con nosotros; después se va a hacer algunas visitas a conocidos.
      Hoy el tiempo está más fresco que otros días y se puede dormir sin sudar mucho. Me echo una buena siesta y luego voy a Nyagorehun para la reunión con las parejas.
       El vehículo responde bastante bien, no hay problemas con la pieza que hay que cambiar y siempre hay gente en el camino que te pide que les lleves. Hemos acabado llenos y sin sitio para más que pedían subir. La alegría de la gente que va en el vehículo es enorme y te da moral para seguir montándolos, aunque te tengas que bajar para abrirles la puerta porque no lo saben hacer, o te hagan esperar más de lo que pensabas porque no se saben acomodar. Pero creo que el beneficio que les haces es grande en comparación con lo que te pide de estar a su disposición.
        En la reunión con los matrimonios, les hago ver que estaré ausente un tiempo y les invito a que tomen sus responsabilidades en serio. Me prometen hacerlo, pero les recuerdo que prometer parece ser una de las especialidades de la gente que luego no hace. Ellos me aseguran que no será así con ellos.
        Hoy tenía el caso de un maestro que al final no se ha presentado, pero que me había expuesto la situación de su mujer que está con la madre y no tiene prisa por venir donde él. En la reunión me han prometido ocuparse del caso. Yo les he dicho que el domingo tengo el vehículo disponible y que va al pueblo donde se encuentra la mujer del maestro. Veremos a ver lo que sale al final.
       Una pareja ha comentado que durante la semana tuvieron un accidente con un crío que se rompió una pierna y me decían que si esto hubiera pasado hace tres meses, que hubiera habido pelea con toda seguridad, pero que ahora con el espíritu de entendimiento que tienen, que han logrado hacer las paces y no llegar a pelearse.

       Finalizada la reunión me vuelvo para casa y empieza a llover. En el camino encuentro a gente que vuelve del campo y está cargada con no sé cuantas cosas. Meto en el vehículo los que puedo hasta que se llena y la gente está contenta por librarse del agua y ahorrarse el trozo que les llevo hasta el pueblo. Al salir me dan las gracias sonrientes.

jueves, 3 de julio de 2014

3 de Julio de 2014

Jueves

Hoy santo Tomás, pedimos de una forma especial por los católicos de la India y pienso en particular en las adoratrices que he conocido de la India y con las que he trabajado en Cinkassé. Les he escrito felicitándolas, pero hoy no funciona la conexión. Veremos a ver cuando sale el mensaje.
       Hemos llevado el vehículo a cambiar el aceite y hay un pequeño problema, una pieza que hay que cambiar, lo que nos hace tener una cierta precaución en el uso, no sea que nos deje tirados en el camino, así que esta tarde no he ido a los pueblos, pues no es imprescindible.
        Al final de la mañana el obispo me envía un mensaje diciendo que me puede recibir al mediodía. Le contesto que estaré allí y para eso me monto en una moto-taxi que me llevará sin problemas a través del centro de la ciudad.
          Cuando monto hace sol y tengo que utilizar el sombrero, pero inmediatamente las cosas cambian, el sol se nubla y un par de minutos más tarde empieza a llover… El chófer de la moto, que no habla una palabra de inglés, no sé cómo se las apaña, pero en cuanto empieza la lluvia entra en un asubiadero, la visera de una gasolinera donde hay ya más de una veintena de motos esperando a que pase el chaparrón. Para mí es la primera vez que lo vivo, pero veo que para ellos es algo muy corriente y ya saben los sitios a los que recurrir en estos casos.
       Unos cuantos minutos más tarde, el chaparrón ha cesado, salimos del refugio y seguimos camino hacia la casa del obispo y, antes de llegar el sol brilla de nuevo y la lluvia por allí no ha caído. Ha sido una tormenta local que ha durado unos minutos, lo suficiente para calarte si te pilla al descubierto, pero que minutos más tarde ya se ha pasado completamente.
        El encuentro con el obispo es para agradecerle la visita que hizo el otro día a los pueblos, para comunicarle la alegría que la gente tiene de la visita que les ha hecho y para intercambiar impresiones sobre el trabajo que se hace en los pueblos. Charlamos durante tres cuartos de hora. Para mí es un contacto muy agradable y el obispo se muestra agradecido a lo que se hace en los pueblos y nos anima a seguir en el trabajo. Le ha llamado la atención positivamente el trabajo que se hace con los matrimonios.
        La vuelta a casa de nuevo en una moto y esta vez sin problemas, me permite disfrutar de la comida que nos preparan las mujeres del centro de pastoral, hoy arroz con salsa de cebolla y pescado, y echar una buena siesta, pues anoche no dormí bien.
         Por la tarde hay conexión a internet a ratos, lo que me permite enviar unos cuantos mensajes, pero luego se atasca y no hay forma de enviar más. Esperemos que con paciencia los mensajes acaben saliendo.


miércoles, 2 de julio de 2014

2 de Julio de 2014

Miércoles

Jos se va pronto a Tikonko y yo me quedo en casa limpiando insectos, pues ayer hubo invasión. Luego me voy a clase y el profesor, que el miércoles tiene libre en la uni, se pasa la mañana conmigo. Me resulta interesante aprender cosas de la cultura mende y él se siente a gusto enseñándomelas. Nos dan las once pasadas y hemos hecho más de dos horas de clase, pero él está muy contento y yo también de las cosas que me enseña, no sólo de la lengua, sino también de costumbres y usos.
      Alguien en un pueblo me había dicho que los mende no tienen caballos. A mí se me hacía muy raro que un pueblo guerrero no tuviera caballos. El profesor me ha hecho ver que hay una serie de apellidos mende que tienen la componente de “caballo” en ellos, lo que indica la importancia que estos animales tuvieron en otro tiempo. Hoy no he visto ninguno, pero la realidad es que sí han existido en la cultura mende.
       Por la tarde voy a los pueblos. Hoy toca Valehun y cuando estoy a punto de llegar al pueblo, me encuentro al maestro José que viene andando para ir al pueblo de su madre. Nos volvemos juntos y vamos a visitar un nuevo pueblo, hoy es Casama. Está a siete kilómetros de Valehun y también está a la orilla del río, que ahora va crecido.
       Cuando llegamos nos reciben los críos y luego hay un joven que viene a saludarnos. Resulta ser el hijo del jefe del pueblo, un musulmán, que nos lleva a casa de un responsable de un grupo cristiano, no sé muy bien el nombre del grupo. Estuvimos hablando un rato. Los dos muy amables con nosotros y me llamó la atención el comentario que los dos hicieron. Después de la guerra, ningún cura católico ha venido a vernos y los católicos que había o se han ido de aquí o se han cambiado a otro grupo para rezar…
       Cuando estaban los misioneros blancos, solían venir y recorrer los pueblos. Desde que hay curas autóctonos, eso ya no se hace más… Yo lo escucho y me quedo pensativo y me pregunto qué dosis de verdad hay en tales apreciaciones.
      De todas formas me invitan a volver, me preguntan qué día pienso volver y me prometen buscar a los católicos que quieran reunirse conmigo… Cosa que me resulta tan sorprendente como el comentario anterior.
      Les digo que intentaré volver el próximo miércoles, pero, siempre que pueda, pues basta que haya una buena lluvia para que el camino sea lo suficiente difícil como para no aventurarse, así que veremos a ver lo que hay para la semana que viene.
        Por lo menos he dado una vuelta por una parte del pueblo, bastante activo y de tamaño más bien grande en comparación con los otros pueblos de los alrededores; tiene escuelas, y dispensario, además de otros servicios; he sacado unas cuantas fotos y he visto que la gente es acogedora y amable, pues me han saludado respetuosamente y siempre estaban abiertos y receptivos a nuestra palabra.
        En Valehun hemos rezado una veintena, la mitad adultos, y nos hemos vuelto para casa, rezando el rosario, pues me ha acompañado como ayer, la madre de Daniel, que me ha dicho que está dispuesta a venir a Casama a buscar a los católicos. En el rosario hemos pedido por el pueblo y por sus habitantes, que el Señor les bendiga.


martes, 1 de julio de 2014

1 de julio de 2014

Martes

Comenzamos un nuevo mes y lo hacemos bajo la perspectiva de la visita del provincial y las ordenaciones de dos salesianos que tendrán lugar el próximo veinte aquí en nuestra ciudad de Bo, además de la profesión perpetua de un salesiano coadjutor en Freetown.
        La mañana ha estado nublada, pero eso no me ha impedido secar la colada, estudiar lengua y leer. Después de la siesta voy a buscar a la señora Cecilia, la madre del salesiano Daniel que me acompaña a los pueblos. Hoy me paro un rato en el pueblo del catequista, donde estudiamos un rato la lengua local y luego vamos a rezar a Baley, el pueblo siguiente en la pista.
       Me paseo un rato saludando a la gente y al final nos juntamos en una casa una veintena de personas, casi todos adultos. Durante la oración observo a unos y otros y veo que hay quien no sabe las oraciones comunes…
        Salifu, el maestro que dirige la oración y que forma parte del grupo de las parejas me hace ver que cuando visita a alguien para rezar, después hay otros grupos que vienen y hacen lo mismo y la gente no se decide por venir a rezar con nosotros. Le hago ver que para nosotros el objetivo no es que vengan a rezar, sino el presentarles la oración que se hace en pareja y los cambios que ello supone en la vida de la pareja, que eso es lo que tiene que hacer, no invitar a rezar, sino mostrarles que la oración que se hace juntos, provoca cambios importantes en la forma de vivir la vida de los casados.
          Aprovecho un momento antes de darles la bendición para hacerlo ver a los que están presentes y lo apoyo con el testimonio de dos parejas que están presentes. Todos me dicen que rezarán en familia y les animo  a hacerlo.

          En la vuelta a casa nos pilla la lluvia, pero no hay problema. Ya estamos acostumbrados a tener cada noche la lluvia y hoy no es excepción.