Ejercicios Espirituales
Crónica de las experiencias vividas en Bo (Sierra Leona) por el misionero salesiano Antonio Gutiérrez
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lunes, 21 de julio de 2014
domingo, 20 de julio de 2014
20 de julio de 2014
Domingo
Volvemos a la misma situación de ayer, yo estoy en casa
acogiendo a los que vienen a desayunar y Jos con el vehículo levando a un sitio
y otro a los que lo necesitan, pero hoy la cosa es mucho más tranquila que
ayer.
Nos presentamos en la catedral, que poco a poco se va
llenando de gente. Felicitamos de nuevo al misacantano y comenzamos la
celebración que la preside. El obispo está presente revestido de roquete y
estola y sigue toda la celebración.
Es una primera misa en un domingo, con una celebración
festiva, alegre y con buen ritmo, aunque al final fue un poco largo el tema de
los discursos de algunos que intervinieron. La homilía compartida y un poco
larga, la intervención al final del obispo muy buena y ajustada a lo que
conviene. La comida rápida en la residencia de los curas de la catedral y salida
hacia casa para preparar las maletas y viajar.
Hay un poco de lluvia, pero podemos organizar los bultos
que transportamos sin mayor problema en la caja del vehículo abierto, pero bien
protegidos ara que no se mojen. Se quedan en casa unos jóvenes que han
participado en el campamento y que viajarán mañana a su país, Liberia. Cuando
salimos nos desean buen viaje.
El vehículo está completo y el viaje se hace sin
contratiempos. Llegamos a la capital y nos reciben con efusión los que están en
casa. Mientras hablamos se toma un café y se intercambian noticias. Luego
tenemos la oración de la tarde, la adoración y la cena y acto seguido salimos
hacia la casa de ejercicios, que está en la capital, pero en lo alto de una
colina.
El camino es regularcillo, hay
muchos baches y no está asfaltado, pero pienso que la vista que tendremos mañana
será muy bonita y ya disfruto viendo las luces de
sábado, 19 de julio de 2014
19 de Julio de 2014
Sábado
Nos levantamos un poco más tarde, pues nos espera un día
largo y atareado y estar descansados es algo fundamental para hacer bien el
trabajo. Jos empieza a moverse con el vehículo llevando gente de un sitio para
otro y yo estoy en casa para atender a los que vienen a desayunar, los que han
dormido aquí y los que llegan de fuera.
Nos vamos
organizando, el personal desayuna a medida que llega; yo voy conociendo a gente
nueva y reconociendo a otros que han venido para la ordenación y en eso se nos
pasa el tiempo antes de dirigirnos a la catedral.
Entre los que llegan están los que
vienen de Freetown, Uba, el provincial y otros varios más que traen el coche
nuevo para nuestra misión de Bo. Estamos encantados con su llegada y les
agradecemos el que nos le hayan traído.
En la catedral nos vamos reuniendo
unos y otros. La misa comienza con un poco de retraso, pero las tres horas y
media que ha durado la celebración no se me han hecho largas. Ha habido ritmo y
la ceremonia estaba bien preparada. Había unos sesenta curas y por primera vez
he visto la catedral llena de gente un día entre semana.
La comida ha estado bien organizada en diversos sitios.
Ha sido un menú común, pero bien distribuido y la gente se ha sentido
satisfecha. Los curas comimos en la residencia de los curas de la catedral y
luego los salesianos nos unimos a los del campamento que estaban con
actuaciones, lo que nos ha hecho llegar a media tarde.
Vueltos a casa ha comenzado de nuevo el desfile de unos
y otros, unos que emprenden viaje y otros que se preparan, pues mañana será la
primera misa de los ordenados y después también nosotros partiremos una semana
para ejercicios que serán en Freetown.
Hacer la maleta es algo que no me lleva mucho tiempo,
pues no tengo mucho equipaje, pero hay que ponerse y dedicarle el tiempo
necesario. Creo que llevaré lo que necesite para vacaciones y ejercicios junto y
al final de ejercicios haré la selección de lo que me llevo de vacaciones y lo
que vuelve a casa esperando mi vuelta.
Por lo menos tenemos luz, cosa que no todos los días
sucede y hoy nos ha respetado el tiempo, no ha llovido como lo hizo ayer todo el
día.
viernes, 18 de julio de 2014
18 de julio de 2014
Viernes
Hoy la cosa va mucho más organizada que ayer con la
gente. Estamos en misa con ellos y en el desayuno. La lluvia nos acompaña a lo
largo del día en muchos momentos y con frecuencia con bastante
intensidad.
Vienen dos salesianos de Liberia, uno Daniel, cuya madre
me acompaña a los pueblos y otro de la India, Linus, bastante mayor que ha
pasado mucho tiempo en la provincia trabajando en varias naciones. Celebran la
misa en casa y les acompaño en la celebración.
La lluvia sigue y el provincial, que nos había prometido
venir, nos llama para decirnos que vendrá mañana, lo que hace que cambien
nuestros planes de los pueblos, pero prefiero mantener los encuentros para rezar
con ellos, en especial el de Gbalehun, pues tengo presente las promesas de la
gente de Casama.
Aunque algunos me desanimaban de ir a los pueblos a
causa de la lluvia y pensaban que no iba a tener gente, me llevo la agradable
sorpresa cuando llego a Gbalehun de que la gente de Casama ha venido. A pesar de
la lluvia, han hecho siete kilómetros a pie para venir a encontrarse con
nosotros, cosa que a mí me llama la atención y me llena de alegría el verlos,
pero lo mismo sucede con la gente de Gbalehun, están sorprendidos de que hayan
venido.
Nos saludamos, rezamos, intercambiamos noticias, los de
Casama repiten lo de los treinta años que los curas no han venido a verlos y al
final de la oración, como sigue lloviendo, les invito a entrar en el coche y les
vuelvo a su pueblo, algo que a todos los presentes les llena de
alegría.
Está lloviendo y la pista está
difícil, pero la alegría de encontrarme con gente que ha hecho un esfuerzo por
verse con nosotros, me hace olvidar la dificultad y estoy contento de llevarles
de nuevo a su pueblo. Ellos lo están también y me dan varias veces las
gracias.
A la entrada del pueblo me muestran el sitio donde se
reúnen para rezar, un edificio pequeño, pero exteriormente agradable a la vista.
Hoy no me entretengo, pues ando con el tiempo justo y ya lo veremos despacio
otro día.
Llegamos al centro del pueblo y los
que nos ven llegar nos dan la bienvenida. Los que llegan están rebosantes de
alegría y les hablan a los demás del viaje que han hecho. Creo que es la mejor
forma de hacerse conocer, por lo que haces por los demás y el hecho de haberles
vuelto a su pueblo es algo que ellos no se esperaban y la gente que les ve
llegar tampoco.
Estoy contento de la respuesta de
esta gente, lo mismo que de haberles podido volver a su pueblo y creo que a
partir de ahora podemos contar con una nueva presencia donde encontrarnos con
cristianos y rezar juntos. El tiempo irá diciendo lo que pasa. Por lo menos creo
que se puede repetir lo que hicimos en Gbalehun en la oración: dar gracias a
Dios por la nueva realidad que se abre ante nosotros y pedirle que nos asista en
el trabajo en la nueva comunidad en Casama.
Me lleva un buen rato volver, pues
los caminos están mojados y es difícil transitar. Cuando llego a Nyagorhun hay
unos cuantos que nos esperan. Explico que el provincial no ha podido llegar, lo
mismo que lo he hecho antes y rezamos los que estamos en la capilla y algunos
que van llegando. Les hablo de lo vivido en el pueblo anterior y en un momento
aplauden todos, signo de que están contentos con la noticia.
Al salir algunos me vienen a despedir, pues son
conscientes de que no nos volveremos a ver hasta después de mis vacaciones. Por
lo menos les animo a rezar y a que nos tengamos presentes en la oración
mutuamente. La madre de Daniel, el responsable de la comunidad, la señora mayor
que me ha dicho que quiere recibir el bautismo, me viene a despedir
personalmente y me encarga de transmitir sus saludos a mi familia.
En todos los tramos del camino he tenido pasajeros y hoy
de manera especial algunos me lo han agradecido, pues la lluvia era intensa y no
tenían paraguas. Creo que es uno de esos días en que te agrada ver a la gente
que entra en el vehículo y sonríe a pesar de que estén calados y tiritando, pues
aunque haya veinticuatro grados, para ellos es fresco. Hoy se han sumado hasta
los polis del control, pues cuando nos ven pasar en el otro sentido, ya cuentan
con nosotros como vehículo seguro para desplazarse a la ciudad.
Volvemos a tiempo de cenar con los del campamento y así
no tenemos que ir al restaurante. Hay arroz con pollo bien condimentado y un
poco picante, pero que como hay hambre, entra bien.
En casa, trato de poner las ideas en orden y
organizarme, pues mañana será otro día de movimiento con las ordenaciones en
particular.
jueves, 17 de julio de 2014
17 de Julio de 2014
Jueves
Hoy comienza el campamento de la juventud misionera
salesiana. Pasamos la mañana en preparativos y por la tarde vamos recibiendo
primero algunos salesianos y luego a los jóvenes que han venido en dos
vehículos. Para mí es una experiencia nueva y voy viendo lo que pasa. Estoy en
casa para recibir a los salesianos que vienen y voy conociendo por una parte
viendo lo que acontece por la otra.
Los diáconos salesianos que el sábado serán ordenados
por el obispo, pasan el día con él en un retiro-encuentro, que por los
comentarios que han hecho ha sido muy positivo y agradable para
todos.
Tenemos el día pasado por agua, pero
estamos en época de lluvias y que llueva es normal. Aunque a la gente no le
afecta mucho, pues cuando llueve se ponen a techo y sigue la cosa.
miércoles, 16 de julio de 2014
16 de Julio de 2014
Miércoles
Hoy el día está un poco más despejado, aunque hay niebla
que acaba desapareciendo a medida que se levanta el sol, aunque hay nublados y
caen algunas gotas.
Ayer tuve problemas con el vehículo y hoy me paso un
buen rato en el taller con el mecánico. Cambiamos varias cosas y algunas más que
habría que cambiar, pero, esperemos para mejor ocasión.
De vuelta a casa me paso por el centro de pastoral para
negociar con la monja aspectos de nuestra comida y al final vemos que es mejor
ir al restaurante, pues en el centro van a estar de vacaciones, así que desde
mañana, que vamos a recibir gente, iremos a comer al restaurante, que es mucho
decir, pues es un chiringuito donde por poco dinero puedes comer; aunque también
los hay de más calidad y precio, pero a nosotros nos vale con lo
sencillo.
Jos se ha pasado la mañana preparando cosas en el sitio
donde van a reunirse los que vienen para el campamento del fin de semana y está
cansado.
Pronto por la tarde salgo hacia Gbalehun y me acompaña
la madre de Daniel, pues hemos decidido volver a Casama, el pueblo al lado del
río Sewa. Hoy el vehículo está en forma y hace buen tiempo, aunque la pista está
bastante deteriorada por las lluvias, pero se puede pasar.
Nos acompaña un maestro de Gbalejun, José, pues el otro
está esperando la visita de un coordinador de escuelas que va a venir y está
también preparando las estadísticas de la escuela y los boletines de algunos
alumnos.
En Casama tenemos distinto recibimiento que el día
anterior. Hoy no han aparecido los de las sectas del otro día y sí varios que
nos han dicho que son católicos, pero que hace treinta años que ningún cura les
ha visitado… Sigo estando sorprendido de la situación y escucho lo que nos
dicen, a la vez que les propongo que si ellos son formales y se reúnen, yo me
encontraré regularmente con ellos a partir del mes de septiembre.
Me prometen que lo harán y para empezar me han dicho que
el viernes piensan venir a vernos a Gbalehun, pues tendremos una reunión con
motivo de la venida del provincial que quiere visitar los pueblos. Ello nos
permitirá ver el interés que tienen en que les visitemos.
Vamos a ver a la autoridad el
pueblo, que es una señora, que nos recibe amablemente. Allí me entero que la
escuela es una de las cosas que los católicos gestionaban y que esperan que
volvamos para encargarnos de ella de nuevo. Es algo que no les puedo dar
respuesta y que tengo que consultar con los responsables y ver lo que se puede
hacer.
Me acerco de nuevo hasta el río, que
ahora va más crecido que hace dos semanas, pero me dicen que en agosto suele
estar más del doble. Hoy lleva un buen caudal y las piraguas están en la orilla.
A lo lejos puedo ver una pequeña catarata, lo que hace que el agua pase a cierta
velocidad por donde nosotros estamos.
De vuelta a Gbalejun comentamos las
posibilidades que se abren para una nueva comunidad en Casama, pero les digo que
es mejor esperar acontecimientos y ver la reacción que tienen y lo serio de sus
promesas. Por lo menos en la oración rezamos por ellos y por que el Señor les
conceda hacer realidad las promesas que nos han hecho.
En el camino de vuelta hay viajeros
que vienen de las granjas, así como en el de ida una docena de críos que habían
traído verduras para el mercado. Unos y otros están contentos de montar en el
vehículo y los que vienen de los campos están sorprendidos de vernos rezar el
rosario y que lo hacemos en su lengua.
La madre de Daniel está muy contenta de lo que ha visto
y ya le he dicho que si está dispuesta, que en el mes de septiembre cuento con
ella para ser la primera catequista de una comunidad largo tiempo abandonada y
que necesita alguien que la acompañe. Y los dos pensábamos eso de ir a buscar a
las ovejas… y le pedíamos a Dios en el rosario y a la Virgen del Carmen en su
fiesta que nos guíe en nuestro trabajo con ellos.
martes, 15 de julio de 2014
15 de Julio de 2014
Martes
Seguimos con los días nublados. Paso la mañana leyendo y
estudiando. Por la tarde voy a rezar a Balei, pasando por el pueblo del
catequista, donde me paro un rato a saludar a la gente y conversar con unos y
con otros, pues el catequista aún no ha venido.
Hablo con Daniel quien me dice que
va a ir a visitar a las parejas que no vinieron ayer a rezar, al mismo tiempo
que yo voy al otro pueblo a rezar.
Cuando llego me encuentro con la gente que vuelve de los
trabajos de los campos. Se lavan y algunos se presentan para rezar. Aprovecho
ese momento para recomendar a una pareja la nueva que acaba de llegar. Ya lo
había hecho anteriormente, pero ahora cuando los dos están juntos, lo escuchan y
será más fácil el encuentro posterior.
Un maestro está en la entrada de la escuela rellenando
los boletines de notas de los alumnos que mañana acabarán las clases. El agua ha
entrado en las salas de clase y están inundadas. Los pupitres están fuera en el
pasillo y allí rezamos los pocos que estamos presentes.
Seguimos en la misma tónica, tanto a la ida como a la
vuelta hay gente en el camino a la que invito a subir al vehículo y me lo
agradecen, pues es el ahorro de una buena caminata y en especial ahora que
vuelven de los campos cansados del trabajo del
lunes, 14 de julio de 2014
14 de Julio de 2014
Lunes
Amanece día lluvioso y gris. Jos con unos cuantos que vienen, se pasa la
mañana limpiando la casa de al lado en previsión de que haya salesianos que
vengan para las ordenaciones y el campamento juvenil.
Voy a pueblos pues quiero estar cerca de las parejas en
los últimos momentos que tengo con ellas. En el camino me encuentro con un
maestro de Balei y le llevo hasta su pueblo para así poder saludar a la pareja
que traje ayer. Ella está en la casa de al lado y él llegaba en ese momento del
campo. Les he prometido que mañana nos encontraremos en el pueblo para rezar
juntos.
En el pueblo donde toca la oración
hoy hay dos parejas que andan un poco por libre, pero que por lo menos ayer
estuvieron en misa. Hoy hemos estado en su pueblo, pero no les hemos visto.
Paciencia y esperar que las cosas vayan mejorando. Otras parejas intentarán
seguirlos y hacerles ver la importancia de rezar juntos y encontrarse con los
demás.
Lo mismo a la ida que a la vuelta he tenido viajeros y
en general están muy contentos, pues como amenaza lluvia en cualquier momento,
viajar es complicado, pues te puedes calar en poco tiempo y encontrar un
vehículo que te lleve es un gran alivio.
domingo, 13 de julio de 2014
13 de Julio de 2014
Domingo
Es domingo y desde la mañana las
cosas van rápidas. Vamos a Tikonko y dejamos a Jos. Hoy viene con nosotros la
madre de Daniel, el salesiano cura, que nos ha acompañado otras veces y que nos
echa una mano con los cantos y también interviene a veces ayudando en la
traducción o con comentarios.
Hoy cuando íbamos a Valehun me ha
hecho un comentario que me ha llamado la atención, y es que no coja en el
vehículo a quien lleva un machete en la mano… Está pensando en mi seguridad y me
hace ir hacia atrás a los tiempos vividos de la guerra. Yo le agradezco el
comentario y le pido que me haga todos los que le parezca, que cuando me habla
me estoy imaginando que ella habla a su hijo y yo también trato de recordar los
consejos que me daba mi madre.
Luego, en el pueblo, mientras estamos saludando a la
gente le hago ver que cuando alguien entra en el vehículo es generalmente una
gran alegría y eso es un predisponerse favorablemente a que un día vengan a la
iglesia. Le hago ver que es lo mismo que hago en el pueblo al pasar saludando a
la gente. Primero nos conocemos y puede que más tarde vengas a ver lo que se
hace en la iglesia, en particular en un pueblo donde hay muchos de religión
tradicional, que son los más dispuestos. Ella comprende la situación y
prometemos seguir con nuestra comunicación.
Como de costumbre les cuesta venir a la hora, pero al
final hay un buen número y cada vez hay más adultos. Hoy para ilustrar las
lecturas les cuento un cuento que siguen todos con mucho interés y me prometen
que van a venir a rezar el miércoles y el viernes.
Al finalizar la oración descubro que
lo que habían prometido la semana pasada se cumple, el maestro está esperándome
con su mujer y sus pertenencias y los traslado a su pueblo de residencia. Para
mí es una alegría el ver que lo que el maestro esperaba se empieza a realizar.
Ahora encargaré a otra pareja que les siga de cerca y les ayude a rezar
juntos.
En el segundo pueblo la lluvia amenaza y acabamos
teniendo que entrar en plena celebración en la pequeña capilla. Por suerte no va
muy lejos y luego luce el sol, pues hay gente que está al exterior.
Repetimos el mismo esquema de
celebración y el cuentecito que la gente sigue con interés, lo mismo que
prometen rezar y escuchar la Palabra de Dios durante la semana. Aquí sigue
aumentando el número de adultos que vienen y se ve que las cosas van
progresando.
Al final de la celebración el
vehículo está lleno y es que hay una reunión de los líderes de las comunidades
en Tikonko y se han puesto de acuerdo para que los traslade. Me da gusto ver
cómo son capaces de organizarse y de responder a sus compromisos.
Volvemos a casa, comemos, echo la
siesta y rápidamente me vuelvo para participar en la reunión, al menos que me
vean y que sepan que estoy con ellos. La lluvia es persistente e intensa y el
camino complicado, pero la alegría de estar con ellos merece la pena y el ver
que se sienten apoyados también es algo a tener en cuenta.
Acabada la reunión voy a Lembema, el
pueblo de las sorpresas y hoy el maestro está indispuesto y no viene a rezar,
pero yo me paseo por el pueblo cuando la lluvia ha cesado y los críos me
acompañan saludando a la gente. Como ha venido el catequista, es él quien dirige
la oración y juntos leemos la Palabra de Dios. De nuevo les cuento la historieta
y todos siguen con atención, prometiéndome que van a rezar y leer la Palabra de
Dios durante la semana.
A la vuelta de nuevo está lloviendo. En camino cogemos a
los que vienen a pie y mojados, cosa que agradecen y, llegados a destino, dan
las gracias efusivamente. De vuelta a casa estamos en las mismas, llueve
abundantemente, el camino está difícil, pero por suerte nada hay que me impida
llegar a casa tranquilamente.
En casa, cansado y contento del día
doy gracias a Dios por la experiencia vivida en todos y cada uno de los
diferentes encuentros que he tenido, por tantas personas con las que me he
cruzado hoy y por todo lo que hemos compartido y vivido juntos y le pido que así
como lo hemos hecho hoy aquí, un día todos juntos lo hagamos con Él.
sábado, 12 de julio de 2014
12 de julio de 2014
Sábado
Después de desayunar Jos va a Tikonko y yo hago la
limpieza y de los sábados y pequeñas cosas de la casa. A su vuelta voy a buscar
dinero al cambista. Aquí se cambia dinero en el banco, pero también lo cambian
en la calle y la proporción es mucho más interesante en la calle. Al principio
me parecía imposible, pero las cosas funcionan así por aquí.
Después de comer y echar la siesta, voy a los pueblos.
Hoy toca reunión con las parejas y para comenzar me llevo a unos cuantos críos
que vuelven del mercado donde han llevado verduras para vender. Tienen los
canastos donde las han traído.
Empezamos con dos muchachas, pero ellas me van diciendo
a lo largo del camino los que vienen delante para que les recoja, hasta que el
vehículo está lleno… Es una alegría para ellos que vuelven cansados y para mí el
poder llevarles después del esfuerzo que han hecho para venir cargados hasta el
mercado.
En la reunión de
parejas primero me lo tengo que tomar con clama. Hemos ido a buscar a las
granjas a los que la semana pasada no vinieron. Uno había ido de viaje y el otro
estaba secando gari (mandioca rallada) en la granja, en plena faena, sudando la
gota gorda, pues el trabajo se hace sobre el fuego y en una gran masera
metálica, se trata de remover la masa de forma que el calor seque la mandioca
que está totalmente llena de agua. Por supuesto no puede venir.
Para la reunión estamos tres parejas y media. Rezamos y
comienza la sesión con comentarios sobre los que hemos visitado y la conciencia
de saber que cuando yo no esté, pues iré de vacaciones, les toca a ellos
continuar las reuniones, cosa que me prometen y yo les recuerdo que prometer
parece ser la especialidad de aquí, para luego no hacer. Ellos me aseguran que
con ellos no va a ser así.
Por lo menos hay algo de positivo,
pues una pareja hace el comentario sobre cómo ha visto que otra pareja, en el
momento en el que el marido estaba dispuesto a comenzar una pelea, cosa que se
suele dar con cierta frecuencia, la mujer le persuadió de que no se peleara y él
hizo caso y ahora en la reunión comentaban que estaban muy contentos de ello,
tanto el marido por no haberse peleado, como la mujer por haber sido escuchada
por el marido.
También las otras parejas decían lo mismo, que el rezar
juntos les ayuda a comunicarse y eso es importante, pues en momentos en que uno
puede hacer algo que está mal, el otro le puede aconsejar y hacerle cambiar de
parecer. Esto lo reconocen como un logro importante y que se está haciendo cosa
corriente en ellos.
Para finalizar rezamos y les doy la
bendición. Les deseo que se tomen las reuniones en serio en el tiempo de mi
ausencia y me prometen que lo harán y que a mi vuelta serán más numerosos. Por
lo menos algo tiene de positivo el deseo, esperemos que se haga
realidad.
Mi sensación es que hay que tomarse las cosas con calma,
pero la realidad es que para ellos el cambio que se está produciendo es muy
significativo. Quizá me gustaría que las cosas fueran más rápido, pero sé que
tengo que adaptarme al ritmo de cada pareja y apoyar y acompañar los esfuerzos
pequeños o grandes que hacen y siempre reconocer como una auténtica gracia de
Dios el que pueda vivir con esta gente una experiencia tan singular para ellos y
tan interesante para mí; y, por supuesto, agradecer a Dios el que pueda estar
disfrutando de su presencia con estas parejas.
viernes, 11 de julio de 2014
11 de Julio de 2014
Viernes
Durante la noche ha llovido un poco, cosa que suele
pasar todas las noches, y la mañana aparece neblinosa, pero el sol acaba
imponiéndose a pesar de que de vez en cuando caen unas cuantas gotas.
Hoy voy a clase y llevo el ordenador
para mostrar al profe algunas fotos de las que hemos hablado y en el transcurso
de las fotos ve que utilizo el ordenador en los pueblos para hacer ver imágenes
a la gente, cosa que le llama la atención y me dice que piensa utilizarlo
también en lo que él está montando para que la gente aprenda lenguas. Le digo
que me parece una buena idea y que así la gente se sentirá animado y podrá tener
una experiencia diferente de lo que se suele hacer hasta ahora.
Nos pasamos la mañana juntos, pues
él ha acabado las clases en la uni y no tiene prisa y a mí me encanta cómo me
explica las relaciones familiares, la manera de proceder cuando se arregla un
matrimonio, tanto en la forma tradicional como ahora que hay cosas nuevas; cómo
se cultivan los campos, muchos de ellos se trabajan en común; y donde duerme la
gente durante las lluvias y otros muchos temas que me ayudan a comprender mejor
la forma de hacer de la gente. Creo que es una suerte tener una persona que te
muestre los usos y costumbres de su etnia y así te abre las puertas cuando
quieras tratar con ellos, pues sabes la forma de hacerlo, que es particular para
cada grupo.
Hoy por la tarde no voy a los pueblos, pues donde va a
ir el catequista ya he ido dos veces y no es necesario que vaya. Aprovecho para
leer y preparar cosas, pues hay que ir pensando en las maletas para las
vacaciones.
jueves, 10 de julio de 2014
10 de julio de 2014
Jueves
Ya hace varios días que necesitamos cambiar una pieza
del coche y no acabamos haciéndolo, pero cada vez se nota más el problema y hoy
hemos decidido cambiarla. Por suerte la encontramos en la ciudad y el mecánico
nos la cambia, de forma que por la tarde puedo ir a los pueblos y el coche es
otro distinto del de ayer.
Por la mañana ha venido a vernos Paul, un salesiano de
aquí que trabaja en Lungi, pero que está por aquí porque su padre ha tenido
problemas de salud y le acompaña al hospital. Él mismo anda con paludismo y se
le ve cansado. Hablamos un ratito y luego se va a sus quehaceres.
Por la tarde voy a los pueblos con el deseo de comprobar
si la nueva pieza en el coche hace que las cosas cambien, algo que es
manifiesto. Hoy voy al pueblo del catequista, saludo a la gente, pues el
catequista aún no ha venido del campo y cuando llega, se prepara y nos vamos a
Yoviama, un pueblo en el que ya estuve otra vez y al que se va a pie,
atravesando el riachuelo que ahora lleva bastante agua.
Cuando llegamos saludamos a la gente. Voy casa por casa
y en particular recuerdo que había un ciego y cuando pregunto por él, rápido
sale de casa y me viene a saludar. Estamos un rato hablando y luego hacemos la
oración. El evangelio es leído y luego la gente participa en el diálogo que el
catequista suscita.
Al final de la oración, al darles la
bendición, les digo que de la misma forma que los domingos nos vemos en el otro
pueblo para rezar, hoy he querido venir para rezar con ellos en su pueblo. Están
muy contentos de lo que les digo y espero que eso incremente su presencia el
domingo.
También hay un muchacho que va a la escuela que me ha
pedido un calendario para rezar en el pueblo, como hacemos en los otros. Es el
muchacho quien dirige la oración, pues los adultos no saben leer. Trataré de no
olvidarme y el domingo cuando venga a la misa, entregarle lo que me pide, a la
vez que encomiendo el pueblo “a la que lo ha hecho todo”.
El tiempo es bueno, la temperatura
es agradable, luego he visto que el termómetro del vehículo marca 26 grados, y
no se suda, algo muy de apreciar.
La vuelta sin problemas, atravesamos el río antes de que
anochezca y el vehículo se encarga de volvernos a destino, siempre con algunos
que se apuntan en el camino, los que vuelven de los campos y otros que vienen a
la ciudad.
miércoles, 9 de julio de 2014
9 de julio de 2014
Miércoles
Se ha pasado una buena parte de la noche lloviendo y
continúa la mañana. Jos va a Tikonko y Peter se levanta tarde. Tiene catarro y
está muy cansado y ha aprovechado para dormir un poco más.
Hoy no voy a clase, pues no tengo
vehículo y buscar una moto lloviendo no es plan, primero porque no la vas a
encontrar, pero es que tampoco me quiero mojar, que luego me puede venir un
paludismo…
Después de que ha parado un rato de llover salgo a la
ciudad a hacer compras. Necesitamos reponer la despensa pensando en los que
vendrán a visitarnos.
Cuando vuelvo, Jos ha ido a una
reunión y Peter llega tarde a la hora de comer y los dos van a un funeral por
alguien de la parroquia de la capital que es de un pueblo de por aquí
cerca.
Por la tarde me voy a pueblos. Sigue lloviendo más o
menos intensamente, dependiendo del momento y el camino está muy mojado y es
dificultoso moverse así, pero como ya lo conozco, también se hace más
fácil.
Hoy he ido a Valehun. Uno de los
maestros está saliendo de un paludismo y el otro está haciendo los libros de
notas para la escuela, pues mañana dan los boletines de notas y comienzan las
vacaciones.
Como sigue lloviendo de forma
intermitente, me quedo un buen rato con los maestros y hablamos de muchos temas.
Uno de ellos es un poco la historia de los católicos en el pueblo y descubro
cosas muy interesantes. Todos los católicos vienen de otros grupos religiosos,
cada uno con su experiencia y sus vivencias, especialmente de sectas, con todo
lo que conlleva de mezclas de ritos y creencias.
Esto me hace mucho más consciente de
la necesidad de un catecismo serio y sistemático de forma que puedan llegar a
distinguir entre una cosa y otra. Me decía uno de los maestros que viene de la
iglesia neoapostólica y que de vez en cuando en su pueblo todavía participa y
comulga, que el cura de esa iglesia tiene dos mujeres y que le reciben sin
problemas.
Me pasé un rato explicándoles la diferencia entre lo que
es un cura católico y lo que son los de las sectas. No sé si al final
entendieron algo, pero yo por lo menos he comprendido que tengo que pasarme
muchos ratos con ellos
escuchándoles y luego poniendo en claro las cosas que no saben porque
nunca se las han explicado.
Uno de los maestros, que tiene dos
mujeres, me ha dicho que está decidido a optar por una y rezar juntos y tratar
de ponerse en regla mediante el matrimonio. Le he deseado buena suerte y que
Dios le guíe.
En estos temas suelo ser respetuoso
con las decisiones de cada uno y trato de comprender las opciones personales que
toman. En el grupo de las parejas pido que haya monogamia, pues creo que es la
forma de poder mostrar lo que nos presenta el evangelio, pero a la vez respeto
las confesiones de cada uno y hay parejas que son uno cristiano y otro musulmán
y creo que es una riqueza para todos favorecer la convivencia de varios
credos.
Hoy poca gente ha ido al campo, pues la lluvia no
permite realizar las faenas y se lo toman para descansar, que también de vez en
cuando es saludable. La gente está en casa durmiendo y de vez en cuando ves
alguno pasar y te saludan.
La oración ha sido como los otros días, una veintena de
personas, mitad adultos, mitad niños y nos hemos pasado un buen rato con la
explicación del evangelio que era del envío de los discípulos a
predicar.
Me han dicho que en mi ausencia,
pues les he dicho que iré de vacaciones, van a rezar continuamente por mí, hasta
que vuelva. Les he prometido hacer lo mismo por ellos y, cuando vuelva, lo
haremos juntos, cosa que les ha satisfecho.
Se ve el trabajo que se hace con
ellos. Poco a poco las cosas van cambiando y hay gente que se va haciendo
consciente de la situación. A mí la conversación de esta tarde con los maestros
me ha abierto muchas perspectivas y me ha ayudado a comprender un poco mejor lo
que pasa en el pueblo y cómo muchos siguen con la tradición y vienen a la
iglesia, pero les hace falta el catecismo y tiempo para asimilarlo.
En el viaje, tanto a la ida como a
la vuelta ha habido viajeros, ahora menos porque la gente está en los campos,
pero los que vienen de los campos agradecen que se les traiga hasta el pueblo
cuando les encuentras en camino.
martes, 8 de julio de 2014
8 de julio de 2014
Martes
Por la mañana se presenta Peter, el
cura de Freetown que viene con otros tres jóvenes y materiales para organizar el
camping que vamos a tener aquí con gente joven dentro de dos semanas. Las cosas
se van acercando y hay que tener todo atado y bien atado.
Después de descargar las mercancías
que traen y desayunar, salen corriendo, pues el programa que tienen es cargado.
Deben visitar a mucha gente y tratar de poner en marcha a los que van a
participar en el camping como organizadores.
Por la tarde voy a Balei, pues es el pueblo en el que se
reúnen para rezar los martes. Primero me paro en el pueblo del catequista y
saludo a la gente e intercambiamos noticias. Peter ha venido a saludarles y
están contentos, pues le conocen de años anteriores.
En el camino me he encontrado con un
maestro y juntos vamos hasta su pueblo. También encuentro al otro maestro que
viene en dirección del pueblo del catequista, pero al verme se vuelve y tratamos
de visitar a la gente en sus casas, pero hoy hace muy buena temperatura y luce
el sol, con lo que la mayoría de la gente se encuentra aún en los
campos.
Por lo menos saludamos a los que están presentes y
rezamos un pequeño grupito. Unos días más, otros menos, pero creo que vamos
creando ambiente y en los diferentes pueblos la oración se va poniendo en
marcha.
De vuelta a casa, otra vez tengo
viajeros y hoy hasta los polis del control se suman al pasaje, así como dos
señoras que venían andando y a las que he invitado a entrar, cosa que les ha
sorprendido mucho… Otro de los pasajeros les explicaba en su lengua que quien
les llevaba era el cura que rezaba en los pueblos, pues parece ser que el que se
les coja en un vehículo no es nada normal por aquí y menos anochecido. Al final
las señoras me han dado las gracias muy amables.
lunes, 7 de julio de 2014
7 de Julio de 2014
Lunes
La mañana aparece con niebla, pero
más tarde el sol despeja la niebla y aclara el día, aunque de vez en cuando caen
unas gotas.
Voy a clase y el profesor me
explica unas cuantas cosas a partir del texto que le presento del evangelio del
domingo que viene, la parábola del sembrador. Lo tengo en su lengua, pero los
que lo han traducido no han tenido muy en cuenta las reglas gramaticales y han
hecho la traducción bastante por libre, según el parecer del profe.
La realidad es que nos pasamos más
de dos horas en clase y el tiempo se me pasa volando. Al salir voy a hacer unas
fotocopias y al volver a casa ya casi es hora de comer y con ello se nos ha ido
la mañana.
Los lunes no suelo ir a los pueblos, pero hay un sitio
en el que unas parejas han comenzado a fallar y quiero visitarles en su salsa
para ver lo que pasa, pues no han venido el domingo a la oración y espero que
hoy estén en su pueblo.
En el camino hacia el pueblo del catequista me encuentro
a la madre de Daniel que ha venido al campo y que vuelve para casa. Me da una
enorme alegría, pues es la señora mayor que viene regularmente a rezar y que me
ha dicho que quiere el bautismo. Tiene problemas para entrar en el vehículo,
pero la ayudo y se siente feliz.
En cuanto entra en el vehículo,
viene con tres niñas que traen cada una su saco donde llevan buen peso, empieza
a llover. Me alegra el poder tener a la señora mayor en el vehículo al abrigo de
la lluvia. Ella me mira y se sonríe. Imagino que para ella mi aparición ha sido
un don del cielo.
Cuando llegamos al pueblo, aparco el
vehículo enfrente de su casa y su hijo está sentado a la puerta. Se le ve
cansado del trabajo del día, y está muy sorprendido cuando ve a su madre
aparecer sonriente. Ella nos ofrece su paraguas, pues sabe que vamos a ir a
rezar a otro sitio.
Voy con el catequista y me acompaña
Daniel, del grupo de los matrimonios; pero las parejas no se presentan tampoco a
la oración en el pueblo. Están en su finca y parece que les interesa más el
trabajo en la granja que cualquier otra cosa. Daniel se encargará de hacerles
una visita en la granja.
Son las sorpresas que te llevas
cuando no lo esperas. Por una parte les ves que vienen a la reunión de parejas y
están contentos y convencidos del bien que las reuniones les hacen, pero por
otra, la ignorancia de no saber distinguir entre lo importante y lo accesorio,
dar al César lo que es del César, pero a Dios lo que es de Dios. No vienen a
misa el domingo. Y ves que hay que tomarse las cosas con calma y hacer el
catecismo que no han hecho y no dar nada por sabido, sino acompañarles en la
situación en que se encuentran.
En el pueblo viene a rezar con
nosotros una pareja, que ninguno de los dos hablan una palabra de inglés, pero
que veo por lo que van hablando y entiendo en la conversación que son una pareja
seria y formal. Me dice, nos dicen, a Daniel y a mí, que van a venir a la
reunión de las parejas y les pregunto por qué no vienen a rezar con nosotros, a
lo que me responden que son metodistas y que el domingo van a su iglesia a
Tikonko. Entonces me doy cuenta del por qué no los conozco. La verdad es que me
han causado una muy buena impresión y estoy contento de tener a más gente de
distinto credo entre las parejas, creo que es una gran riqueza y que ayuda mucho
en las buenas relaciones entre la gente de diversos credos.
Volviendo a casa traigo a un par de
chavales de la escuela que vienen con dos sacos de mandioca bien pesados. Ellos
están muy contentos de haber encontrado un medio que les ahorre el esfuerzo del
transporte durante varios kilómetros.
Tanto a la ida como a la vuelta he
tenido gente en el vehículo. Siempre hay quien está en camino y procuro
ofrecerles la posibilidad de desplazarse conmigo. Ver la sonrisa que tienen en
los rostros y la alegría que les produce el que se les lleve en el coche, es
algo que compensa cualquier otra preocupación o inconveniente que te puedan
causar y a mí me hace sentirme bien el ver que la gente está contenta. Algunos
te dan las gracias, otros no te dicen nada, pero por lo menos sabes que les has
hecho un servicio y su sonrisa es pago suficiente a lo que les has
hecho.
domingo, 6 de julio de 2014
6 de julio de 2014
Domingo
Como cada domingo la salida es temprana. Dejo a Jos en
Tikonko y me encuentro con un grupo de gente que me espera en el cruce. Han
venido tres parejas y han traído a dos miembros de la familia de la mujer para
el encuentro, pues de otra forma las cosas no se podrían solucionar. Han
cumplido lo que me prometieron el viernes y les felicito.
Vamos haciendo nuestro
camino y el vehículo al subir una cuesta se ahoga. La pieza que necesita
cambiarse hace que de vez en cuando falle. Me lo tomo con calma, descendemos
despacio y de nuevo atacamos la pendiente y esta vez sí las cosas
funcionaron.
En Valehun el ersonal está sorprendido al ver llegar un
grupo de gente numeroso. Yo me dedico como otros domingos a saludar a la gente
por el pueblo y ellos se encaminan a la casa de la interesada y comienzan las
negociaciones.
Hoy les cuesta venir a la iglesia.
Comenzamos con retraso y hay una veintena, pero luego ya se ha triplicado la
asistencia y la oración es un momento distendido en el que tratamos de agradecer
a Dios lo que cada día nos da y las gracias que le podemos dar de manera
especial el domingo, hoy los pobres y los pequeños.
Voy recordando las diversas imágenes que les he
presentado a lo largo de varios domingos y ellos me siguen y reconocen que hay
cosas que vamos conociendo de Dios y que aún nos quedan muchas otras por
conocer. La realidad es que vamos haciendo catecismo y lo que intento hacer es
recordar lo que hemos ido viendo durante las semanas precedentes.
El ambiente es bueno y agradable, Rezamos por los que
están reunidos en negociaciones y al finalizar, unos a sus casas y otros al
vehículo, que nos espera el pueblo siguiente. Por lo menos me dicen que la
reunión ha sido positiva y que se ha llegado a un acuerdo que el domingo que
viene se hará efectivo, la mujer seguirá a su marido después de la oración del
domingo que viene.
En el camino de vuelta los ánimos están contentos. La
gente interviene en la conversación y se nota que están alegres. Para mí es una
de las experiencias que el grupo de matrimonios necesita experimentar, darse
cuenta de la fuerza que tiene un grupo cuando están unidos y persiguen un
objetivo común. Yo le doy gracias a Dios porque creo que vamos haciendo etapas
en el camino de trabajo con las parejas.
En el otro pueblo, hoy Balei, la gente está rezando con
el catequista y luego ensayan cantos antes de comenzar la misa. Hay un buen
número de gente y se va aumentando por momentos con los que llegan de diferentes
pueblos.
En la misa repito las mismas ideas
que he desarrollado en el pueblo anterior y la gente más o menos me sigue de la
misma forma y comprenden que venir a misa y hacer catecismo es algo que
necesitamos para conocer más a Jesús y su mensaje.
Al final de la oración hay una reunión y muchos
participan. En el vehículo entran las personas ancianas y las madres con niños
pequeños. En Tikonko encontramos de nuevo a Jos y cuando llegamos a casa amenaza
lluvia y estamos cansados, de forma que preferimos comer algo en casa mejor que
ir a un restaurante donde tienes que esperar mucho rato.
Después de la siesta voy a Lembema,
el pueblo de las sorpresas. Hoy la mayoría de los hombres han ido a otro pueblo
donde hay un velada fúnebre por el hermano de uno de los maestros del pueblo que
ha muerto, lo que hace que la oración no se haga, aunque sí aprovecho para darme
unas vueltas por el pueblo, saludar a las personas mayores y estar en todo
momento circundado por un enjambre de niños que continuamente me rodean y me
acompañan por todas partes.
Cuando decido volver a casa, llegan varios de los que
estaban en el pueblo donde ha muerto el hermano del maestro, les saludo y la
lluvia nos hace separarnos. Entonces viene alguien a pedirme si puedo llevar un
enfermo al hospital, le digo que sí y, después de esperar un buen rato, me
vienen a decir que la situación no está clara, que tienen que esperar a que
venga el hijo del campo y que puedo irme.
La vuelta a casa con un poco de lluvia, pero tranquila y
sosegada. Intento echar carburante en el vehículo y están descargando en el
depósito bidones de doscientos litros que una furgoneta ha traído. Como no tengo
prisa me espero un rato y observo la operación, algo que no me esperaba, pero
que en estos contornos siempre es posible.
Como me conocen, pues es el sitio en el que suelo llenar
el depósito me dicen que qué quiero y, como veo que están ocupados y no tengo
prisa, les digo que sigan descargando, que cuando acaben ya me servirán, que no
tengo prisa, cosa que les complace y a mí me permite observar con todo detalle y
en primera línea la técnica depurada que tienen para vaciar los bidones de
doscientos litros en el depósito de la gasolinera.
Son las pequeñas cosas de cada día
que te hacen ver qué diferente es lo que vivimos en cada sitio. Esto que he
visto aquí, no me imagino poderlo ver en España ni siquiera imaginarlo. Lástima
que no tenía la cámara para tomar unas cuantas fotos.
En casa tenemos luz, lo que me
permite hacer la crónica con una cierta tranquilidad, pues otros días estoy
mirando el tiempo que le queda a la batería, y también oigo el ruido de la
máquina de lavar, pues he aprovechado para hacer la colada.
sábado, 5 de julio de 2014
5 de julio de 2014
Sábado
Hoy nos ha invitado una monja que da
clases en la universidad a participar en un encuentro con un grupo de
estudiantes que están interesados en la cooperación y quieren saber de primera
mano el trabajo que los salesianos hacemos con la gente.
El encuentro ha sido agradable. No
había mucha gente, pero sí estaban muy interesados en ver y conocer lo que
hacemos en concreto. Todo ha sido alrededor de la mesa, donde la monja hacía de
cocinera y anfitriona y los demás participábamos. Había varios cristianos y por
lo menos un musulmán, que como están en el ramadán, no participaba en la
comida.
Hemos venido a casa más de las tres.
He echado un rato la siesta y luego me he distraído preparando las cosas para
mañana, entrenándome en la lectura de los textos en lengua mende y viendo los
apuntes de la clase.
viernes, 4 de julio de 2014
4 de Julio de 2014
Viernes
Hoy se ha ido la luz por la noche y no ha vuelto. Hemos
tenido que usar el grupo por la mañana, que amanece nublada, pero sin lluvia,
que ya la hemos tenido por la noche.
En clase el profesor de lengua me
presenta un método de aprendizaje de la lengua que está editado por el gobierno
y pasamos mucho rato viendo cosas que aparecen en él, además de otros aspectos
de la cultura y las sociedades tradicionales.
Viene a visitarnos Augustine, el
salesiano coadjutor y come con nosotros; después se va a hacer algunas visitas a
conocidos.
Hoy el tiempo está más fresco que otros días y se puede
dormir sin sudar mucho. Me echo una buena siesta y luego voy a Nyagorehun para
la reunión con las parejas.
El vehículo responde bastante bien, no hay problemas con
la pieza que hay que cambiar y siempre hay gente en el camino que te pide que
les lleves. Hemos acabado llenos y sin sitio para más que pedían subir. La
alegría de la gente que va en el vehículo es enorme y te da moral para seguir
montándolos, aunque te tengas que bajar para abrirles la puerta porque no lo
saben hacer, o te hagan esperar más de lo que pensabas porque no se saben
acomodar. Pero creo que el beneficio que les haces es grande en comparación con
lo que te pide de estar a su disposición.
En la reunión con los matrimonios,
les hago ver que estaré ausente un tiempo y les invito a que tomen sus
responsabilidades en serio. Me prometen hacerlo, pero les recuerdo que prometer
parece ser una de las especialidades de la gente que luego no hace. Ellos me
aseguran que no será así con ellos.
Hoy tenía el caso de un maestro que
al final no se ha presentado, pero que me había expuesto la situación de su
mujer que está con la madre y no tiene prisa por venir donde él. En la reunión
me han prometido ocuparse del caso. Yo les he dicho que el domingo tengo el
vehículo disponible y que va al pueblo donde se encuentra la mujer del maestro.
Veremos a ver lo que sale al final.
Una pareja ha comentado que durante la semana tuvieron
un accidente con un crío que se rompió una pierna y me decían que si esto
hubiera pasado hace tres meses, que hubiera habido pelea con toda seguridad,
pero que ahora con el espíritu de entendimiento que tienen, que han logrado
hacer las paces y no llegar a pelearse.
Finalizada la reunión me vuelvo para casa y empieza a
llover. En el camino encuentro a gente que vuelve del campo y está cargada con
no sé cuantas cosas. Meto en el vehículo los que puedo hasta que se llena y la
gente está contenta por librarse del agua y ahorrarse el trozo que les llevo
hasta el pueblo. Al salir me dan las gracias sonrientes.
jueves, 3 de julio de 2014
3 de Julio de 2014
Jueves
Hoy santo Tomás, pedimos de una
forma especial por los católicos de la India y pienso en particular en las
adoratrices que he conocido de la India y con las que he trabajado en Cinkassé.
Les he escrito felicitándolas, pero hoy no funciona la conexión. Veremos a ver
cuando sale el mensaje.
Hemos llevado el vehículo a cambiar el aceite y hay un
pequeño problema, una pieza que hay que cambiar, lo que nos hace tener una
cierta precaución en el uso, no sea que nos deje tirados en el camino, así que
esta tarde no he ido a los pueblos, pues no es imprescindible.
Al final de la mañana el obispo me
envía un mensaje diciendo que me puede recibir al mediodía. Le contesto que
estaré allí y para eso me monto en una moto-taxi que me llevará sin problemas a
través del centro de la ciudad.
Cuando monto hace sol y tengo que
utilizar el sombrero, pero inmediatamente las cosas cambian, el sol se nubla y
un par de minutos más tarde empieza a llover… El chófer de la moto, que no habla
una palabra de inglés, no sé cómo se las apaña, pero en cuanto empieza la lluvia
entra en un asubiadero, la visera de una gasolinera donde hay ya más de una
veintena de motos esperando a que pase el chaparrón. Para mí es la primera vez
que lo vivo, pero veo que para ellos es algo muy corriente y ya saben los sitios
a los que recurrir en estos casos.
Unos cuantos minutos más tarde, el chaparrón ha cesado,
salimos del refugio y seguimos camino hacia la casa del obispo y, antes de
llegar el sol brilla de nuevo y la lluvia por allí no ha caído. Ha sido una
tormenta local que ha durado unos minutos, lo suficiente para calarte si te
pilla al descubierto, pero que minutos más tarde ya se ha pasado
completamente.
El encuentro con el obispo es para
agradecerle la visita que hizo el otro día a los pueblos, para comunicarle la
alegría que la gente tiene de la visita que les ha hecho y para intercambiar
impresiones sobre el trabajo que se hace en los pueblos. Charlamos durante tres
cuartos de hora. Para mí es un contacto muy agradable y el obispo se muestra
agradecido a lo que se hace en los pueblos y nos anima a seguir en el trabajo.
Le ha llamado la atención positivamente el trabajo que se hace con los
matrimonios.
La vuelta a casa de nuevo en una
moto y esta vez sin problemas, me permite disfrutar de la comida que nos
preparan las mujeres del centro de pastoral, hoy arroz con salsa de cebolla y
pescado, y echar una buena siesta, pues anoche no dormí bien.
Por la tarde hay conexión a internet
a ratos, lo que me permite enviar unos cuantos mensajes, pero luego se atasca y
no hay forma de enviar más. Esperemos que con paciencia los mensajes acaben
saliendo.
miércoles, 2 de julio de 2014
2 de Julio de 2014
Miércoles
Jos se va pronto a Tikonko y yo me quedo en casa
limpiando insectos, pues ayer hubo invasión. Luego me voy a clase y el profesor,
que el miércoles tiene libre en la uni, se pasa la mañana conmigo. Me resulta
interesante aprender cosas de la cultura mende y él se siente a gusto
enseñándomelas. Nos dan las once pasadas y hemos hecho más de dos horas de
clase, pero él está muy contento y yo también de las cosas que me enseña, no
sólo de la lengua, sino también de costumbres y usos.
Alguien en un pueblo me había dicho que los mende no
tienen caballos. A mí se me hacía muy raro que un pueblo guerrero no tuviera
caballos. El profesor me ha hecho ver que hay una serie de apellidos mende que
tienen la componente de “caballo” en ellos, lo que indica la importancia que
estos animales tuvieron en otro tiempo. Hoy no he visto ninguno, pero la
realidad es que sí han existido en la cultura mende.
Por la tarde voy a los pueblos. Hoy toca Valehun y
cuando estoy a punto de llegar al pueblo, me encuentro al maestro José que viene
andando para ir al pueblo de su madre. Nos volvemos juntos y vamos a visitar un
nuevo pueblo, hoy es Casama. Está a siete kilómetros de Valehun y también está a
la orilla del río, que ahora va crecido.
Cuando llegamos nos reciben los críos y luego hay un
joven que viene a saludarnos. Resulta ser el hijo del jefe del pueblo, un
musulmán, que nos lleva a casa de un responsable de un grupo cristiano, no sé
muy bien el nombre del grupo. Estuvimos hablando un rato. Los dos muy amables
con nosotros y me llamó la atención el comentario que los dos hicieron. Después
de la guerra, ningún cura católico ha venido a vernos y los católicos que había
o se han ido de aquí o se han cambiado a otro grupo para rezar…
Cuando estaban los misioneros blancos, solían venir y
recorrer los pueblos. Desde que hay curas autóctonos, eso ya no se hace más… Yo
lo escucho y me quedo pensativo y me pregunto qué dosis de verdad hay en tales
apreciaciones.
De todas formas me invitan a volver, me preguntan qué
día pienso volver y me prometen buscar a los católicos que quieran reunirse
conmigo… Cosa que me resulta tan sorprendente como el comentario
anterior.
Les digo que intentaré volver el próximo miércoles,
pero, siempre que pueda, pues basta que haya una buena lluvia para que el camino
sea lo suficiente difícil como para no aventurarse, así que veremos a ver lo que
hay para la semana que viene.
Por lo menos he dado una vuelta por
una parte del pueblo, bastante activo y de tamaño más bien grande en comparación
con los otros pueblos de los alrededores; tiene escuelas, y dispensario, además
de otros servicios; he sacado unas cuantas fotos y he visto que la gente es
acogedora y amable, pues me han saludado respetuosamente y siempre estaban
abiertos y receptivos a nuestra palabra.
En Valehun hemos rezado una
veintena, la mitad adultos, y nos hemos vuelto para casa, rezando el rosario,
pues me ha acompañado como ayer, la madre de Daniel, que me ha dicho que está
dispuesta a venir a Casama a buscar a los católicos. En el rosario hemos pedido
por el pueblo y por sus habitantes, que el Señor les bendiga.
martes, 1 de julio de 2014
1 de julio de 2014
Martes
Comenzamos un nuevo mes y lo hacemos bajo la perspectiva
de la visita del provincial y las ordenaciones de dos salesianos que tendrán
lugar el próximo veinte aquí en nuestra ciudad de Bo, además de la profesión
perpetua de un salesiano coadjutor en Freetown.
La mañana ha estado nublada, pero
eso no me ha impedido secar la colada, estudiar lengua y leer. Después de la
siesta voy a buscar a la señora Cecilia, la madre del salesiano Daniel que me
acompaña a los pueblos. Hoy me paro un rato en el pueblo del catequista, donde
estudiamos un rato la lengua local y luego vamos a rezar a Baley, el pueblo
siguiente en la pista.
Me paseo un rato saludando a la gente y al final nos
juntamos en una casa una veintena de personas, casi todos adultos. Durante la
oración observo a unos y otros y veo que hay quien no sabe las oraciones
comunes…
Salifu, el maestro que dirige la
oración y que forma parte del grupo de las parejas me hace ver que cuando visita
a alguien para rezar, después hay otros grupos que vienen y hacen lo mismo y la
gente no se decide por venir a rezar con nosotros. Le hago ver que para nosotros
el objetivo no es que vengan a rezar, sino el presentarles la oración que se
hace en pareja y los cambios que ello supone en la vida de la pareja, que eso es
lo que tiene que hacer, no invitar a rezar, sino mostrarles que la oración que
se hace juntos, provoca cambios importantes en la forma de vivir la vida de los
casados.
Aprovecho un momento
antes de darles la bendición para hacerlo ver a los que están presentes y lo
apoyo con el testimonio de dos parejas que están presentes. Todos me dicen que
rezarán en familia y les animo a
hacerlo.
En la vuelta a casa nos pilla la
lluvia, pero no hay problema. Ya estamos acostumbrados a tener cada noche la
lluvia y hoy no es excepción.
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