Y hemos llegado al último día del año. Creo que es un momento muy
especial para ser vivido de una forma particular. Mientras en otras latitudes la
gente se prepara a vivir una noche de fiesta, y aquí también en muchos sitios,
por lo menos en muchas parroquias hay invitación a participar en vigilias de
mayor o menor duración en las que se agradece a Dios el año vivido y se le pide
que nos bendiga en el que empezamos.
Por la mañana tenemos misa en la parroquia, como cada día y la asistencia
es buena, a pesar de que el harmatán se hace sentir, especialmente el fresco,
más que el polvo. Cada día me ducho con al agua fría del grifo y hoy he notado
que estaba un poco más fresca que los otros días, pero se puede
aguantar.
Después del desayuno espero al fontanero y al carpintero pero ninguno de
los dos vienen. Hago algunas
compras en el mercado y como y duermo un rato. José, que así se llama el cura
que viene a encargarse de la parroquia me ha dicho que llegará por la tarde y me
preparo para su llegada, pero se presenta con otros dos salesianos mucho antes
de lo previsto. Como no tenemos cocinero y no han comido y es tarde, nos vamos a
comer a un sitio que hay no lejos de casa y que te sirven bien y no es
caro.
Desde allí llamamos al obispo para saludarle, pero nos dice que acaba de
morir un sacerdote que tenía cáncer y que ya nos veremos en otro momento. Con lo
que nos volvemos a casa y comenzamos a pensar en preparar las cosas para la
vigilia que habrá en la parroquia y
en uno de los pueblos.
Tenemos un rato de encuentro en el que intercambiamos impresiones y
puntos de vista. Él ha venido con la mejor buena voluntad y está dispuesto a
hacer las cosas lo mejor que pueda, Yo tengo una buena opinión de él y ahora le
veo con agrado cuando me explica su pensamiento. Creo que podremos colaborar y
tratar de hacer un buen servicio a la parroquia que nos han
confiado.
Los
otros dos curas que han venido van a dormir en casa de su familia, pues aquí
como estamos de mudanza no tenemos sitio para nada y así les llevo a su casa,
les dejo con la familia y luego vendrán para la vigilia a la parroquia. Yo
vuelvo a casa y sigo hablando un buen rato con José y los dos seguimos al
carpintero que está trabajando en acondicionar una habitación para uno de los
curas que van a venir.
Cuando es hora nos ponemos en marcha, José hacia la parroquia y yo hacia
un pueblo, Towama, donde tendremos la vigilia, muy familiar, una misa de acción
de gracias participada por bastante gente y en la que creo que nos encontramos a
gusto en la celebración, pues participamos en los diversos momentos y animo a
que unos y otros intervengan.
Damos gracias a Dios por el año que
hemos vivido, le pedimos su bendición para el que vamos a comenzar y le pedimos
muchas cosas para el año de la misericordia que hemos comenzado, en particular
que nos convierta y nos acerque a Él.
Entre las ofrendas que han presentado hay un gallo vivo que traigo a casa
y por la mañana se encarga de ser el despertador, y una botellita muy envuelta
que cuando la abro veo que es una bebida alcohólica de la que no doy el nombre
para no hacer publicidad… Qué poco me conocen en ese
terreno…
Cuando vuelvo a casa en la parroquia no han concluido, pero me voy a
dormir, pues mañana me toca madrugar… Creo que es un año en el que hemos vivido
muchas experiencias diferentes, quizás el ébola ha sido de las más marcantes,
pero no la única; y en todo quiero agradecer al Señor los signos de cercanía y
las experiencias vividas con la gente, la de los pueblos en
particular.