Último día del mes y memoria de D Bosco. Después de rezar hago un rato de
limpieza, pues es el día en que también se hace en la ciudad y espero al profe
de mende, que al final no se presenta. Por lo menos he estudiado un buen rato y
he tenido tiempo para leer.
El coci ha
preparado unos plátanos fritos y, después de la siesta, salgo para la reunión
con las parejas. Me encuentro con gente que me esperaba y vamos a saludar a dos
de las parejas que están en la ciudad, uno porque está enfermo y la otra porque
quien está enferma es la hija, que ya lleva una semana. Ambos se alegran mucho
de la visita y juntos rezamos y les doy la bendición.
La llegada al pueblo es un poco justa y ya ha gente que nos está
esperando. La reunión de las parejas es una experiencia agradable y un momento
en el que se comparte lo que se ha vivido durante la semana.
Además de la reunión, voy a visitar a gente del pueblo. El jefe, que ha
estado bastante enfermo, hoy se pasea por la calle y nos saludamos con gran
alegría de que esté recuperado. Voy a ver a una de las chavalas que van a la
escuela. Está tumbada en la estera con un serio paludismo y no se puede
levantar. Rezamos un momento y seguimos visitando a otras personas. El cansancio
del trabajo en las granjas es manifiesto.
Además están preparando la función que van a tener esta noche, con motivo
de los cuarenta días de la muerte de uno de los ancianos del pueblo. Es el
musulmán que vivía solo y que murió durante mi estancia en
vacaciones.
La alegría, los preparativos para la fiesta, el cansancio por el trabajo,
la enfermedad que afecta lo mismo a grandes que a pequeños, son realidades que
se viven continuamente y juntas y a la vez; y es en este medio donde nos movemos
y así es como nos encontramos con la gente en los pueblos, tratando de estar
cercanos a ellos y viviendo su día a día juntos.
Tengo un
encuentro con el catequista y algunos más, que por falta de tiempo propongo que
sigamos la semana que viene, pues está a punto de anochecer y no quiero pasar el
puente del agujero de noche, no sea que entre en el hoyo.
Esto me
permite estar en Tikonko a la hora de rezar el rosario. Hoy lo hacemos en casa
del catequista y la mayoría están con catarro… La última lluvia les pilló de
camino a casa y ahora pagan las consecuencias. Y para finalizar, vamos como ya
hemos hecho otras veces a rezar un momento a casa de Thomas, cuya mujer es
musulmana, pero con quien hemos comenzado a rezar en casa, para que acaben
rezando juntos.
Llego a casa y no hay
luz, por lo que la cena es con la linterna y después me echo un rato en espera
de que la luz venga. Hacia media noche la luz se hace presente y aprovecho para
ver las noticias y escribir la crónica.
Hace
poco más de tres semanas que llegué y ya me parece un largo periodo de tiempo
que llevo por aquí. Las experiencias vividas son muchas y el tiempo se pasa
rápido. Espero que tenga fuerzas para seguir en la brecha y caminar al lado de
esta gente tan extraordinaria con la que me ha tocado vivir y que podamos seguir
soñando con Don Bosco en hacer algo bueno y grande para
ellos.