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domingo, 31 de julio de 2016

31 de Julio de 2016

Domingo

Ha llovido durante la noche y hemos estado sin luz, por lo que toca hacer el aseo con la linterna y a tientas.
Salgo lo antes que puedo para los pueblos, pues el camino está cada vez más deteriorado. Llevo un cargamento de víveres de los que llegaron en el contenedor que serán para los maestros de la escuela y en cuanto los descargo, el vehículo se llena de gente.
Están presentes para la misa un rato antes, lo que me permite comenzar con adelanto y tener holgura al acabar. Hay gente fuera de la iglesia, pero como se ha puesto a llover durante la misa, han tenido que entrar y si estábamos justos, ahora estamos apretados. Hay más de cien en muy reducido espacio y es el sitio que necesita un nuevo edificio para rezar y otras actividades.
En Tikonko la iglesia está abierta y hay algunos elementos que preparan los cantos. Comenzamos a la hora y otros van llegando más tarde, por lo que al final el número es aceptable. La misa es sin novedad y en los anuncios les hago ver que, aunque vaya de vacaciones, la oración y el catecismo es algo que deben continuar. Hoy han estado presentes un buen número de niños, pues les he hablado que si quieren una escuela y empezar por el jardín de infancia, es necesario que los niños que vengan sean los de los cristianos que vienen a rezar con nosotros, y creo que lo han comprendido.
A Towama llego justo, pues el camino es penoso. Hay un buen número pero siguen siendo muchos los que llegan tarde, entre los del coro en particular, pero vale más tener paciencia, pues no hay la persona que les dirija.
Después de misa tenemos reunión de los líderes y personas mayores de la parroquia, que el responsable de la comunidad dirige con aplomo y sabiduría. Da una información económica bastante buena y aceptable. Se habla del problema del techo que acaban de cambiar y sigue con goteras y es que encontrar un profesional competente y que haga bien las cosas parece ser que no es moneda corriente por aquí.
Llego a casa casi a las dos y Joseph está preparado para salir hacia Lungi a buscar a un nuevo trienal que viene y llevar de paso a las mozas que han venido a visitarle. Después de la despedida, me tomo un poco del arroz que nos han dado en los pueblos y duermo la siesta para recuperar fuerzas.
Ha venido la luz y me paso mucho rato en el ordenador preparando fotos, pues también la tarde se ha metido en agua y no da para mucho más que para estar en casa. A la hora de la oración ya se ha ido la luz de nuevo y con las velas como antorcha, rezo un buen rato en la capilla agradeciendo a Dios el día y el mes que se acaban y pidiendo ayuda para el que viene.
El guardián tarda en venir y está calado y sin ropa para cambiarse por lo que le doy una de mis camisetas, además de compartir el arroz que me han dado en los pueblos, lo que le hace sentirse contento y me da las gracias.

Me voy a dormir esperando que la luz venga, cosa que hace hacia media noche y  aprovecho para hacer la crónica y acabar con el trabajo de las fotos.

sábado, 30 de julio de 2016

30 de Julio de 2016

Sábado

Como es último sábado de mes toca limpieza en los barrios y no hay movimiento de vehículos y tampoco se dice la misa en la parroquia, por lo que lo hago en la capilla y después del desayuno tengo un rato de reunión con Joseph y, como hay luz, preparo cosas en el ordenador, lo que también me permite hablar con Loli en el Skype, pues hay conexión y funciona.
La lluvia nos acompaña y cuando quiero salir a los pueblos sigue, pero a medio camino se para y nos permite el viaje más fácil. La reunión de los matrimonios va tomando forma. Hoy había nueve parejas y cinco más sin su media naranja. Y no sólo es cuestión de número, sino también de calidad, pues los comentarios que se hacen van mostrando lo serio y profundo que puede ser el encuentro que tenemos. Me alegro por lo que vamos viviendo y deseo que siga.
Hoy les sorprende que envíe a un grupo de mujeres, sólo mujeres, para hablar con una que hace tiempo que no viene… Quizás es la primera vez que ven algo así, pero les digo que tengan confianza que las mujeres también saben hacer las cosas y que nos hablarán de la experiencia la semana que viene.
Dejamos la reunión, pues es la hora, aunque con gusto seguirían conversando, pues el ambiente es agradable y los temas se les hacen interesantes, pero tengo que venir al siguiente pueblo a hacer catecismo. Aquí hay sólo unos pocos, incluso alguno nuevo, pero el número reducido. Hacemos un rato de catecismo y, como veo que no van a venir más acabamos la sesión y pienso en ver el coro del pueblo siguiente, si es que están, y en visitar a un señor mayor enfermo cuya esposa viaja conmigo en el vehículo.
Como los del coro no están, pues la iglesia está cerrada, voy a visitar al enfermo, que está muy sorprendido y contento de la visita, aunque sea una visita relámpago. Ya es de noche y el camino es muy malo, pero por lo menos la alegría que se ha llevado merece la pena el esfuerzo.

En casa estamos sin luz y Joseph tiene una misa de vigilia, por lo que ceno solo y luego con la batería intento ver el correo y las noticias, además de hacer la crónica.

viernes, 29 de julio de 2016

29 de Julio de 2016

Viernes

Amanecemos con lluvia, algo que es normal en el momento en el que estamos y eso hace que no mucha gente esté presente en la oración de la mañana. Después de misa tengo un rato de clase con el profe que está también preocupado por otros asuntos y quiere que le eche unas cartas en el correo en España… Nos podemos dar cuenta de cómo andan las cosas del correo por aquí…
Participo en una reunión en el obispado durante dos horas. Es un grupo de consultores del obispo y se tratan temas relativos a la diócesis. Después hay una misa en la catedral por un cura que falleció en la capital y que ahora trasladan los restos al cementerio de aquí.
Por la tarde toca pueblos y con suerte varia. Salimos de casa con sol, pero a medio camino la lluvia nos alcanza y cuando llegamos al pueblo la gente está segura de que no voy a venir a cuenta de lo que llueve, por lo que les cuesta hacerse presentes. Les espero durante una hora y luego quieren que me quede más tiempo, pues la reunión les resulta interesante, pero les hago ver que también tengo otro pueblo y que el camino es largo y difícil. Tengo la impresión de que no son capaces de controlar bien sus reacciones, pero es lo que tenemos y con lo que hay que trabajar. Me pregunto si la guerra no ha dejado desajustes.
En el pueblo siguiente hay unos cuantos adultos y jóvenes que otras veces no solía haber. Unos han venido, a otros les han invitado a venir y, después de un comentario del evangelio hay también algo sobre la escuela a la que no prestan mucho interés. Por mi parte les hago ver que estoy presente cada viernes para rezar y siempre que encuentro interés es la gente me hago presente entre ellos para animar a los que están interesados. No vengo a dar nada a quien no está interesado en ello. Creo que ha habido bastante costumbre por parte de ongs y organismos de dar cosas sin pedir nada a cambio y eso se nota ahora, pero no estoy dispuesto a hacer algo que pienso que no es la forma de tratar a la gente.
El tiempo avanza y el camino es difícil por lo que llegamos a casa más tarde de las diez, con lluvia incluida y con los que hemos recogido ene l camino que estaban a pie y que me dan las gracias por el transporte. Y así por lo menos me doy cuenta de que si en el catecismo no ha habido un gran éxito, por lo menos a los que hemos encontrado en el camino, les hemos hecho un favor por el que están contentos y agradecidos.

En la calle me encuentro a Joseph que viene con tres chicas que conoció en Lungi y que han venido para el fin de semana. Eran del coro de la parroquia y ahora estudian en la universidad y vienen a pasar el fin de semana, aunque lo tendrán pasado por agua, pues llueve en todo momento.

jueves, 28 de julio de 2016

28 de Julio de 2016

Jueves

Por la noche siguió lloviendo pero por la mañana se pasó y cuando fui a Mattru el camino estaba transitable y la procesión de la gente que viene a Bo  a traer leña para el fuego, carbón y palos largos que se usan en construcción, sigue su curso.
En la oración hay algunos más y al final nadie espera para el catecismo, así que seguiremos esperando a ver la reacción.
En casa, el jueves hay exposición y me paso la mañana en la iglesia, casi solo y por la tarde hay un grupo de mujeres que rezan largo rato antes de que aparezcan algunos hombres. Joseph ha ido a la catedral, pues hay una misa de un grupo de oración y le toca a él, por lo que presido la misa yo en casa y les pregunto donde está la gente joven y los niños, que tan pocos hay en la iglesia. Espero que hayan tomado nota y la cosa se note en los próximos días.

Hay luz y conexión y me entero de las noticias mientras espero la vuelta de Joseph de la misa en la catedral.

miércoles, 27 de julio de 2016

27 de Julio de 2016

Miércoles

Se ha pasado gran parte de la noche lloviendo y así sigue por la mañana, cuando voy a rezar a Towama con el camino complicado y la mitad de la gente que ha venido. Les felicito por tener el coraje de venir, pues con la lluvia pocos salen de casa.
Aquí ha dicho la misa Joseph y en el desayuno nos encontramos y me comenta que va a salir. Yo espero la luz para comenzar el trabajo con las formas. Cuando quiero comenzar, me doy cuenta del problema que tengo con la harina con la que contaba, que le pasa lo mismo que a la de ayer, está vieja y prefiero no repetir la mala experiencia de ayer. Buscaremos harina que esté en buena forma.
Estoy un rato rezando en la capilla y leo y estudio la lengua local. Al final de la mañana me viene a ver un cura que está en el colegio universitario que quieren abrir aquí en Bo, y le hago ver mi interés por que los maestros comunitarios puedan venir y participar en las clases y así que estén cerca de mí y les pueda seguir y motivar.
La mañana se ha metido en agua y todo el día seguimos en la misma tónica, y a mí parece que me falta batería el día que no hay sol. Después de comer he dormido largo rato y luego veo de hacer una selección de fotos para mostrar en vacaciones.
Como sigue lloviendo y no voy a encontrar a nadie en el pueblo, no voy, pues además el camino está difícil y cuesta mucho rato llegar. Con las lluvias es lo que sucede.

En el momento que estamos rezando por la tarde se va la luz, la cena es con linterna y esperamos a que venga por la noche para cargar las baterías y escribir la crónica.

martes, 26 de julio de 2016

26 de Julio de 2016

Martes

Me levanto temprano y salgo de casa a las cinco, pues ahora recorrer los diecisiete kilómetros al pueblo me lleva cincuenta minutos, el doble de lo que me levaba hace un par de meses. El recorrido es sin problemas y les encuentro rezando el rosario. Otros van llegando y la asistencia a la misa es numerosa. Después me encuentro un momento con los maestros y la vuelta es, como suele ser ahora, lleno de gente que viaja, incluso quien tiene la bici averiada y la trae para reparar en la ciudad.
El camino lleva su tiempo el recorrerlo y donde unos bajan, otros suben y siempre estoy bien acompañado. Hoy viene Daniel que sigue con los jaleos de los papeles de los terrenos y rezamos el rosario en mende en el viaje.
En casa la mañana la paso al lado de la máquina de las formas. La experiencia es bastante positiva, pues he sacado unas ciento cincuenta formas grandes cocidas y cortadas. Incluso he llevado unas pocas al obispo como regalo de los primeros frutos, pues hacía tiempo que esperaba el que la máquina empezara a funcionar.
Por la tarde he seguido la experiencia, pero el resultado ha sido muy distinto, y creo que ha sido por poner un paquete de harina que estaba viejo. No he logrado hacer las obleas más que al principio. Después todas se rompían… Y me parece muy buena experiencia y siempre aprendiendo. Y limpiar las cosas me ha llevado tanto como el resto de operaciones y aún me queda algo para mañana. Creo que el resultado ha sido positivo y a ver qué sale mañana, pues hoy he hecho sólo formas grandes.

Por la tarde tenemos luz, pero luego se va y estoy escribiendo la crónica con la batería que le queda al ordenador.

lunes, 25 de julio de 2016

25 de Julio de 2016

Lunes

Es la fiesta de Santiago, pero aquí es un día normal, así que seguimos la rutina de los lunes, aunque en la misa rezamos de forma especial por los que tienen a Santiago como patrón y después de la misa tengo un buen rato de clase con el profe. No sólo hemos visto lo de la lengua, sino también otras  cosas que el profe trae entre manos y una de ellas es el obtener oleografías de María Auxiliadora para el grupo de gente que se reúne en una escuela. Se las doy y se va más contento que unas pascuas.
Hago limpieza y lavo ropa, pero ahora el secado es un problema, como llueve continuamente, hay tanta humedad que todo está con el característico olor y la ropa tarda en secar.
La lluvia nos acompaña varias veces durante el día de forma intermitente, pero abundante. Aprovecho para estudiarme el manual de instrucciones de la máquina de hacer formas y la de cortarlas y preparo las cosas para mañana iniciar la experiencia. Leo con atención las instrucciones que me han enviado unas monjas que las fabrican y preparo también la visita a los de Nagoyon para la  misa mañana. También le pido a Santiago que siga protegiendo a España.

domingo, 24 de julio de 2016

24 de Julio de 2016

Domingo

Es la conmemoración de María Auxiliadora, pero no se ve mucho porque es un domingo. A la hora de ir a los pueblos cae una fina lluvia, pero en el camino la pierdo y en los pueblos hay día claro. Los del primero están a la hora y rezan el rosario antes de comenzar la misa. Trato de hablarles de la cercanía del Dios del que nos habla Jesús y me refiero a la experiencia que ellos mismos tienen en las parejas y les animo a vivir esta experiencia como un regalo de Dios y a darle gracias. El ambiente es bueno, el espacio reducido y los críos se hacen oír, pero es lo que tenemos y fuera de la iglesia ahora no es posible, todo está mojado y la lluvia puede llegar en cualquier momento. Y al final se apuntan al vehículo también un buen número.
En Tikonko las cosas cambian, la gente llega con retraso, pero  hoy son numerosos y hay varios de fuera. La mujer del jefe ha traído a alguien que les ayudará a plantar los árboles que ella ha hecho traer y les invito a que lo vivan como experiencia positiva y que aprendan y luego ellos mismos los planten también en sus granjas. La hora me impide estar más con ellos, pues tengo el pueblo siguiente y el camino es cada vez más penoso de recorrer por estar lleno de baches.
Por lo menos en la celebración ha salido varias veces la referencia al pozo que tienen y cuando me dicen gracias, les respondo que la forma de manifestarlo es implicándose en las actividades que se les proponen y en primer lugar en la presencia regular… Esperemos que sea una realidad y no se quede en un bello deseo.
En Towama las cosas transcurren por los mismos derroteros. Yo he llegado un poco más tarde que lo habitual a cuenta del estado del camino y en general llegan tarde, pero de forma especial los del coro, que al comenzar no había ninguno… No les digo nada, pues ya son conscientes de ello y al final el número de los presentes es aceptable. La imagen de un Dios que perdona no es compatible con echarles el perro, por lo que hoy intento mantener la calma y veo que al final ellos mismos reconocen la tardanza… Esperemos que la semana que viene la situación mejore. Creo que María Auxiliadora ha hecho también su trabajo en la mañana de este domingo.
El domingo nos suelen preparar comida que nos dan en el ofertorio de la misa. Hoy lo que me han dado en los pueblos me parece bastante aceptable, pero cuando llego a casa y lo comparo con lo que han traído a la parroquia, veo que es muy inferior, y es que parece ser que la señora que ha preparado la comida en la parroquia es una entendida… Hay cuatro platos diferentes: fideos secos, cuscús, ensalada rusa y pescado, mientras que en lo de los pueblos hay arroz y salsa para acompañar. Estoy acostumbrado a comer lo que me ponen delante, pero también sé distinguir entre plato y plato y hoy, además de comer, he disfrutado del hecho de tener donde elegir y la calidad de lo que se me ofrecía, en particular del pescado.
Tengo cansancio y duermo bastante tiempo la siesta. Después intento arreglar la rueda que se pinchó ayer y me dicen que no tiene remedio. No es un pinchazo, es un reventón provocado por uno de los tocones salientes que quedan cuando cortan la maleza para limpiar el camino… Así que he buscado una rueda de las que había retirado y la he puesto en el repuesto y a ver si así tira durante el tiempo que me queda antes de las vacaciones.
También ha hablado un rato con Andreas, el encargado de la oficina de desarrollo en la capital que ha vuelto de un curso de formación y está preparando una visita por aquí. Por ahora le he dado la relación de los pozos que hemos hecho este año y hemos quedado de vernos para saber el estado de las finanzas y afrontar los nuevos proyectos.
Más tarde hablamos un rato Joseph y yo y hacemos planes de diversas pequeñas obras que queremos hacer en los alrededores de casa antes de meternos con las obras de la casa. Hay un rincón que puede ser un buen sitio para recibir a la gente y para encuentros, está al aire libre y sin mucho ruido. Tenemos la capilla de la adoración que recibimos a medio hacer y es hora de acabarla, además de plantar arbustos para aislarnos del polvo en la estación seca. En ello estamos y esperamos poder hacerlo sin tardar, lo mismo que tener el agua corriente en casa.
Estamos un rato en la capilla y después rezamos el rosario juntos. Cenamos las sobras del mediodía y la luz se va, pero por suerte sin tardar mucho vuelve y podemos disfrutar de hacer las cosas sin la linterna en la mano.


sábado, 23 de julio de 2016

23 de Julio de 2016

Sábado

Tenemos luz y me levanto con ánimo después de un sueño reparador. En la oración de la mañana celebramos a santa Brígida y me acuerdo de forma especial de las monjas de Paredes que hoy es su fiesta patronal y a quienes he prometido rezar por  ellas, pues también lo hacen por nosotros.
Hoy viene el profe y, como no vino ayer, me ofrece un rato de clase, lo que acepto con mucho gusto y leemos los evangelios que luego leeré en los pueblos durante la semana. También me trae un método sencillo de aprender mende que me deja para que le eche un vistazo, aunque no tengo mucho tiempo, pues después del desayuno me dedico a desempaquetar la máquina de hacer formas. Hasta ahora no hemos tenido un sitio donde ponerla y quiero ver con detalle lo que hay que hacer con cada una de las cajas que tiene dentro el embalaje principal. Me paso la mañana en el intento, sudo lo que quiero y más y, aunque me ducho al final, creo que acabaré con agujetas por falta de costumbre en arrancar clavos, pues ya me duelen algunas articulaciones de las manos.
Después de comer y un rato de siesta, voy a los pueblos. Paso en primer lugar por el sitio donde han acabado el pozo, Tikonko, y saco unas fotos para enviar, aunque aún le faltan los rótulos. En la reunión con las parejas amenaza la lluvia y acaba cayendo abundante, como las parejas, que hoy llegamos a ocho, y seis adultos más que esperan que su pareja venga. Da gusto ver el número de los presentes cuando no hace mucho estábamos en menos de la decena y ahora pasamos de la veintena.
En Tikonko el catecismo es otra cosa, pues hay poca gente, pero la paciencia también hay que ejercitarla y con ellos en especial. He leído el evangelio en su lengua y no han entendido mucho, pero tampoco lo entienden cuando se lo leo en inglés, lo que me dice que no es solo problema de entender. El nivel cultural es muy bajo y en la escuela se hace bastante poco por mejorarlo.
Están contentos con el pozo y me dan las gracias, aunque les digo que la forma de agradecerme cosas no es de palabra, sino haciendo uso correcto de los que han recibido.
Cuando al anochecer veníamos para casa, un pinchazo nos hace tardar tres cuartos de hora para cambiar la rueda y tenemos suerte que no ha llovido, pues un rato antes lo ha hecho con cierto ímpetu, lo mismo que nos pasa al llegar a la ciudad, la lluvia cae abundante y los que vienen en el vehículo se amontonan como pueden en la cabina, pues la parte trasera no tiene protección contra la lluvia.
Llego bastante tarde y veo que la casa está a oscuras, lo que me hace pensar que no hay luz, pero es que Joseph ha salido a visitar a un enfermo y no ha quedado nadie en casa. Viene sin tardar y cenamos juntos y comentando lo que ha sido la jornada.

Ha habido luz y buena conexión, pero ahora estoy escribiendo  sin luz, y es la realidad que vivimos durante tiempo, que la luz viene y se van con cierta frecuencia y al final acabas acostumbrándote , aunque es más fácil acostumbrarse a la luz que a que falte.

viernes, 22 de julio de 2016

22 de Julio de 2016

Viernes

Amanecemos sin luz y la lluvia nos acompaña, lo que hace que poca gente venga a la misa, incluso el profe me deja sin clase, pero lo comprendo, pues viene de lejos y la lluvia es algo molesto, sobre todo cuando como ahora, suele ser torrencial.
En casa después de desayuno estudio un rato y luego organizo un almacén. La comida que nos queda hay que repartirla y ver la mejor manera de hacerlo a quien lo necesita de verdad. Seguimos apañándonoslas para la comida, pues no tenemos coci, pero siempre hay latas o botes de conservas que son una solución fácil y rápida.
Por la tarde voy a los pueblos, hoy el más alejado y como el camino se deteriora con las lluvia, me lleva casi dos horas el recorrerlo, aunque siempre acompañado, pues en el camino siempre hay gente que agradece el que les lleves.
Me doy una vuelta por el pueblo saludando a unos y otros, llego hasta el río, que aún no ha subido de volumen como l estaba el año pasado para estas fechas y la reunión de las parejas es un continuo decirles que tienen que rezar juntos, que  no hay forma de avanzar si no se hace así y, aunque les hago ver a cada uno su situación, no me parece que llegan a enterarse de lo que les digo, así que deberé seguir teniendo paciencia.
En Gbalehun hay poca gente, menos de la que había la semana pasada que me prometieron que iban a venir con alguno más. El miércoles enterraron junto a la iglesia al señor que la había financiado y hoy seguimos rezando por él. Al final pedimos a la Virgen con una decena del rosario, que nos dé luz en lo que tenemos que hacer todos.

El camino de vuelta es laborioso, pues aunque no llueve, nos lleva hora y media recorrer quince kilómetros. Es de noche y sigue habiendo gente en el camino y contentos de que se les lleve un trozo del camino en el vehículo. Llego a casa más tarde de las diez.

jueves, 21 de julio de 2016

21 de Julio de 2016

Jueves

La lluvia ha caído durante la noche y sigue cayendo cuando voy a Mattru, el pueblo al que voy a rezar los jueves. Hay poca gente a cuenta de la lluvia; por lo menos es la disculpa que me dan. Rezamos por el que enterramos ayer y me dan una lista de personas dispuestas a hacer el catecismo, pero que no están presentes, por lo que seguiremos esperando.
Hoy con la lluvia la procesión de los que viene con leña y carbón se ha retrasado y me los encuentro a la vuelta. Es algo que me hace daño el ver a esta gente, pero también es algo que no puedo solucionar si ellos no colaboran y, paciencia es lo que debo seguir teniendo.

En casa, después del desayuno, hago un rato de limpieza y me voy a la iglesia, es el día de la adoración y estoy disponible rezando, para los que vienen a confesarse. Por la mañana hay poco movimiento. Por la tarde hay un grupo que reza y algunos aparecen, hoy hasta un crío que cuando le hablo me dice que es musulmán, pero que está con su tía y viene para pedirme que rece por él. Hablamos un rato y acabamos siendo amigos.

miércoles, 20 de julio de 2016

20 de Julio de 2016

Miércoles



Me despierto temprano y es que la luna ilumina la noche con su claridad. Voy a rezar a Towama y allí el cielo ya está nublado y no me deja ver la luna. Hay varios estudiantes de la uni y la monja les acompaña. Quieren hacer catecismo, pero ninguno tiene el libro, por lo que les digo que se hagan con el libro que les he pasado y la semana que viene comenzamos.
Tengo prisa porque como no está Joseph, voy a decir la misa en casa y no quiero llegar tarde y el camino es difícil de recorrer a cuenta de las lluvias que lo deterioran cada vez más, pero estoy en casa a la hora y hay buen número de gente. En los dos sitios les he invitado a ser los profetas que hemos escuchado en la primera lectura y la buena tierra de la que habla el evangelio.
Después de misa voy a saludar a un grupo de gente que se reúne para rezar en una escuela, es algo así como una comunidad de base. Hay diferentes clases de personas, desde niños a adultos, mujeres en particular y algunos jóvenes. Intentaré seguirles en lo que pueda y ayudarles a aclarar los objetivos que tienen y se  proponen.
Vuelvo a casa, desayuno y Joseph vuelve del viaje, Viene con una señora que trabaja en una agencia de viajes y es quien le hace el trabajo de buscar billetes cuando necesita. La ha encontrado en el camino y ha venido a visitar Bo, que no conocía.
También hablo un buen rato con el obispo en su despacho, algo que había programado hace unos días, pero a causa de su indisposición, lo hemos diferido hasta hoy. Hay varios temas que tratamos, en particular la evangelización de los pueblos, de lo que se muestra muy satisfecho por el trabajo que hacemos. También me habla de la estación de la parroquia que nos da de nuevo para encargarnos de ella y propone fechas para la ceremonia. Le digo que puede elegir, pues estamos disponibles cuando quiera. Otras cosas de menor importancia nos entretienen un rato más. Está contento de nuestro trabajo, nos anima a seguir y a él le veo recuperado de su malaria.
Antes de comer me llama el catequista de un pueblo que ha muerto una persona esta mañana y me esperan para ir al entierro, pues ya tiene todas las cosas preparadas. Se trata de un maestro que tuvo una caída cuando iba en la moto con tan mala suerte que le afectó a la cabeza. Le llevaron al hospital pero no pudieron hacer nada. Es alguien que conozco y he tratado de cerca. Su mujer falleció el año pasado, posiblemente de cáncer y deja varios huérfanos, todo un problema, pues parece ser que no hay ayudas del estado para estos casos.
Hay mucha gente, como en todos los entierros. Les digo palabras de ánimo a la familia y a todos que estemos dispuestos para el momento que nos toque, pues eso siempre sucede de forma inesperada.
Me piden que lleve el féretro en el vehículo, pues es pesado y además amenaza lluvia. Se las apañan para instalarle en el poco espacio que hay y así les llevo a los que han entrado con el féretro hasta el cementerio.
Una sencilla oración acompañada por algunos gritos de las mujeres, nos acompañan y rompen el recogimiento de los asistentes que siguen en silencio el trabajo de poner el cuerpo envuelto en un lienzo blanco en la tumba, pues la caja es sólo para el transporte al cementerio.
Finalizado el responso, volvemos el féretro a la casa mortuoria, saludos a los presentes, en particular al padre del finado, muy mayor y que casi no ve. Les doy la colecta de la misa, pues les puede ayudar mucho en este momento de gastos importantes y mañana, espero encontrarme con ellos de nuevo en la oración de la mañana y rezar por el difunto.
Luego voy a Towama, como suelo hacer cada miércoles, pero no hay mucho que ver, y además la lluvia se prepara, con lo que también me pongo en camino antes de que empiece, pues si te pilla en ruta puedes tener dificultades… Y sigo recogiendo a gente que va a pie, un par de estudiantes de la universidad y dos blancos que en cuanto les veo sé que son mormones. Les sorprende que les invite a entrar en el vehículo y les lleve hasta su destino.
También tengo tiempo para visitar la parroquia en la que tengo unos papeles de los sacramentos que celebramos en pascua y que aún no los han gestionado. Por lo menos el párroco, que hoy he encontrado en casa, me promete que lo hará pronto.
La luz viene y se va y la conexión a internet es débil, lo que no me permite hablar en el skype, así que paciencia y a esperar mejores tiempos. También la batería del ordenador me dice que le queda poca carga, así que mejor dejarlo para otro día y tratar de dormir, y si viene la luz de nuevo aprovechar la ocasión.


martes, 19 de julio de 2016

19 de Julio de 2016

Martes

Hemos pasado la noche sin luz y así estamos por la mañana. Ha llovido por la noche y sigue lloviendo ahora. Voy temprano a rezar con la gente de Nagoyon. Están a la hora y son muchos. Después tengo un rato de reunión con los maestros en la escuela y les hablo de la motivación en ellos y en los alumnos. Me siguen con interés y me dicen que es importante lo que les digo y que les ayudará en su trabajo. Volvemos sobre el tema de la titulación y les digo que espero que el colegio en Bo esté operativo y sea reconocido de forma que nos pueda hacer el servicio que esperamos.
Cada vez hay más gente que intenta entrar en el vehículo. Hoy estaba a rebosar y donde unos se bajan, otros intentan subir, y es que en las lluvias las motos son difíciles de encontrar y todos aprovechan el vehículo que pasa.
En el viaje de regreso, me paso por el sitio en el que trabajan los del pozo. Allí están con la tarea casi acabada y con la disposición para el trabajo que hacen, algo muy de agradecer en esta situación en la que encontrar gente que trabaje en equipo no es lo normal de cada día.
En casa están a punto de salir los que van de viaje, Joseph, los trienales y los postulantes, con lo que me dejan solo y aprovecho para poner cosas en orden y después de la comida y la siesta darme una vuelta por los alrededores y recogerme en cuanto empieza la lluvia, que de forma intermitente nos acompaña por la tarde.
Tengo tiempo para organizarme, leer, rezar y recibir a quien me viene a visitar, en particular un catequista con quien he estado largo rato hablando. Poco a poco voy intentando comprender la forma de ser de la gente de aquí y no sólo su ser, sino también su forma de actuar, que a veces no te resulta lógica y pienso que la experiencia de la guerra ha cambiado muchas cosas y que tengo que tener paciencia y comprensión con ellos. Imagino que también ellos la tendrán que tener conmigo…


lunes, 18 de julio de 2016

18 de julio de 2016

Lunes

A media noche vino la luz y aproveché para cargar las baterías de los aparatos que estaban vacías y luego seguí durmiendo. Por la mañana después de la misa y la clase de lengua, fui a llevar cemento a los que trabajan en el pozo y llovió durante todo el camino, pero a la ciudad no llegó el chubasco.
Hablé un momento con el obispo. Sigue sin estar en forma, pero me dice que puedo en cualquier momento visitarle, aunque no esté en el despacho, que en casa me recibe. Veré el mejor momento para hacerlo, así como el día.
Vienen a visitarnos dos postulantes salesianos que van a ir al noviciado y están visitando a la familia. Comen con nosotros y en la cena decidimos que les podemos llevar junto con los trienales a Lungi, la otra casa salesiana donde van a estar unos días y los trienales es allí donde van a coger el avión. Joseph se encargará del viaje.

La luz viene y se va de forma repetida. La conexión a internet es muy débil y por momentos se va y se viene, pero por lo menos puedo leer los correos.

domingo, 17 de julio de 2016

17 de Julio de 2016

Domingo

Como cada domingo la salida es temprana y, aunque el tiempo está nublado, cuando llego al pueblo la cosa está más despejada y hay bastantes presentes esperando, lo que nos permite comenzar antes de tiempo, pues la mayoría llegan antes de la hora. Hoy la misa es fuera y los árboles no lloran…
Encontrar a Dios en la oración, en su Palabra, en la Eucaristía y en los hermanos es el tema de la homilía y la idea que trato de hacerles retener, que nos tenemos que encontrar para rezar para luego poder encontrarnos con los demás como hermanos.
El vehículo está lleno de gente dispuesta desplazarse a diferentes sitios. Conmigo llegan hasta Tikonko en primer viaje, donde nos encontramos a los poceros que están a punto de iniciar el trabajo de bombeo del agua del pozo para saber la cantidad que produce y lo harán durante la misa, que es seguida por un grupo regular de gente que sigue llegando tarde y a quienes intento animar en el trabajo de construir una comunidad de gente que reza.
Han arreglado el camino de entrada a la iglesia, pero aún les queda un trozo de limpiar de lo que les había propuesto. También les digo que el pozo que estamos haciendo es un gesto de buena voluntad y que el agua es algo que los africanos ofrecen incluso a su enemigo, cosa que les hace sonreír, pero les digo que espero su colaboración y el empeño por parte de todos.
La señora que nos prometió venir ayer, no se ha presentado y encargo a otras mujeres que vuelvan a verla. El tiempo se me echa encima, pues el camino es difícil de recorrer y me despido animando a la gente a que vengan con otros el domingo siguiente. Los poceros siguen en su labor.
A Towama llego con tiempo y con el vehículo lleno. Aquí ya se sienten más cerca de la ciudad y se deciden a buscar una moto que les lleve, con lo que me queda espacio para los que se apuntan para el vehículo para después de la misa.
Las cosas van por el cauce normal. En la homilía hablo de la misma idea que en los otros sitios, pero aquí insisto en los que vienen a comulgar y no se confiesan. Reparto una fotocopia al final de la misa sobre la preparación a la confesión tomadas de un librito muy popular y que muchos conocen y espero la reacción en los próximos encuentros.
En casa los trienales han tenido la despedida en la iglesia y la comida es un poco en desbandada, pues hay quienes han venido a verles después de la misa y están con ellos. Yo estoy cansado de la mañana y después de un ligero plato de arroz, duermo bastante la siesta y luego vuelvo a ver el trabajo de los de los pozos y a encontrarme con un catequista con el que quiero hablar y mostrarle que estoy cercano en un momento difícil para él

En casa no hay luz y estamos a oscuras, no encuentro a nadie, pues han salido y seguro que están con algún grupo de despedida. Luego sé también que Joseph ha ido a visitar a una familia y a alguien que está en el hospital.

sábado, 16 de julio de 2016

16 de Julio de 2016

Sábado

La Virgen del Carmen. Por suerte tenemos luz, que hace días que no aparecía, pero tampoco dura mucho antes de irse. Nos ha permitido la misa, pero para el desayuno ya se fue de nuevo. El rosario que rezan antes de la misa y una oración especial después, marcan la devoción a la Virgen por aquí, cosa que no es de largo tiempo.
Empleo un rato para lavar algunas camisetas y ordenar las cosas de la tarde, pues luego hay consejo de la parroquia, al que llega buen número de representantes de los grupos y con quienes tratamos diversos temas, uno de los cuales es el programa del año de la misericordia y su celebración por parte de cada uno de los grupos. Finalmente la información económica está también disponible y nos la dan.
Después de acabado el consejo me tomo algo que encuentro en el frigo y me echo una siesta que no me esperaba, pero que me renueva y me siento lleno de energía para la tarde.
Hay reunión de parejas, pero primero me paso por donde los trabajadores del pozo en Tikonko. Han encontrado agua, hay unos siete metros de agua y han llegado hasta más de quince metros. Siguen haciendo preparativos para meter los tubos y me dicen si les puedo hacer llegar cemento, que es difícil encontrar un vehículo para traerlo ahora con las lluvias. Estoy dispuesto cuando me lo pidan.
Las parejas no están en su mejor día. Hay varias que no han venido y también algunos nuevos que hacen que seamos una quincena de adultos. Y en la reunión, les dejo hablar y explicar lo que viven como experiencia y hablo de varias cosas más que lo que han dicho a la vez que les animo a ser regulares en rezar juntos y en la asistencia a las reuniones, pues si no lo hacen, tienen mucha probabilidad de acabar peleándose. Algunos sonríen. Quizá otros no han entendido lo que les digo, pues no todos hablan inglés.
En Tikonko y a la vuelta, los poceros siguen con su trabajo y hay media docena de personas para el catecismo y luego se suman algunos más, lo que hace que estemos alrededor de la decena y que les hable del evangelio de mañana y les invite a leer personalmente el evangelio y si es posible cada día.
Vamos a visitar a la mujer de uno de los que han venido al catecismo. Está en casa cocinando y nos promete venir mañana a la iglesia. También compruebo el ambiente que se prepara para una fiesta-funeral por un señor importante que ha muerto y ya hay algunos bien cargados antes de que comience la cosa que durará toda la noche. Mañana comprobaremos los efectos en algunos que vendrán que no se tienen.

En el camino sigo cargando con los que están en ruta y a pie y cuando llego a casa me encuentro con Samuel y Edison que han vuelto de vacaciones y a quienes preparamos una despedida en la misa de mañana.

viernes, 15 de julio de 2016

15 de Julio de 2016

Viernes

Por la noche hubo un rato la luz, pero luego se fue y amanecimos a oscuras y con el generador durante la misa. El profe hoy estaba presente en la misa y nos encontramos un rato después para recuperar lo que el lunes no tuvimos. Se muestra contento de ver que progreso en la lectura. Como no estuvo el otro día, he hecho el trabajo yo solo y, aunque algunas palabras el acento no está en su sitio, por lo menos hay muchas que sí pronuncio bien y me felicita.
Joseph sigue con reuniones y visitas y yo contacto con el obispo, pues hay cosas para consultarle y me dice que no estará en el despacho, que tiene malaria. Le prometo que la gente en los pueblos rezará por él y me lo agradece.
Hay alguien que ha muerto en un pueblo y le quieren enterrar al lado de la iglesia, pues es él quien ha dado el terreno y el que la ha construido. El obispo me dice que la opción es enterrar en el cementerio y con la experiencia del ébola parece  ser que es decisión conjunta que se respete y que todos lo hagan. Me viene a ver el cura de una parroquia de aquí de la ciudad y veo que el finado vivía y trabajaba en su parroquia, por lo que le sugiero que sea él quien haga lo que mejor le parezca al respecto en el entierro, con lo que me libro de la preocupación.
Viene a visitarme Marta, la cooperante que trabaja en la capital y que ha venido a darse una vuelta el fin de semana con algunos conocidos. Hablamos un rato. Tienen sus planes y quieren venir a los pueblos, pero me parece que quieren muchas cosas para poco tiempo. Les digo que estoy disponible y encantado de que me aocmpañen, pero al final encuentran mejores opciones.
Voy a los pueblos y salgo antes para ir donde los de los pozos que me esperan. En Tikonko han ocupado la iglesia y los aledaños con los materiales que han traído y esperan que les marque el sitio para comenzar. En cuanto llego y les indico el sitio, empiezan el trabajo. Como no tengo prisa, estoy más de una hora con ellos y a la vez que veo y aprendo lo que hacen, también les agrada el que esté con ellos y que comparta mi experiencia del trabajo en pozos.
Voy luego a Cassama. Llego un rato antes y me doy una vuelta por las casas de los conocidos y voy a ver el río, que sigue subiendo, pero aún le falta mucho para llegar a su nivel del mes de julio de otros años.
Las parejas van llegando y algunos me dicen que tienen que estar en los campos porque si no los pájaros se comen las semillas que han plantado y por eso no pueden venir pronto. Es una realidad que viven y que cada año se repite y no veo que tenga una solución fácil.
Hay una mujer que he visitado y que me ha dicho que no va a venir porque tiene que cocinar. Su marido, una muy buena persona, es paciente y aguanta, pero cuando estamos en plena reunión, les digo que vamos a ir a la casa de la que no ha venido. Y al principio no se lo creen, pero cuando me ven que tengo la mochila y que salgo de la escuela, me siguen, yo creo, que sin mucha convicción.
En casa de la señora todos se acomodan como pueden y animo a las otras mujeres a que le hablen y le digan que ellas también tienen que cocinar y hacer sus labores y que han tenido tiempo para acompañar a los maridos a la reunión. Ella se muestra un poco sorprendida y promete que la semana que viene estará presente en la reunión. Esperemos que sea realidad, pues no es la primera vez que la visitamos por el mismo motivo.
Me voy y les dejo en plena conversación con la señora, pues se me hace tarde para el pueblo siguiente. Hay quienes me piden que les lleve en el vehículo y vamos al otro pueblo, donde pasar un puente es bastante arriesgado, pero no tengo ningún inconveniente en el paso.
En Gbalehun, el pueblo de donde es el hombre que ha muerto, la gente no tiene prisa y esperamos un rato. Han venido algunos críos y luego se suman varios adultos, y algunos que han venido por la invitación de otros que me han prometido que lo iban a hacer la semana pasada y lo han hecho esta. Les animo a seguir haciéndolo y seguir viniendo.

Rezamos de una manera especial por el señor que ha fallecido y por su familia y seguidamente emprendo el camino de regreso acompañado de algunos que vienen hasta Bo y aumentando con los que encontramos a esa hora tardía en el camino y que vienen del campo. Es largo por el mal estado, pero sin novedad llego a casa sano y salvo y hablo un poco con Joseph y luego nos vamos a dormir, pues seguimos con día largo para mañana.

jueves, 14 de julio de 2016

14 de Julio de 2016

Jueves

Voy a rezar con la gente de Mattru y, como cada vez, me encuentro con la procesión de los que vienen con leña y carbón a cuestas para sacar un poco de dinero en el mercado. Es algo que veo y me duele, pero por el momento  no estoy en buena posición para hacer nada, mientras no haya un grupo de ellos que sea consciente y quiera trabajar por cambiar su vida. Y el problema es que han recibido ayuda gratis tantas veces que siguen pensando que la van a recibir de nuevo… Para mí tratar a los adultos como niños no es la solución y si les das las cosas es lo que haces con los críos, a los adultos hay que pedirles colaboración.
Hay es el día de estar en la iglesia rezando ante el Santísimo que está expuesto y uno de los motivos de la oración es esta gente que vive en la penuria de cada día, pero que no están decididos a cambiar… Veremos a ver donde llegamos.
Vienen a verme los de los pozos y les digo que hoy no estoy disponible, que esperen a mañana y que se organicen. Hablo por teléfono con el jefe que está en la capital y le hago saber que no me informan de lo que hacen y quedamos en que lo harán a partir de ahora. Piensan en comenzar el trabajo mañana en un pueblo, pero necesitan que les marque el sitio en el que van a comenzar el trabajo.
Por la mañana estoy solo en la iglesia. Por la tarde viene un grupo y tienen una hora santa en la que participan y algunos vienen a confesarse. Van acostumbrándose a ver que los curas estamos en la iglesia y disponibles para ellos.

Durante la cena sigo comentando cosas con Joseph. Está un poco preocupado por lo que pueda venir, pero le animo y le digo que confiando en Dios las cosas saldrán adelante. Una buena noche de sueño, arrullado por la lluvia, es el remedio más eficaz para comenzar una buena jornada al día siguiente.

miércoles, 13 de julio de 2016

13 de Julio de 2016

Miércoles

Voy a rezar con la gente de Towama. Aunque para el comienzo hay pocos, luego van llegando
 otros más y al final pasamos de la veintena, lo que nos dice que vamos creciendo. Algunos de los alumnos de la uni también están presentes, aunque el catecismo sigue sin poder empezar.
Vuelvo tan pronto como puedo y busco al final de la misa en casa si entre los presentes está el profe, pero tampoco le encuentro, por lo que sigo trabajando por mi cuenta en la lengua y en especial en la lectura del evangelio.
Joseph tiene otra misa con un grupo de alumnos de otra escuela y después nos reunimos un rato para seguir viendo lo que tenemos que hacer con respecto al curso que viene y ayudarnos a aclarar las ideas que cada uno tenemos al respecto.
Por la tarde Joseph tiene un funeral y yo voy a Towama, pero la lluvia me acompaña en el camino y los monaguillos con quienes tenía reunión, no aparecen. Por lo menos me he pasado un rato leyendo en lengua local con varios críos que estaban por allí.

Seguimos con la luz que viene y se va y sin conexión a internet. Joseph va a visitar a una familia que tiene un miembro enfermo y la lluvia nos sigue acompañando intermitente. 

martes, 12 de julio de 2016

12 de Julio de 2016

Martes

Está lloviendo y puedo sentir el ruido del agua en las chapas del techo. Pienso en el camino que me espera hasta Nagoyon que es complicado de recorrer con agua y salgo cuanto antes para no llegar tarde. Joseph dirá la misa aquí en casa.
Para mi sorpresa, después de unos pocos kilómetros, la lluvia ha cesado y se puede hacer el camino con cierta soltura, por lo que llego antes de la hora a destino. Hay unos cuantos rezando el rosario y otros se van sumando y al final el grupo es numeroso, como cada martes hay gente que llega de varios pueblos de los alrededores.
Después de misa vamos a la escuela, donde me acompañan los maestros con los que tengo un buen rato de conversación hablando de lo que ha pasado durante el curso, de las actividades realizadas y de las muchas que nos quedan por hacer. Intento motivarles en lo que hacen y ayudarles a ver que es la mejor forma de tomar en serio el trabajo que hacen y dar lo mejor que tienen a los alumnos.
Entre los diversos problemas que tienen uno es el no estar titulados. Les digo que busco la forma para que el año que viene puedan comenzar a ir a una formación para obtener el título que les falta. Esto les anima y sus intervenciones son positivas y entusiastas. Espero que el colegio universitario que intentan abrir en Bo esté disponible y podamos hacer aquí el trabajo que de otra forma sería muy complicado de hacer lejos.
Además de la cuestión del título, hay otras cosas que echan en falta, entre ellas mobiliario escolar. Les digo que estoy de acuerdo, que es una cosa importante y que daremos los pasos para conseguirlo; pero también les hago ver que hemos conseguido unas cuantas cosas importantes en la escuela y que no se puede pensar en tenerlo todo al mismo tiempo, pues no es positivo porque acabarían por no dar valor a lo que vamos consiguiendo poco a poco.
Los alumnos van llegando y traen los machetes porque hoy van a trabajar en el terreno. Cada vez hay más ruido fuera de la escuela y es complicado entenderse. Les digo que tendremos tiempo de reunirnos de nuevo este mes y que seguiremos viendo cosas que se pueden hacer y que tenemos que prever para el comienzo del nuevo curso.
Las intervenciones que tienen son para darme las gracias por el trabajo que estamos haciendo en la escuela y lo que les ayudamos, además de sentirse muy animados con lo de la obtención del título que les falta. Les digo que el título es importante, que aunque no les dé un puesto de trabajo asegurado, que por lo menos pueden optar a obtenerlo, cosa que sin el título no lo podrían intentar nunca.
Al finalizar, hay un montón que quieren aprovechar el vehículo para viajar y todos los que pueden entran. También en el camino hay más gente que viaja y a la que tratamos de encontrar un sitio, en particular algunos que van al dispensario.
En Tikonko de nuevo intento encontrarme con la ong que hace tiempo que estoy siguiendo y tampoco está la persona a la que quiero ver. Habrá que seguir teniendo paciencia y no cansarse, pues me parece importante el poder colaborar con quienes están operando en la zona y con objetivos muy parecidos o iguales.
El camino hasta casa sigue siendo largo y con gente que se apunta a viajar y llego a media mañana. La sensación es de haber hecho un largo trecho de camino y me siento cansado  por lo que me tomo un rato de descanso leyendo y rezando.
Con Joseph, que ha tenido una misa con alumnos de otra escuela y acaba de terminar, tengo un rato de reunión. Hay varios temas que tenemos que aclarar y ponernos de acuerdo y seguimos buscando la fórmula de ver cómo hacer con los trienales que se van y ahora están de vacaciones y con los salesianos nuevos que llegan.
Más tarde llegan los que trabajan en los pozos y un técnico nos explica lo complicado de rehacer algo en el sitio donde hay un pozo con la bomba estropeada. Nos sugiere mejor buscar un nuevo emplazamiento y nos pasamos un rato pensando en ello y, como el sitio en el que vamos a hacer el pozo está cerca de casa, vamos sobre el terreno para ver de marcar el lugar preciso. Hay dos sitios posibles y elegimos el que nos parece más fácil de perforar y mejor situado para los alumnos de la escuela.
En la comida tenemos el pescado que nos trajeron ayer y seguimos comentando lo que nos depara la realidad de cada día y pensando en la forma de hacer frente a lo que tenemos delante y que nos pide respuesta y seguimos tomando las cosas con calma y rezando.

La tarde se pasa entre lluvia y gente que viene por una cosa o por otra. La luz se va y la conexión a internet es tan mala que sólo en algunos momentos pasan los mensajes. 

lunes, 11 de julio de 2016

11 de Julio de 2016

Lunes

Amanece tranquilo, pero pronto se desata la lluvia. La luz nos acompaña y permite las labores ordinarias del aseo sin problemas; para la misa se nota que la lluvia está presente, pues hay menos gente que de ordinario. Tampoco ha venido el profe, pero yo le dedico un rato a trabajar la lengua y a leer lo que toca para esta semana.
Leo, preparo lo que tengo que hacer durante la semana, limpio la habitación y me traen el agua que seguimos utilizando para la ducha y el aseo, pues no hay aún instalación de tuberías y para comer nos las apañamos con lo que hay del contenedor y lo que nos han traído ayer.

Después de la comida y un rato de siesta, entro en el correo y veo que han llegado los nuevos destinos para el curso que viene. Tenemos algunos cambios, viene un cura nuevo y un trienal y tendremos que organizarnos para ver cómo responder a los retos que tenemos por delante. Durante la cena, que Joseph ha pedido a alguien que prepare, un agradable pescado, comentamos los cambios y lo que nos espera. La cosa no está fácil, pero intentaremos hacer lo que podamos para bien de todos.

domingo, 10 de julio de 2016

10 de Julio de 2016

Domingo

Suena el despertador. Tengo la sensación de haber dormido bien y estar en forma. Preparo las cosas que llevo a los pueblos y salgo lo antes posible, pues el camino es largo. Lo que antes me llevaba media hora escasa ahora es una hora, y es que el agua deteriora el camino y los agujeros son numerosos y no te permiten avanzar.
Hay ambiente de humedad y una cierta niebla. La gente va llegando, pero un poco más tarde que otras veces. Creo que es porque amenaza lluvia y está nublado lo que les hace tardar más, pero antes de la hora están presentes en buen número. Me dicen que el domingo pasado hubo más de cien en la eucaristía.
Después de la misa hay gente que me habla de plantar árboles y los maestros de cómo preparan el final del año académico en la escuela. Viendo lo difícil del camino, les sugiero tener una reunión con ellos después de la misa cuando venga el martes, que así no tengo que viajar dos veces.
En Tikonko las cosas están preparadas y la gente va viniendo con una cierta calma y retraso. Están presentes el jefe y su mujer y en la homilía hago referencia a la reunión del viernes, haciendo ver que si queremos tener una comunidad cristiana lo primero que hay que hacer es rezar juntos. Les hago ver que es la forma de tener cosas en común y de hacer cualquier actividad en grupo, pues la oración motiva a los que la hacen. Me prometen que lo van a hacer y el jefe al final de la misa les anima a que se organicen para ello.
El camino es complicado y lleva su tiempo el recorrerlo. Cuando llego a Towama es un poco más tarde que otras veces. Hay algunos que esperan, pero seguimos con el problema de los retrasos, hoy en particular la coral. Intento tomarlo con calma y no hago comentarios, pues me parece que ellos son tan conscientes como yo de la situación y entonces no merece la pena remachar un clavo que todos saben que hay que remachar.
En la vuelta a casa hay gente que se apunta a entrar en el vehículo, unos para que les acerque a su casa y otros que vienen a Bo, así que siempre estoy acompañado. Cuando llego aquí todavía no han acabado la misa, que hoy celebra uno de los que se ordenaron ayer, que tiene relación con la parroquia y hay ambiente en la iglesia, pero yo estoy cansado y con ganas de dormir, por lo que me tomo un plato del arroz que me han dado en uno de los pueblos y luego  me acuesto y duermo largo rato.
Cuando me levanto, Joseph está comiendo y le acompaña uno de los catequistas del centro de pastoral. Mientras comen les acompaño y hablamos de varios temas, hasta que alguien llama y resulta ser un señor que trabaja en los pozos, la gente que esperábamos hace días y que no sabíamos nada de ellos. Por lo que me dice, ha habido una falta de comunicación y ellos han venido y han comenzado el trabajo sin que nosotros estemos al corriente, pues quien tenía que avisarnos desde la capital no lo ha hecho.
Para mí es una sorpresa que no me esperaba, pero veo que el problema que ha habido es la falta de comunicación. Ellos han trabajado en el sitio donde les han dicho, pero nosotros no sabíamos que estaban allí. Les ha costado bastante el trabajo, pues han perforado en tres sitios distintos antes de encontrar el agua. Cuando acompaño al que ha venido al sitio donde trabajan, veo que no es donde yo había elegido, pero no les hago cambiar el emplazamiento, pues aunque hay menos agua, es suficiente para las necesidades de la escuela y el lugar que tienen es mejor que el que yo había previsto, pues está un poco retirado del centro por donde todos pasan.
Recobrado de la sorpresa de tener a los de los pozos, les acompaño para ver otro sitio donde hay una bomba que reparar y planificamos la ida a los pueblos para dos días después, con lo que les dejo en su trabajo y me vuelvo a casa.

Tenemos luz y organizo las cosas. Lavo los platos que se ha acumulado en la fregadera y voy a rezar, mientras Joseph, que es forofo del fútbol va a ver el partido de la final de copa europea. La luz se va y, después de estar un rato leyendo con la linterna y ver que no hay conexión, me voy a dormir, esperando mejores momentos, por si la luz viene, cosa que sucede y me permite poner al día la crónica y cargar las baterías.

sábado, 9 de julio de 2016

9 de Julio de 2016

Sábado

Tenemos luz y da gusto poder hacer el aseo sin necesidad de la linterna y viendo lo que haces. De todas formas, disfrutar es libre elección y lo puedes hacer siempre que te lo propongas. En la capilla estoy un rato de oración en el que me siento a gusto, antes de ir a la iglesia para la misa con los que han venido, que no son muchos, pues hay ordenaciones luego y algunos van a participar en la ceremonia.
Después del desayuno preparo algunas cosas par la tarde y vamos hacia la iglesia que tienen los espiritanos en la salida de la ciudad hacia el este. Llegamos con cierta antelación y hay sitio para aparcar y tiempo que dedico a rezar.
Cuando viene el obispo vamos a saludarle y veo que nos acoge con aprecio a los salesianos que estamos juntos. La ceremonia comienza puntual y la cosa está bastante bien organizada. Hay sitio suficiente para los presentes y las cosas siguen a buen ritmo. Intento centrarme en lo que celebramos y revivir lo vivido hace ya muchos años y así estar en la ceremonia en cuerpo y alma.
El tiempo se va pasando y los protocolos después de la ceremonia son largos, lo que me permite hasta echarme una cabezada. Acabamos más de las dos y el problema ahora es para salir con el vehículo, pues el desorden y la desorganización hacen que cualquiera aparque donde puede y mejor le parece y ahora salir es poco menos que una proeza.
Cuando llego a casa ya son casi las tres y, después de comer un poco, salgo hacia los pueblos, que ahora lleva tiempo el recorrer el camino. En Tikonko hay parejas que me esperan y juntos vamos a Nagoyon donde nos visita la lluvia, pero no nos impide hacer la reunión. Las parejas avanzan en número y calidad y, aunque algunos de los que suelen venir siempre no están, otros se hacen presentes, y las cosas van en positivo. Se ve que se avanza, aunque a lo mejor quisiera que fuera más rápido, pero lo que hay es bueno.
En Tikonko no tenemos gente para el catecismo y, después de esperar un rato y ver que no se presentan, decido venir a casa. Hay quienes me siguen para sus asuntos en la ciudad. El camino está mojado, pero no muy complicado y el vehículo responde.

Joseph tiene la visita de un cura de Ghana que conoce y salen a dar una vuelta y a casa de conocidos. Yo estoy con cierto cansancio y, como la luz nos ha dejada, también me acuesto pronto, no sin antes consultar el correo y las noticias, aunque la conexión es mala.

viernes, 8 de julio de 2016

8 de Julio de 2016

Viernes

Amanecemos sin luz. Después de la misa de la mañana, tengo un rato de clase con el profesor de lengua local. Nos lo pasamos bien juntos, pues disfrutamos de la clase; yo de cómo me la da y él de verme interesado y contento con lo que me enseña.
Desayuno a la carrera y voy a Balei a decir la misa del final del año en la escuela. Hay buen ambiente y no mucha preparación. Se suman algunos del coro que animan los cantos. Y les reparto los caramelos que había preparado para el otro día. Están más que felices con ello y van al campo de fútbol donde han organizado un partido.
A la vuelta intento de nuevo contactar con la ong y su responsable en la zona, pero como de costumbre, no está presente. Hay un buen número de gente que se apunta a viajar de varios colores y pelajes. Desde los que vienen a un funeral a los que van a visitar un enfermo en el hospital y otros que no me han dicho el motivo, pero el vehículo está lleno.
En casa Joseph ha tenido también una misa con los alumnos de otra escuela y  nos encontramos un momento, pues tiene otro encuentro con un grupo. A la hora de comer  me preparo algo de las latas y después de la siesta salgo hacia los pueblos.
El camino es largo y cada vez más deteriorado. En Cassama me dicen que este año las lluvias vienen con retraso, pues el nivel del río aún no ha subido mucho, aunque ya lleva buena cantidad. La reunión hoy es tranquila, pero tratando temas que les hago ver que tienen que asumir y que no noto que estén en ello. No comparten lo que han vivido durante la semana, signo de que no lo hacen bien en pareja. Tampoco les preocupa el que otra pareja tenga problemas, lo que me dice que no van a rezar con los demás y no son amigos los unos de los otros. Se dan cuenta de que lo que les digo es la realidad y ven que lo que hay que hacer es tomarlo en serio, cosa que me prometen que van a hacer. Por lo menos la sensación que tengo es de que se han tomado en serio lo que les digo y que ven que es lo que tienen que hacer. Veremos el resultado que da.
En Gbalehun seguimos con poca gente y hoy les llama la atención el que les leo el evangelio en su lengua y lo entienden bien y son capaces de repetir lo que les he leído. Pero han olvidado lo que me prometieron la semana pasada y sólo uno ha venido con alguien nuevo, lo que aprovecho  para invitarles a repetir la cosa esta semana y hacerles ver que hacerlo es posible, pues alguien lo ha hecho.
En el camino hay gente que viene hacia casa y están contentos de entrar en el vehículo. Cuando llego a Tikonko, el pueblo importante en el camino, me encuentro con un buen grupo de gente que viene a la oración que están en la casa del jefe y me esperan, pues les había dicho que volvería hacia esta hora.
Tenemos una reunión con el jefe y su esposa presentes. Les digo que no son serios a la hora de la oración y que no están motivados para el trabajo en la parcela que tienen alrededor de la iglesia. Les hago ver que el jefe les ha conseguido el terreno y ellos no han hecho ningún esfuerzo y así no le dan el valor que tiene. Les comento también que la oración en grupo es la forma de tener algo en común y estar motivados para hacer cualquier cosa que se propongan. Les hago ver que hace seis meses que les sigo de cerca y conozco por donde andan las cosas y si quieren seguirme lo que tienen que hacer es rezar juntos y venir al catecismo, que estoy disponible para ellos.
Tienen también pendiente el plantar árboles en la parcela de la iglesia, pero no estoy seguro de que lo vayan a hacer ahora mismo. Por lo menos hemos quedado en que mañana podemos seguir con las cosas que quieren cuando nos encontremos a la hora del catecismo.
Es tarde y el camino lleva tiempo. Llego a casa más de las diez, cansado y contento de ver que podemos estar en camino de solucionar alguna cosa en un pueblo.

En casa no hay luz ni conexión. Después de cenar aparece Daniel, el salesiano que está en Lungi y que ha venido unos días de vacaciones. Joseph está cansado y se va a acostar. Viene la luz y entonces pongo las baterías a cargar y trato de hacer la crónica, con lo que me dan las doce, buena hora para pensar en dormir, pues mañana a las cinco comenzamos nueva jornada.

jueves, 7 de julio de 2016

7 de Julio de 2016

Jueves

Voy a rezar a Matru, donde está presente el grupito de costumbre. Sigo esperando que me presenten el grupo dispuesto a hacer catecismo y seguimos en las mismas, así que nos toca seguir esperando.

En casa, después del desayuno, toca estar presente en la iglesia, pues es el día de la adoración. Por la mañana hay poca gente. Por la tarde aparecen algunos más. El grupo de la adoración está rezando durante más de dos horas y en la misa seguimos siendo el grupito reducido de otras veces. Por lo menos algunos van viniendo regularmente y también hay quienes se acercan al confesonario.

miércoles, 6 de julio de 2016

6 de Julio 2016

Miércoles

Voy a rezar con la gente de Towama. Además de los de siempre hay un grupito de estudiantes de la uni que se unen y a los que al final invito a hacer catecismo. Esperemos que la semana que viene, a esta misma hora, estén disponibles.
A la vuelta a casa no encuentro al mecánico y espero una mejor ocasión, pues parece que los ruidos del coche de ayer han desaparecido.
Hablo con la monja de la uni y le llevo la máquina de coser que teníamos en espera del momento de darla a la señora que tiene el hijo sin brazos ni piernas. Ha encontrado un grupito de estudiantes dispuestos a acompañarla en el trabajo y juntos se proponen hacer alguna cosa para ayudar a los que lo necesitan. Les animo en el trabajo y les prometo mi apoyo en lo que pueda.
La reunión de los monaguillos que habíamos previsto para esta tarde en el pueblo, no tiene lugar, pues se han ido con los críos musulmanes que están festejando el fin del ayuno. Y es que para las fiestas, todos se apuntan.

Estamos sin coci y sin luz, pero nos las apañamos bien para la comida, pues hay suficientes existencias de lo que llegó en el contenedor.

martes, 5 de julio de 2016

5 de Julio de 2016

Martes

Ha llovido por la noche y la temperatura es fresca. Lavarse por la mañana cuesta un poco por la sensación de frescor, pero no va más lejos, pues la temperatura de la habitación es de veinticinco grados. Es martes y me toca ir a Nagoyon, donde la semana pasada no pude llegar. El camino está un poco seco y puedo pasar sin problemas, pero donde antes era menos de media hora, ahora son tres cuartos de hora largos el mismo recorrido.
La gente espera rezando el rosario y otros van llegando, en el momento que amanece. Lo que sirve de capilla, un reducido recinto, está lleno, y compruebo que hay algunas caras nuevas. Al final les reparto unos caramelos que llevaba para la escuela, pero no tienen clase y por eso les he repartido a los que vinieron a misa.
De vuelta me paro un momento en Tikonko para hablar con la mujer del jefe. Nos ponemos de acuerdo que durante la semana buscaremos un tiempo para encontrarnos y poder tratar el tema de la limpieza del terreno de la iglesia y la presencia de los catecúmenos.
Joseph está desayunando con alguien que fue su compañero de estudios y un rato seguimos la conversación sobre temas del momento y de la parroquia. Están preparando la primera misa de un cura que se ordenará el sábado y hay mucho que organizar.
Voy un momento a la cáritas para saludar a los que están en la oficina y ver si están en disposición de trabajar en pozos, pero no está la persona con la que quiero encontrarme.
Por la tarde debería ir a los pueblos para el catecismo, pero el coche ha comenzado a hacer unos ruidos en la pista que me dicen que quizás es mejor ver al mecánico y no darle muchos viajes.

La luz viene y se va y la conexión a internet es tan débil que difícilmente pasan los mensajes, pero por lo menos pasan, que no es poco.

lunes, 4 de julio de 2016

4 de Julio de 2016

Lunes

Me despierto temprano y con luz que me permite hacer el aseo viendo lo que hago. Voy a rezar un buen rato a la capilla en el silencio de la mañana y luego me uno a los que vienen  a la misa en la iglesia que hoy vienen en número aceptable.
Hoy también ha venido mi profe a la misa y después juntos estamos trabajando un buen rato en la lengua, leyendo, dando entonación a la lectura y traduciendo lo que voy a leer del evangelio durante la semana y el domingo en los pueblos.
En el desayuno trato de conectarme a internet pero no hay manera. Después tengo una misa de fin de curso con los alumnos de una escuela. Vienen a la iglesia y al final hay más de doscientos. Se ve que tienen buena voluntad, pero no llegan mucho más lejos, pues ni las respuestas de la misa se saben. Y es que es algo general el que los cristianos no hacen catecismo y no saben casi nada al respecto.
Cuando salgo voy a pagar la factura de internet, es la cuarta vez que lo intento, y me dicen que siguen sin conexión, pero por lo menos me han cogido el dinero y me prometen tener un rato de conexión durante el día, que me avisarán. Y es cierto, pues me llamaron y, como estaba en casa, pude abrir el ordenador y recibir correos y leer noticas, pero fue sólo durante un rato. Después no hubo más.
También anduve visitando los de los viveros, pero unos me dicen que no les quedan árboles y otros que estaban en reunión, total que vuelta a casa y, como estoy solo y hemos licenciado a la coci, me preparo unas cuantas cosas de las latas del contenedor.
En la siesta y el resto de la tarde la lluvia nos acompaña, haciendo que la tarde parezca triste y gris, pero estoy preparando lo que voy a hacer mañana y leyendo lo que esta mañana vi con el profe de lengua, así que el tiempo se me pasa volando

Más tarde viene Joseph cansado del viaje desde Lungi y contento de estar en casa. Juntos compartimos un rato la conversación intercambiando noticias y luego se va a llevar a un pueblo a un salesiano que le ha acompañado en el viaje. Le espero un rato, pero como tarda y mañana tengo que madrugar, me voy a dormir… Y unos minutos después escucho el ruido del vehículo que entra en casa.

domingo, 3 de julio de 2016

3 de Julio de 2016

Domingo

Repetimos le esquema de los domingos. Salgo pronto para poder estar con tiempo en el sitio y ahora que el camino se deteriora hay que tomarse le tiempo de recorrerlo con calma. Hoy puede llover y han preparado la oración en la capilla que es incapaz de contener a todos y hay unos cuantos fuera.
En el país celebramos hoy la fiesta de san Pedro y así les hablo de los cimientos de la iglesia y d la confesión en el año de la misericordia. Intento cada vez hacer un poco de catecismo y ayudar a los que nada o casi nada conocen de ser cristiano, pues cada vez veo caras nuevas y gente que se va sumando a la oración cada semana.
Hay un buen grupo que quieren venir en el vehículo, de forma que está lleno a pesar de que la lluvia amenaza con venir. Por lo menos no es fuerte que les moje demasiado y en Tikonko hay varios que se sumen a la misa, lo que hace que haya un número aceptable. Hay también algunos que han venido de fuera y que están de paso, que también han venido a misa. Pero la realidad es que no hay elementos regulares que vengan y tiren de los demás y me pregunto si en vez de decir la misa no tengo que volver a la celebración d la palabra y catecismo hasta que haya gente que pueda liderar la comunidad.
Hay un buen trozo del terreno que está limpio, pero lo han hecho gente que ha enviado la mujer del jefe. Me parece bien como iniciativa y buena voluntad, pero la realidad es que lo que se necesita no es gente que venga de fuera, sino que los de casa se sientan responsables de su terreno y respondan de tenerle limpio.
En la etapa siguiente del viaje hay también viajeros que se apuntan y de nuevo le vehículo está lleno. Cuando llegamos a Towama las cosas están más o menos preparadas. Hay un momento de lluvia más o menos fuerte y la gente va llegando a la iglesia. Hoy son más que la semana precedente  y el coro está a la hora. Les felicito por el encuentro de ayer y nos entendemos para los cantos que van a cantar.
Después de la misa también hay gente que quiere viajar y de nuevo el vehículo está lleno, además la lluvia amenaza y acaba cayendo antes de legar a la ciudad, donde voy dejando pasajeros en diversos sitios.
En casa Joseph y los trienales tienen ya las cosas preparadas y salen de viaje bajo la lluvia. Les deseo buen viaje y hasta la vuelta.
Me echo un rato la siesta que ahora es agradable porque no sudas mucho y después leo un rato, pero no hay conexión con internet, así que no puedo seguir ni las noticias ni el correo. Más tarde sale el sol y me doy un paseo por los alrededores que están llenos de gente y muchos que están jugando a fútbol. Y es que el domingo es el momento en que tienen costumbre de juntarse para jugar.
Después de cenar rezo un rato y luego me entretengo con el guardián que es nuevo y con quien tengo mis problemas de comunicación pues no habla inglés. Está muy contento porque he compartido con él la cena que me habían dado en los pueblos.

Hay un rato en que viene la luz, pero seguimos sin conexión a internet. Logro dormir bien durante la noche a pesar del ruido que hace el agua de vez en cuando en los chaparrones que se suceden con regularidad.

sábado, 2 de julio de 2016

2 de Julio de 2016

Sábado

Amanece tranquilo y en calma, con el frescor de la lluvia de ayer y sin luz, pero el generador nos permite celebrar una misa agradable.
Después del desayuno tengo un rato de conversación con Joseph y vemos el momento para ir de vacaciones los trienales y lo que tenemos entre manos de la casa y reuniones.
Como el coche ha amanecido con una rueda pinchada, me paso un buen rato para arreglarla, y al mismo tiempo haciendo limpieza de la habitación y colada.
Recibo una llamada del provincial y me pregunta si estoy dispuesto a seguir en el trabajo que estoy haciendo y encargarme de algo más, y le respondo que lo que me pida y lo que pueda hacer, estoy encantado de hacerlo y a disposición para lo que necesite.
Espero encontrarme con alguien que me ha dado cita, pero no aparece y al final me voy a los pueblos con los papeles para firmar, pero sin quien me había prometido acompañarme. Entrego los papeles a quien tiene que firmar y me dice que se tomará un par de días para saber con certeza si están de acuerdo los donantes del terreno y vecinos.
La reunión de parejas va marchando. Hoy por primera vez hemos sido una veintena los adultos presentes, había siete parejas y el resto desemparejados, pero con esperanza de arreglar la situación. Hay desde los que empiezan a los que están consolidados y varias parejas que no están presentes por estar la granja lejos.
Les he hecho ver de nuevo la característica de la buena noticia de Jesús, que hombre y mujer llegarán a ser uno, algo que la tradición no sabe ofrecer y otro aspecto importante, les invito a que miren a los críos que tenemos alrededor y a ver cómo las parejas que rezan juntas, tienen unos críos muy felices, mientras que las que tienen problemas, la realidad es diferente. Creo que les ha llamado la atención la observación, pero es la realidad bien diáfana. Y así les he invitado a que estén unidos para tener a sus hijos felices.
En Tikonko hay dos para el catecismo y después de esperar un rato y ver que no hay más candidatos, me vengo a Towama, donde encuentro al coro ensayando y me paro un rato con ellos intentando ayudarles en lo que es la preparación de los cantos de mañana, que tienen problemas porque han cambiado el calendario litúrgico.

Estoy contento de haber podido encontrar a los del coro y pasar un rato con ellos y estoy seguro que la misa mañana será bien diferente de otras veces.

viernes, 1 de julio de 2016

1 de Julio de 2016

Viernes

Por la noche estuvimos sin luz, pero los relámpagos iluminaban la oscuridad y la lluvia cayó abundante, lo que hizo que no hubiera mucha gente para la misa por la mañana, que también estuvo acompañada por la lluvia abundante.
Después de desayunas hablo un momento con Joseph y decidimos ir juntos a ver al obispo, pues tiene asuntos que tratar y yo tengo unos papeles de terrenos en los pueblos para firmar, pero cuando acaba la lluvia voy a visitar a un grupo de gente joven que han formado una asociación y trabajan en el campo. Me han invitado con interés, que les venga a ver y lo hago con gusto. Veo los trabajos que están haciendo en el campo y saludo al grupo que se ha reunido. Me parece que tienen interés en que les ayude económicamente, pero les he dicho que mi prioridad son los niños en las escuelas, que ellos son adultos y pueden valerse mucho mejor, en especial ellos que han hecho estudios.
Me muestran varios sitios en los que trabajan y les animo a que sigan haciéndolo, y también les digo que aconsejar y animar es posible, pero económicamente tengo las cosas comprometidas con los alumnos de las escuelas. Después de hablar un rato con ellos y animarles en lo que hacen me vuelvo, pues el tiempo se pasa y donde estoy no hay señal para el teléfono. Cuando consigo señal, Joseph me hace saber que el obispo está ocupado y que no nos puede recibir. Llevo los papeles para que los firme y vengo a casa esperando que los pueda tener para mañana llevarlos a que los firmen en los pueblos.
Antes de salir hacia Cassama, Joseph me da los papeles firmados por el obispo. Me voy tranquilo, pero el camino ahora es largo, cuesta hora y media recorrerlo. La lluvia trae su bendición para los campos, pero sus problemas para los caminos. Además al principio les cuesta venir y pienso en qué voy a hacer, pero luego, aunque con retraso vienen unos cuantos con los que intento mantener un diálogo sencillo, pero muy claro que si no vienen y si no veo progresos en las reuniones, me lo pensaré antes de venir y en especial ahora con las lluvias.
Les recuerdo que cuando vine al principio me dijeron que hacía treinta años que no venía un cura, pero ahora les puedo decir que hace más de sesenta veces que vengo cada viernes y empiezo a preguntarme si merece la pena seguir viniendo.
Veo que quieren que venga, pero les pido que me lo digan con las obras, no de palabra. Les hago ver que les hablo y no siguen lo que les pido que hagan, pues ha habido parejas que se han peleado de nuevo, lo que implica que no rezan juntos y también que no van a rezar los unos con los otros, pues no se preocupan por las parejas que tienen problemas. Y se dan cuenta de que lo que les digo es verdad y les hago ver que si queremos hacer comunidad es así como tenemos que proceder y ser amigos primero la pareja y luego los hombres con los otros hombres del grupo y las mujeres con las mujeres… Y es que lo que hay debajo es la desconfianza africana que siempre veo al otro como un posible enemigo en vez de verle como un hermano o un amigo, como nos enseña Jesús… Y les pregunto si me ven como su amigo personal y cercano y me responden afirmativamente; y la pregunta es clara, si conmigo sí, por qué con los otros no… Y necesitamos tiempo y paciencia y convertirnos. Y ahí estamos.
En el otro pueblo, Gbalehun, seguimos con los críos y muy pocos adultos e intento adaptarme a ellos y contarles un cuento y, como no son muchos, pedirles que la semana que viene vengan con alguno más, amigo o vecino, cosa que me prometen.
El camino de vuelta es largo, pero no muy complicado porque, aunque ha llovido, ya ha habido un poco de tiempo de que seque, y está practicable. En casa Joseph me dice que estaba preocupado, en especial porque había llovido fuerte, pero en el camino no tuvimos lluvia.

No hay luz, pero con la batería sigo las noticias y escribo la crónica.