Me levanto temprano y rezo un buen rato en la capilla antes de ir a decir la misa a Madonna. Como no está muy lejos, voy a pie y, aunque no está totalmente amanecido, no tengo problemas en el camino que ya me sé de haberlo recorrido otras veces.
Como vuelvo andando, me encuentro con la gente y les saludo. Para mi sorpresa he encontrado a unas mujeres “peul” y cuando les he saludado en su lengua me han respondido contentas.
Después del desayunar leo un rato. Hay harmatán y poco estarán en sus puestos, por eso espero y luego voy a ver al mecánico para saber cómo anda el motor y las piezas del camión que tenemos en el garaje. Paciencia y esperar a ver, porque n i el jefe está en el taller. Contacto al carpintero, pero hoy no está disponible para el trabajo en el pueblo…
Por la tarde voy a Nagoyon donde nos juntamos con los que han recibido sacramentos y controlo que los papeles y las listas esté todo en orden y así lo traigo para que se pueda poner en el registro de la parroquia. Me siento aliviado de hacer este trabajo que suele llevar mucho tiempo y varios viajes.
Cenamos y después la conexión es muy débil, pero por lo menos puedo leer las noticias de los periódicos digitales.
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