En la misa hay un buen grupo, aunque la realidad es que bastantes llegan con retraso. Joseph les presenta actividades que hay para el fin de semana y la cosa se presenta bastante ocupada con actividades.
Tengo una reunión que dura toda la mañana y es de los consultores del obispo. Muchos temas a tratar y bastantes cosas para decidir. En muchas de ellas me cuesta entrar, pues hace poco que estoy en el grupo y no conozco bien el ambiente. Por lo menos les encanta el que tengamos la máquina de hacer formas y nos animan a ver si podemos tener una librería, cosa en la que estamos pensando, pues en la diócesis no hay ninguna y pensamos que lo mismo que las formas es un servicio, también la librería puede ser un buen servicio que prestamos a la diócesis.
Recibo la llamada de Coco y me dice que están en casa. Cuando acabo la reunión nos encontramos, comemos y acto seguido vamos a los pueblos a los que voy los viernes. A los dos les encanta la experiencia. Coco se ha bañado en el río y en los encuentros con las parejas y en la oración en el otro pueblo han estado impresionados por el trato de la gente y su cercanía.
En casa cenamos cuando llegamos y después les llevo al sitio donde van a dormir y nos despedimos hasta mañana.
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