He dormido bastante bien. Seguimos sin luz y, después de la oración en casa, me voy a Madonna, donde siguen la novena y la preparación para la fiesta.
Hago la colada y limpio la habitación. Seguimos con polvo en cantidad. Después salgo con Christian, el clérigo y le acompaña a emigración. Se le ha caducado el visado y está preocupado a ver qué le pueden hacer, pero aquí no están bravos como en Freetown. Nos acogen con amabilidad y además le dicen que el visado para los de Nigeria es gratuito… Y luego me dice Christian que el funcionario le ha susurrado que si le puede dar alguna cosa… Y ya que hemos salido, pasamos por el mercado, la catedral para consultar algo con el cura, la madre de un salesiano a la que llevamos cosas del contenedor y compro un pico para los que trabajan en Nagoyon. En casa me da tiempo a organizar algunos paquetes de comida del contendor y después de comer voy a los pueblos, donde sigo visitando los huertos, que van avanzando, el río, que va disminuyendo el caudal muy sensiblemente, la casa del jefe que va a venir, que avanza a buen ritmo y luego las parejas, que siguen lánguidamente instaladas en no sé que situación, que no avanzan.
En Gbalehun la tónica es la misma, floja entrada, muchos llegan tarde y hay pocos adultos, pero ello no impide que hagamos catecismo y oración un rato.
A la vuelta me paro en Tikonko. El jefe me tiene preparadas las motosierras para enviar fotos y pedir una hoja más grande, si es posible.
En casa, sin luz, me espera el técnico de los pozos, con quien ceno, y después le llevo a su habitación en el centro de pastoral. Mañana veremos los sitios a cavar los pozos.
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