La mañana empieza temprano, pues voy a decir la misa a Nagoyon y vuelvo a tiempo para la de siete menos cuarto en Madonna. Y como cada vez, el vehículo cargado de gente y la prisa de llegar a tiempo y el gozo de ver la sonrisa de las mujeres que traen sacos y que descargan a toda velocidad, pues saben que tengo prisa.
Después de la misa en Madonna me siento cansado y es que no he dormido mucho y además tengo una infección en la nariz, fruto del polvo, el ajetreo, el cansancio y demás, pero no pasa de ahí. Estoy un rato en el despacho, leo, visito a los del centro de pastoral, pero los que busco no están, así que a volver otra vez. El coci me ayuda a seleccionar las cosas que voy a llevar de lo que ha venido en el contenedor para los salesianos de las otras comunidades. Lo cargaré a la noche y así mañana no tengo más que arrancar. Les llevo galletas, atún, mermelada… Cosas que les son útiles y que les ayudan en el presupuesto de la comida.
Hay reunión del grupo de liturgia y no está muy concurrida, pero los que estamos tenemos ganas de hacer las cosas y hay propuestas abundantes para el tiempo de cuaresma que se nos acerca. Esperemos que nos animen para nuestra conversión.
He seguido con cierta preocupación la situación de salud de mi hermano en Santander, que ha pasado unos días en el hospital, pero parece que la cosa va mejor y hoy le han dado el alta, lo que me alegra saber por un correo de mi hermana y por el skype de la otra.
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