Día de viajes. Amanezco creo que en bastante buena
forma y vamos muy pronto al aeropuerto, pues no estamos nosotros solos, otros
viajan en otras direcciones. Estamos con una buena carga de libros y para
empezar ya hay una caja que se ha roto y deja salir los nuevos testamentos, que
acabarán siendo lo que los polis me pidan que les regale en el aeropuerto.
Tengo una docena de paquetes de libros que cuando
llegamos los pesan y nos pasamos noventa y nueve kilos. El exceso de peso se
paga en neyras, moneda local que no tengo… Me calculan lo que cuesta en dólares
y al banco y a cambiar y lleva tiempo, pero gracias a que el cura que viene
conmigo lleva el alzacuello y todos le hacen reverencias y a mí como su
vicario… Hay un grupo de jóvenes que están haciendo el trabajo de los paquetes
y uno me dice que él es monaguillo en una parroquia. La verdad es que nos
ayudan con lo del peso, pues de otra forma nos sería imposible. Pasado el
trámite de registrarnos, tengo que decir que he recibido una impresión muy
buena del trabajo que se hace en el aeropuerto y tenemos un rato para descansar
antes de entrar en el avión que nos llevará a Freetown con escalas en Ghana y
Liberia. En el avión se repite lo mismo del climatizador, pero tengo ropa a
mano y me enfundo lo necesario para no congelarme. El viaje es largo, pero nada
de particular que destacar. Sí llegamos un rato más tarde de lo previsto, pero
todos los paquetes están en el carro de salida y en el aeropuerto, muchos
conocen al cura que viene conmigo por lo que viene delante y abre camino. Nos
esperan Paul y Joseph. Nos ofrecen quedarnos en Lungi, pero es pronto y podemos
hacer el viaje de día y, aunque estoy cansado, prefiero descansar en casa.
Los libros que hemos traído son el comienzo de una
librería que hace tiempo tenemos en mente para poder ofrecer a los parroquianos
la cercanía de la Palabra de Dios.
Cuando llegamos me encuentro muy cansado, saludo a
algunos que están presentes, pero me voy directamente a la habitación y me
acuesto. Estoy tan cansado que prefiero la cama antes de cualquier
otra cosa. A la hora de la cena me levanto y tomo un poco de agua, pues no
tengo ganas de comer nada y con ello me vuelvo a la cama.
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