Me levanto con la sensación de normalidad. He acabado
de tomar medicamentos y me siento en forma. Digo la misa en casa.
Tenemos luz y trato de que se haga de forma familiar, algo que me sale cuando
rezamos en la lengua local y, como no tengo el misal a mano, a veces me
equivoco o me corto…
Después de misa me entretengo un momento con el profe
de lengua y leemos el evangelio del domingo. Es una gran ayuda para dominar la
lengua que sigo estudiando.
Marta, la médico se va a su hospital. Nosotros tenemos
una larga y abigarrada reunión y me llaman diciendo que vienen a lo del
terreno… Voy y resulta que no eran los que eran… Me voy a un cíber y me
comunico con dificultad, pues el correo no quiere salir, pero al final acaba
saliendo… De nuevo me llaman para decirme que ahora sí, que vienen los
argentinos a ver el terreno… Y vamos y es verdad. Nos hemos encontrado con
ingenieros agrónomos que nos han dado orientaciones sobre el modo y manera de
plantar cosas, sobre todo en zona que no es llana. Ahora necesitamos el
topógrafo para que marque las curvas de nivel del terreno.
Me voy con Marta a un hotel en el que nos encontramos
con otros dos españoles y nos pasamos un rato agradable hablando de lo que
vivimos cada día. Me llama la atención lo desanimado que está un médico que
trabaja en la organización de la sanidad… Pero es la verdad, no hay estructura
ninguna y más desde que murieron tanto personal sanitario a cuenta del ébola.
En casa hay conexión y mando algunos correos.
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