La noche ha sido horrible, pues las pesadillas se
repiten. Duermo un rato durante la mañana y volvemos al hospital donde desde el
laboratorio confirman que no hay malaria y que hay una infección que no saben
de dónde procede. Se quita el tratamiento del paludismo y me dicen que me
prepare para una batería de medicamentos… Pasamos por la farmacia y la verdad
es que la cantidad de comprimidos es grande, pero con la esperanza de mejorar
intento tomarlos, primero preparando el estómago que hace días que no funciona
normal y después de tomar un zumo y un poco de arroz blanco en un supremo
esfuerzo, comienzo con las pastillas que con calma voy tomando.
Estamos a media tarde y me hace falta descansar, así que detrás de las
pastillas, una sesión de descanso se impone. Duermo mucho rato y apaciblemente
y me despierto hacia las ocho de la tarde, el cuerpo empapado en sudor, pero en
buena forma. Me levanto, me cambio y preparando la siguiente sesión de
comprimidos tomando antes un poco de pasta que han preparado y, aunque tengo
mis problemas a la hora de tragar, una tras otra van entrando de nuevo las que
corresponden a la sesión de la tarde. Me encuentro mucho más tranquilo y el
cansancio agotador ha ido disminuyendo de forma apreciable.
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