Y
llover, llover, llover…
Durante
la noche ha llovido y no voy al pueblo que suelo ir porque no sé el estado de
la pista y no quiero exponer cuando no hay necesidad.
Rezamos
los laudes y con la exposición me paso el día en la iglesia, lo que no quiere
decir que no me encuentre con los que vienen y en particular con Joseph que
hemos hablado largo rato.
Después
de comer sigo en la iglesia y seguimos con muy poca asistencia y a la hora de
la misa en la otra parroquia me voy con el vehículo, pues la lluvia se anuncia.
Cuando
llego a la otra parroquia, un rato antes de la misa, la lluvia intensa se
desata y ya ni misa ni adoración, vinieron cuatro contados y ni el que traía
las llaves se presentó, así que paciencia y a esperar mejores tiempos.
La
lluvia seguía cuando vine a casa y se hizo más intensa un rato después, con lo
que tenemos un poco de frescor y humedad para rato. Pero esto es lo normal de
la estación de lluvias.
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