Nos
levantamos con luz y la adoración y los laudes son del ordinario de cada día.
Vienen algunos menos que otros días, imagino que el frescor hace que se peguen
las sábanas, o la estera, que es lo que se usa por aquí.
Voy
a decir misa a la otra parroquia y también hay menos asistencia que los otros
días. Al final de la misa les recuerdo su falta de palabra de ayer y alguno se
disculpa.
Visito
a los maestros en los exámenes y les digo que les espero cuando acaben para
juntos ir a los pueblos y vengo a casa y escribo correos y otras cosas hasta
que es la hora de comer. Creo haber enviado algo que hace tiempo quería hacer,
un correo para dar las gracias a todos en general y a cada uno en particular por
la amabilidad y disponibilidad que todos manifiestan hacia mí.
Ha
habido un retiro para las mujeres en la parroquia y estoy un buen rato
confesando en la iglesia. Intento ver las cosas en positivo y hacer que quien
venga a confesarse, se vaya con una sonrisa y eso sin ser la penitencia.
Cuando
después de comer me dispongo a echarme un rato de siesta, resulta que los
maestros se presentan y se colgó la siesta, pero a cambio tuvimos un rato de
reunión en el que compartimos muchas cosas interesantes y al mismo tiempo
intento motivar a todos y cada uno en el trabajo que están haciendo.
Vienen
los argentinos y me van a hacer preguntas sobre el proyecto de las moringas.
Veo que es para llevar un control en los objetivos y fijar calendario.
Después
de la entrevista, los maestros me están esperando y juntos vamos a
sus pueblos. Estoy en Lembema donde les animo a preparar la tierra para poder
plantar las moringas y luego en Balei donde saludo al maestro retirado que está
enfermo y también me doy una vuelta por el terreno de la escuela, hay árboles
con necesidad de que se limpien las malas hierbas y han comenzado una fosa con
compost y les felicito.
En
el camino me he encontrado con un conocido que se ha apuntado a venir conmigo y
le agradezco la compañía y la conversación, además de las noticias que me da
del pueblo.
Vuelvo
a casa cansado y sudoroso y una ducha antes de la oración regenera y
descansa. Después de cenar leo las noticias, veo algunos correos que han
respondido y hago la crónica entre otras cosas.
Final
de mes y agradecemos a Don Bosco el estar cercano a nosotros, además de la
presencia maternal de María.
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