Me ha costado mucho dormir. He leído mucho rato, pero
al final he intentado por lo menos dormir un rato y algo he conseguido. Me
levanto con la sensación de cansancio y de no haber dormido, pero con ánimo.
En la oración de la mañana se repite lo mismo que ayer
y en la misa, además de recordar a santa Escolástica, la hermana de san Benito
y a sor Eusebia Palomino, la salesiana de Salamanca, también pedimos por
Faustino. Después de misa vienen varios a darme el pésame y les invito a que
sigamos rezando.
No estoy muy en forma y me acuesto un rato. Descanso
lo suficiente y me preparo para ir a la cárcel como cada sábado. Primero les
pido disculpas porque la semana pasada no pude venir y luego estamos un rato
hablando. Hoy no está la cosa para rezar, pues tienen limpieza y les llaman
para que estén presentes en el patio. Me quedo hablando con algunos y veo lo eficaz
que es tener amigos y lo bien que se sienten los que los tienen y animo a que
todos lo sean unos de otros.
No han comenzado los trabajos de alfabetización, pues
entre otras cosas han promovido al reverendo que estaba aquí, le han trasladado
a la capital y esperamos al que le venga a sustituir. Por lo menos un rato
hablo con unos y con otros y veo que el ambiente es bueno y positivo.
Voy al taller a ver al mecánico y el vehículo esta en
el soldador. Me prometen que vendrán en cuanto acabe la soldadura. He hecho el
desplazamiento en la moto taxi, que es lo corriente por aquí.
A la hora de comer hay una boda en la iglesia, pero es
el vicario del obispo quien viene para la misa y la ceremonia. Aparezco al
final cuando están en el comedor, pues he estado durmiendo una buena siesta.
Por la tarde no voy a la novena Madonna y me quedo en
casa leyendo y rezando. No he ido a los pueblos porque no estoy en forma y
tampoco tengo el vehículo que está en el garaje para reparaciones.
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