He dormido bien y me levanto en forma a la luz de la
linterna. El fresco de ayer ya se acabó y tenemos el ambiente húmedo que
amenaza lluvia y que te hace sudar sin hacer nada. He usado unas cuantas
camisetas, empapadas de sudor.
En la misa en casa no hay mucha gente, lo mismo que ha
pasado para la oración de los laudes primero, pero con los que estamos
funcionamos.
Después del desayuno estoy un rato leyendo y hablando
por teléfono con unos y con otros, pero al final tampoco he tenido mucho éxito
en las llamadas. Andreas me dice que venga el lunes a una reunión, aquí en casa
me dicen que mejor no viajar hasta después de las elecciones y no estoy
decidido a nada todavía.
Miro el calendario y trato de poner en el mismo las
fechas del viaje a Guinea, pero sólo es una sugerencia que concretaremos más
adelante.
Viene a verme Eduardo, el español que está por aquí en
labores de observador para las votaciones. Comemos en casa y sale para buscar
materiales que necesita. Luego vamos a visitar al mecánico y está con malaria
en casa…
Vamos a Towama, vemos la iglesia y la finca antes de comenzar
las construcciones. Le digo que es posible soñar y los sueños de los
que nos han precedido son las realidades que estamos viviendo hoy.
Luz del generador, cenamos y vamos a leer la noticias
en el periódico digital. La conexión es un tema pendiente.
El mes se nos ha ido sin darnos cuenta. Pidamos a Don
Bosco en el último día del mes que nos ayude a ser sus hijos cercanos.
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