Me levanto temprano y voy a pueblos. En Nagoyon espero
un rato antes de que los primeros lleguen e incluso me duermo un ratito. Vienen
los primeros a confesarse y así tener el libro de bautismo al día. Aquí las
cosas son fáciles porque hemos comenzado nosotros, pero en otros pueblos la
cosa no es tan sencilla y hay que dar tiempo al tiempo para ir teniendo las
cosas en regla.
La celebración intenta ser festiva y a todos invito a
dar gracias a Dios por la resurrección de Jesús y vivirlo desde nuestra fe a pesar
de lo que cada uno tengamos como situación personal.
Como detalle curioso, en las ofrendas traen leña para
le fuego y llenan la furgoneta.
En el pueblo siguiente las cosas son más o menos lo
mismo y vuelvo a insistir en la alegría de pascua a pesar de las dificultades
que podamos tener. Hablo con los líderes y les animo a encontrar solución al
problema de algunos con sus libros de bautismo.
El calor es bastante y sudo mucho. Me cambio la ropa
antes de llegar al pueblo siguiente porque está empapada y aquí sigo sudando a
pesar de los ventiladores. Les sigo animando a rezar en familia las parejas y a
incrementar la fe en Jesús resucitado mediante la oración… Por lo menos parece
que lo han entendido.
Hoy ha habido sesión especial, pues tenemos un nuevo
pueblo al que hace tiempo que queremos ir, pero las condiciones no se dan. Hoy
nos hemos hecho presentes no sólo yo, sino los otros salesianos también y hemos
concelebrado juntos, pero el problema es que no comulga nadie porque no cumplen
con las normas y hasta que estén en regla pasa tiempo y hay que hacer
catecismo, cosa a la que no han estado muy dispuestos hasta ahora. Esperemos
que en adelante las cosas cambien.
Cuando vuelvo a casa tengo más ganas de dormir que de
otra cosa, pues el día ha sido largo. Duermo un rato y leo también de forma que
el resto de la tarde se va pasando en la calma y la tranquilidad.
No hay conexión ni forma de conseguir correos o
noticias.
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