He dormido poco y me levanto con un cierto sueño, pero
no está acumulado. Estamos sin luz y en la iglesia seguimos con el problema del
grupo, que para terminar acaba funcionando. No hay mucha gente, pero trato de
hacer que la misa sea algo familiar.
Después de la misa desayuno y me pongo en camino a
buscar a los que me prometieron ayer que estarían disponibles. El empresario es
el más remolón, pero acabamos saliendo hacia destino con dos ayudantes y un
camión dispuesto a cargar arena. No creía que lo iba a conseguir a la primera…
Hemos fijado el precio de la arena y el camión que
tiene casi ocho metros cúbicos de capacidad, está en buena forma y logra traer
cuatro viajes a varios sitios. Yo he pasado con ellos la mañana, pero he vuelto
a la hora de comer y después de la siesta me he apuntado a llevar plataneras a
la finca desde un sitio de difícil acceso, pero estoy muy contento de encontrar
tanta cantidad para plantar y además nos ha llovido un poco que ayuda mucho al
ambiente de plantación.
Antes me he pasado por el sitio en el que están
haciendo el pozo y veo que las cosas avanzan, lo que me alegra porque podrán
preparar el de la cárcel antes de que venga a montarlo Carlos.
En las parejas hoy la cosa va de retraso y es que ha
llovido y la gente sale de casa cuando la lluvia ha cesado… Por lo menos hemos
tenido un buen rato de comentarios y se les ve que están interesados y habrá
que ver cómo responden en los diversos frentes, pero creo que la cosa va a
funcionar.
En Tikonko están dos y no hago mucho por esperar a los
otros que no van a venir a cuenta de la lluvia y me vengo a la finca. Un palo
inoportuno que se cruzó en el camino me hizo perder un rato para sacarle de
entre las ruedas pero sin mayor problema.
En Towama me paro y veo al líder de la iglesia para
comprobar lo que ha trabajado el camión de la arena y los dos estamos admirados
del trabajo.
En casa estamos sin luz, pero luego viene y puedo
consultar le correo y ver que ha sido aprobada la solicitud que hicimos ayer y
doy los pasos para comenzar con el billete.
Me entretengo en hablar con el sobrino y por primera
vez le veo con la cámara, lo mismo que a mi hermana en California, que está
preparando una paella.
Se nos va la luz mientras estoy hablando con Ibrahim y
creo que también es hora de pensar en dormir que mañana tendré también día
largo.
Cansado y contento de la jornada intensa y de las
perspectivas que se abren y dando gracias a Dios por todo lo vivido.
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