Nos
levantamos con luz y la gente que viene a la oración de la mañana son los que
suelen venir de ordinario cuando no hay misa. Finalizada la oración estoy un
rato ante el Santísimo y luego vengo a desayunar.
Me paso la
mañana en la iglesia, lo cual no quiere decir que no esté preocupado de lo que
pasa fuera, pues el tractor ha tenido problemas de última hora y no ha habido
forma de solucionarlos y veremos a ver si mañana es posible hacer algo. Y mi
vehículo sigue en el garaje con lo que también estamos en cuadro.
Me ha
llamado Paul que viene desde Lungi a visitar a la familia y aparece por la
tarde con nosotros y concelebramos la eucaristía, que hoy, fiesta de san Lucas
tiene una cierta solemnidad.
Mireia, la
chica que ha venido para ayudarnos se ha pasado el día en el campo y en el
taller del mecánico y no me da muchas esperanzas para mañana con el tractor.
He pensado
largamente durante el tiempo pasado en la iglesia en unos y en otros y rezado
por todos.
He querido imaginar la situación de la gente que va a plantar
moringa y las posibilidades que se les abren a todos y, como soñar en libre, he
imaginado el cambio que puede producir el trabajo que estamos haciendo ahora y
he dado gracias a Dios por lo que me presenta ante los ojos como un reto, como
un sueño y como una realidad que estamos construyendo y le he pedido que este
sueño se convierta en realidad para tantos campesinos y críos en edad escolar
que no tienen otra salida por el momento.
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