Sin luz y rezando con linternas. La
gente está presente y hay cierto ambientillo. Después también hay confesiones.
Tras el desayuno me voy a la cárcel.
Entrar no es problema hoy, hay unos pocos y otros llegan más tarde. El ambiente
es bueno y me dejan todo el tiempo que quiero para estar con los presos.
Leemos el evangelio y les trato de
hacer ver que es lo que se cumple en nuestra vida de forma normal. El ciego del
evangelio, el que pedía limosna, se atreve a pedir un milagro a Jesús… Nosotros
cuando vine la primera vez dije que no venía a traer dinero para hacer sonreír
dos minutos, sino que venía para otra cosas, que se está cumpliendo, el ser
amigos y poder sonreír.
Reconocen que es la verdad lo que les
estoy contando y hay varios que vienen a dar testimonio de lo que están
viviendo y de los que les han invitado a venir. El ambiente es agradable y me
quedo un rato a rezar con ellos a través de los cantos de tipo carismático.
Vuelvo a casa y me encuentro con Paul
durante un buen rato en la casa de los hermanos que está cerca de la nuestra.
Hablamos de lo humano y lo divino y nos ponemos de acuerdo en bastantes temas .
En casa nos repartimos las misas y yo estaré en los pueblos, mientras que Paul
vendrá a nuestra iglesia.
En los pueblos, la rutina de siempre,
reunión de parejas, no mucha creatividad, pero por lo menos están que ya es
algo y les anuncio el nuevo horario de misas, así como la reunión de mañana,
último domingo de mes en Mattru.
En Tikonko aparece una pareja y
quedamos de que nos traerán listas mañana. Me ha acompañado un carpintero y me
promete empezar el trabajo con los bancos de la iglesia de Nagoyon en la
semana.
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