Suena el despertador y me siento en
forma porque he dormido bastante bien. Siento los efectos secundarios de las pastillas,
pero es normal tenerlos varios días. Me lavo, rezo un momento, desayuno restos
de ayer y me voy a los pueblos. El
camino lleva su tiempo recorrerlo y llego con un poco de adelanto a Nagoyon
donde ya hay algunos rezando el rosario y otros van viniendo.
El tema de hoy, el divorcio, me hace
dar la palabra a las parejas, que hablan con calor de la experiencia
matrimonial que están viviendo. Es bonito ver que ha hablado el marido y la
mujer se levanta para confirmar que es eso lo que viven, que están unidos y que
los hijos son felices con ello.
Me acompaña al pueblo siguiente y
también le hago hablar, pues le conocen bien y la misma reacción se produce,
aplaudir lo que ha dicho. También les hago preguntas personales a los que están
con pareja o sin ella, intentando suscitar una reacción positiva. Me dan la
lista de los que quieren participar en el proyecto moringa y me sorprende que
hay muchos más de los que me esperaba, pero también me hace preguntarme la
motivación y la constancia que estos elementos van a tener.
Me siento cansado, pero es lo normal
después de una malaria. Conducir en la pista es un continuo ajetreo y así me lo
tomo con calma. Llegado al pueblo siguiente con viajeros incluidos, hay un buen
número de gente ya en espera, y al final la iglesia está bien llena. De nuevo
en la homilía interviene el que lo ha hecho en los otros pueblos y después
insisto en que se decidan a tomarse las cosas en serio en lugar de venir a misa
el domingo… Por lo menos lo han escuchado, otra cosa distinta es ver en qué va
a quedar lo escuchado y si habrá reacción.
En casa están aún en la celebración
de la fiesta y es que hay jornada de recaudación y eso se hace interminable.
Comparto el arroz que me han dado en el pueblo con quien me ha ayudado en la
homilía y me siento tan cansado que me echo un buen rato la siesta sin sudar
demasiado.
Tengo reunión con los maestros, pero
uno no se presenta y es necesario la asistencia de todos, así que les digo que
cuando todos estén presentes, que me lo digan, que nos reunimos… No creía que
tan complicado fuera juntar a los directores de las escuelas católicas, pero la
realidad me dice que así es.
Como he traído a uno de los maestros,
me busco una excusa para llevarle de nuevo porque sé que no dispone de dinero.
Voy a visitar a alguien que me han dicho esta mañana que está enfermo en el
hospital y descubro que debe ser más bien que está en la finca trabajando cosa
de la que me alegro, vale más estar para
trabajar que estar en cama.
Hoy en la fiesta del rosario he
participado en el rezo de unos cuantos, tanto en el viaje en el vehículo, como
en Towama, donde no había muchos, pero sí eran de edad variada. Les di una
estampa para recordar a la Madre.
Ha vuelto a llover pero no con
intensidad grande. Tenemos luz del generador y hoy sí que leo la prensa y los
correos.
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