El
martes me levanto temprano y voy a rezar a Nagoyon. El camino es largo por su
mal estado, me lleva casi una hora el recorrido, pero al llegar un buen número
de gente están presentes rezando el rosario y la misa es seguida con devoción.
Aprovecho que hoy no tengo prisa para decir la misa con calma y tranquilidad y
después estoy un rato con ellos hablando de lo que nos queda por hacer y los
preparativos a iniciar.
La
vuelta a casa es con el vehículo lleno, desde los estudiantes hasta los que
vienen por diversos asuntos y en casa después del desayuno y un rato de estudio
de lengua, me voy al mercado y a ver tiendas. Hay cosas que comprar y se trata
de ver las calidades y los precios en unos y otros sitios.
La
tarde la dedico a organizar cosas en casa y a preparar las cosas de los
pueblos. Voy con Christopher a ver los problemas que tenemos de conexión y no
nos ofrecen ninguna solución; un empleado nos tiene en su despacho un buen rato
y luego nos dice que es lo que nos pueden ofrecer, así que seguiremos sin
conexión… Después del rosario en casa, en la parroquia, no me decido a ir a los
pueblos porque llueve y no encontraré a nadie.
De
la luz y de la conexión, para qué hablar, si no hay.
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