Para
variar estamos sin luz y rezamos a la luz de las linternas y en
la iglesia con velas, pues ni el generador ha querido funcionar hoy.
Hay un buen grupo de gente, algunos jóvenes en particular.
Me
encuentro con el profesor de legua local, pero al final no llega cuando estoy
disponible porque quiero ir a rezar con la gente de la cárcel, cosa que hago
con un cierto retraso, pues me he encontrado con una manifestación en la calle
y tocaba seguir el ritmo de los que iban caminando.
En
la cárcel lo primero que he hecho ha sido buscar al reverendo que es militar y
que está más o menos siguiendo la cuestión religiosa. Me le encuentro cuando
iba a desayunar y lo deja para llevarme a varios de los jefes en sus
respectivos despachos. Veo que me aprecia y quizás espera algo de mí, pero le
hago ver que no he traído nada para ninguno, sólo el rezar con los internos. Me
lleva al interior y allí estoy un buen rato con la gente que ha venido a rezar.
Cantan un canto y me ofrecen la palabra. Les saludo y pregunto cuántos me
conocen, pues veo caras nuevas. Me dicen que muchos han sido liberados, pero lo
que les hablé hace tiempo, eso queda entre ellos. Me sorprende lo que me dicen,
pero veo que es verdad a medida que me hacen ver que no hay peleas y que son
amigos entre ellos. Me doy bien cuenta que es la realidad, pues les pregunto a
cada uno por sus amigos y veo que es verdad lo que me dicen.
No se
me ocurre más que dar gracias a Dios por lo que estoy viendo y viviendo tan de
cerca, que en la cárcel el ambiente es muy sereno y que se sienten contentos
con lo que están viviendo. Sí hay algo que me llama la atención: entre los
feligreses hay varios pastores o líderes de grupos cristianos. No pregunto,
pero imagino que es lo que suele pasar con frecuencia, asunto de robos o
quedarse con dinero de los otros…
El
calor aprieta y me espero lluvia para la tarde. Después de comer me echo un
rato la siesta y me voy a los pueblos. En Nagoyon tenemos unos cuantos maestros
con los que tengo un buen rato de charla animando a cada uno a hacer una
evaluación de lo que ha vivido el curso anterior y compartirlo la semana que
viene.
Con
las parejas hacemos lo mismo de siempre, escuchar el evangelio. Hoy les trato
de explicar lo que me dicen que no entienden; luego ellos comentan alguna cosa
y hablan de la experiencia vivida en la semana, en especial dicen que
se entienden y que no se pelean, cosa que es muy de resaltar donde
la moneda común es el pelearse.
Después
tengo un rato de reunión con los responsables y animadores de la comunidad. La
construcción y los problemas con el que les corta la madera son los temas que
nos traemos entre manos. Se ve que hay ganas de hacer algo y buena voluntad.
Les invito a ser pacientes y a encontrar soluciones más que a crear problemas.
Se
nos ha acabado el tiempo, rezamos el rosario y vengo con gente que se apunta al
viaje a Tikonko, donde voy al sitio de reunión para el rosario, pero me dicen
que no han venido. Por lo menos rezo con la familia un poco y nos despedimos
hasta mañana.
El
camino largo y tortuoso. Además a mitad de camino me percato que ha caído la
lluvia y que está bien mojado, cosa que pasa hasta llegar a casa. No tenemos
luz, pero funciona el generador, lo que me permite cenar con luz y escribir la
crónica ya que Internet sigue sin funcionar.
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