Nos levantamos sin luz, para variar. Voy a la iglesia
y preparo las cosas para la exposición del Santísimo. Rezamos los laudes un
grupito y para entonces ya funciona el generador lo que nos permite leer viendo
más claro.
Tras desayunar voy a ver al fontanero, que se decide a
venir a casa donde pasa buena parte del día arreglando averías y fugas. El
problema es que los materiales que hay en el mercado son tan malos que
cualquier cosa que pongas dos semanas después está fuera de servicio…
Me paso por el mecánico y tras esperar un buen rato,
veo que es mejor irse porque no parece que va a venir rápido. Me voy a la finca
con el interés de seguir conociendo mejor los mojones y los alrededores. Sudé
lo que quise y más, pero me di una vuelta por la zona pantanosa y alrededores,
toda una aventura, pues estamos en temporada seca y el arroyo que pasa y luego
todo lo inunda, tiene una profundidad que no menos de un metro entre agua y
lodo y atravesar el arroyo lo he hecho por dos zonas muy concretas, una a
través de un tronco de palmera cruzado y otra en una zona donde hay un puente
rudimentario que han hecho con palitroques de los que usan para construir las
casas. Tengo como recuerdo unos cuantos arañazos, pues aunque vas protegido,
siempre te toca algo que no esperas.
Estamos limpiando la zona de maleza y cortar lo que
crece a lo bestia y hacerlo con un machete y a mano es una tarea ímproba. Estos
que son muy individualistas es la única tarea que veo que hacen en equipo, así
que podemos imaginar lo duro que es.
Cuando vuelvo a casa con la ilusión de la ducha, el
fontanero tiene el agua cortada. Por lo menos tengo la reserva que me permite
quitarme el sudor y refrescarme un poco. Por lo menos he disfrutado con un buen
vaso de agua del frigo antes de comer.
Han llamado por teléfono y luego han venido los de los
pozos. Me he pasado la tarde con ellos de un sitio para otro tratando de
mostrarles los sitios que definitivamente vamos a intervenir. Uno es una
guardería, otro una escuela que nos queda pendiente del año anterior y otro es
la cárcel donde tienen serios problemas de agua y cuando voy a rezar con ellos
veo de cerca la situación.
Vengo a casa y ha venido el provincial. Ha venido
desde Lungi traído por Paul y estará con nosotros el fin de semana. Estamos
contentos, le recibimos a medida que vamos llegando unos de los viacrucis y
otro de los pozos. Cenamos y tenemos un rato de animada conversación antes de
retirarnos cada uno a su habitación.
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