Voy a rezar a Nagoyon. No hay mucha gente. Amenaza
lluvia y durante la misa caen unas gotas. La gente esperaba ir a votar y se han
quedado en casa, es lo más fácil en vez de organizarse para hacer algo
provechoso.
Vuelvo con gente en el vehículo que aprovecha el viaje
y me han metido una media parte de una máquina que al final me entero que es
para alguien que está en Bo y se la llevo a su casa al mismo tiempo que voy con
otro a ver los sitios en los que nos podemos surtir de arena para
construcciones.
Me paso toda la mañana viendo sitios cerca del río en
una y otra orilla con ventajas e inconvenientes, preguntando precios y viendo
calidades; además tengo en cuenta distancias y estado de las vías, pues el
vehículo que tenemos no es una maravilla y nos puede dejar tirado en el camino.
Después de estar en la orilla del río Sewa, vamos a
otro en el interior y comprobamos que la distancia es menor, el precio más bajo
porque hay mucha menos demanda y las posibilidades del camino aceptables, así
que decidimos que probaremos el camión con la arena del arroyo interior.
También nos ha acompañado la mala suerte en el camino,
un palo inoportuno se ha cruzado en una de las ruedas y el
neumático ha quedado destrozado. Por suerte el neumático de recambio
está a punto y nos valemos con uno de los gatos que llevo en la reserva para el
cambio.
Después de la siesta y de leer un rato voy a ver al
mecánico y a cambiar el neumático y quedamos que nos veremos el jueves para ver
si el camión responde al transporte de la arena.
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