Amanecemos sin luz y lo mismo seguimos en la iglesia
que nos iluminan las linternas. Hoy la gente que viene a rezar parecen unos
pocos más y a la hora de la misa ya son más numerosos.
Después del desayuno voy a rezar a la cárcel. Con la
excusa de las elecciones muy pocos están presentes en su puesto y los presos
están la mitad encerrados en sus celdas. Por lo menos puedo entrar y no me ponen
ninguna dificultad. Hablamos un rato con los que están presentes y luego
rezamos y escucho los comentarios que hacen sobre el ambiente en la cárcel que
son muy positivos. Les animo a pedir para que tengamos las elecciones en paz y
también por los que luego voy a encontrar.
Hay un retiro en la otra parroquia y voy directamente
desde la cárcel. Sigo un rato la predicación y después las confesiones. Estamos
un buen rato confesando. Poco a poco se van acostumbrando a algo que no tenían
costumbre, que es confesarse con una cierta regularidad.
Vengo a casa y me tomo fruta y el plato de arroz y
después de la siesta logro encontrarme con el catequista de Mattru para ver si
logramos poner al día los libros de bautismo que no tienen número.
Me voy a los pueblos y el catequista me acompaña, me
dice que no tiene mucho que hacer y que me acompaña. Vamos a Nagoyon donde me
encuentro a un grupo político en pleno miting en el centro del pueblo. Tengo un
rato de encuentro con las parejas y les pido que traigan los materiales
necesarios para volver al trabajo que nos queda en la iglesia. Como esta semana
tendrán tiempo libre, ya tienen en qué empelarlo.
En el pueblo siguiente tenemos problemas para reunir a
dos parejas y con ellas vamos a rezar a la casa de una tercera donde la mujer
no se encuentra bien. Como no somos largos, me da tiempo a venir al pueblo
siguiente y tratar de contactar con el coro, pero cuando llego me dicen que ya
han acabado el ensayo.
Acompaño al catequista a su casa y vengo a casa donde
tenemos luz y hay conexión.
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