Es domingo y me toca decir la m isa en Madonna, donde
hay una sola a las 8 de la mañana. Me levanto un rato más tarde, rezo un
tiempo, saludo a los que van viniendo a la misa de casa y voy a la otra
parroquia.
La idea de la purificación del templo me sirve para
comentarles el cambio que tenemos que hacer hacia nuestra conversión personal y
les recuerdo de nuevo lo de llegar tarde preguntando primero por qué venimos a
la iglesia y luego por qué venimos tarde… Como no se lo esperaban, se han
sonreído y espero que algunos por lo menos intenten llegar más pronto.
Después de la misa emprendo viaje hacia la capital
porque mañana tendré una reunión para ajustar cosas del proyecto que tenemos
entre manos de plantar moringa. El viaje es largo, pero me encajaron un policía
en un control y me dijo que había sido del equipo de seguridad del anterior
presidente. Le hice ver que entonces yo en el viaje me iba a sentir protegido
como nunca antes lo había estado. A partir de ahí tuvimos una amigable
conversación, lo que me ayudo en la conducción.
En Freetown me recibieron con amabilidad, descansé un
rato viendo la tele, preparé cosas para la reunión del día siguiente, tuve un
momento de reunión con Andreas y luego con Jorge, el director de la
comunidad previendo la reunión de mañana.
La temperatura es agradable, sobre todo cuando hay
brisa que viene del mar, lo que te permite dormir sin problemas.
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