Llovió un poco por la noche y al refrescar se puede
dormir sin sudar tanto. Sin luz como de costumbre y las linternas dispuestas y
así rezamos los aludes. Para la misa tenemos el generador. No hay mucha gente y
estamos en compás de espera para la segunda vuelta de las elecciones pero lo
que estuvo parado se va volviendo a poner en marcha y las reuniones políticas
en diversos sitios se ve que funcionan.
Han venido a la finca a trabajar las parejas, sólo los
hombres, que este trabajo de limpieza aquí no lo hacen mujeres, y había más de
una docena de participantes.
Tenemos una reunión para seguir aclarando puntos con
respecto a nuestro terreno y los proyectos que pensamos poner en marcha. Paree
que las cosas avanzan y esperamos el momento de comenzar a poner algo en pie.
He pasado la mañana esperando la llegada de un
agrónomo que al final no ha venido porque tuvo avería en el vehículo y quizás
venga mañana.
He hablado largo y tendido en el taller de un señor
que hace reciclaje de plásticos para ver si podemos hacer algo juntos. Por
ahora no hemos llegado a ningún acuerdo, aunque las ganas no faltan.
Cuando voy a la finca la gente está cansada y con
ganas de volver a casa. Les doy unas galletas y mermelada del contenedor y
encantados. Nos ponemos en marcha y parece que nos va a pillar la lluvia.
Suelen ser muy locales y tenemos suerte de que durante el viaje sólo nos pilla
un poco, pero cuando llegamos al pueblo se ve que ha caído una buena chaparrada
que se ve en los charcos que están llenos.
En casa seguimos con la misma tónica de ayer. No hay
conexión y nada que hacer.
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