Es el día después y para comenzar ha habido una lluvia
intensa durante la noche que ha calmado muchos ánimos y que por la mañana hace
ver que la gente aún no se ha despertado.
Voy a rezar a Mattru y de allí sí que hay la procesión
de gente trayendo los artículos de siempre para vender en el mercado y se notan
bien los surcos que ha dejado la lluvia. También en el pueblo se notan los
efectos de la fiesta y los hay que no han venido a rezar y cuando voy a rezar a
las casas también hay gente que sale de la cama y bostezan sin ningún rebozo.
Siempre hay viajeros dispuestos a subir al vehículo y
hoy que no hay estudiantes que son muchísimos, puedo traer a unos cuantos que
venían a pie.
Desayuno y voy a la iglesia para la adoración. Es una
experiencia que me resulta positiva y hoy también hay poca gente tanto por la
mañana como por la tarde y se nota el calor y el sudor, pero para qué quejarte
si cuando luego voy a Madonna y me he cambiado la camiseta dudada, cuando acabo
la misa allí me la cambio de nuevo y pongo el alba a secar para que la pueda
usar mañana…
En la iglesia tenemos presente a las mujeres en su
día, rezamos por ellas, agradecemos el trabajo callado que hacen y también
tenemos presentes a los hermanos de san Juan de Dios, en particular a los que
murieron a cuenta del ébola en nuestro país y en el país vecino y de paso
pedimos también por los enfermos y los que se ocupan de ellos.
En casa rezamos el rosario, cenamos con la luz del
generador y nos ponemos al día en las noticias y los correos con cierta
dificultad.
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