Hace poco fresco, pero sí hay bastante harmattán
durante todo el día. El polvo se hace notar en todos los sitios, en casa de
manera especial en muebles y suelos. Rezo con la gente de Towama y hoy pasan de
la veintena.
Vuelvo a casa acompañado de viajeros y saludo a los
que nos visitan cuando vienen a desayunar. Están contentos y en su salsa,
aunque en la misa no entiendan ni las lecturas,
Desayunamos y voy al servicio de emigración y me
prometen que me darán mi permiso de estancia la semana que viene. También estoy
esperando al mecánico que me ha prometido que me trae el vehículo pronto y así
es, pues antes de las diez ya le tengo en casa. Pienso visitar una escuela,
pero cuando les hablo por teléfono me dicen que hay una señora que ha muerto en
el pueblo y no hay escuela.
Dejo la visita para la tarde a la vez que llevo
víveres para los que trabajan con la máquina de cortar madera y les anuncio el
encuentro de formación sobre el compost y veo que siguen con interés. También
les hablo de la posibilidad de agua un poco más lejos de la escuela y busco el
sitio. Habrá que ver lo que puedo hacer para convencer a los de los pozos de
romper piedra dura y varios metros…
Nos paramos en Towama, pero hoy no aparece nadie en la
reunión de parejas, así que nos volvemos a casa no sin antes montar a alguien
en el vehículo.
No hay luz, pero el generador nos hace el trabajo. La
conexión es suficientemente débil como para que no entren los correos, pero sí
puedo leer las noticias en alguno de los periódicos en internet.
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