Nos levantamos con luz y voy a rezar a Nagoyon, donde
la gente me espera rezando el rosario. Hay una cuarentena y la oración es
participada. Después me hablan del trabajo de la motosierra y seguiremos con
ello pues nos sigue haciendo falta madera.
Vuelvo acompañado de varios pasajeros y algunos más
que encuentro en el camino y que voy dejando en el camino donde me piden.
En casa, después del desayuno llamo al mecánico, quien
me hace ver que no puedo utilizar el vehículo, pues hay una pieza que hay que
cambiar y voy con los que nos visitan en el otro vehículo a ver de nuevo el río
en otra zona muy distinta a la que vimos ayer, pues aquí además de sacar arena,
también buscan minerales, cosa que les sorprende a mis acompañantes. Nos
pasamos un buen rato divertidos y entretenidos por los que trabajan dentro del
agua. Saludamos a los maestros de la escuela y les proponemos si quieren tener
un pozo en la escuela, responden afirmativamente y les mostramos las
condiciones, algo que nos prometen estudiar entre los padres.
Paramos a comer en una sombra del camino, pues tenemos
todo lo que necesitamos sin estar cerca de gente que te va a incordiar y
dormimos un rato la siesta
Seguimos el viaje hacia Kassama y en Gbalehun nos
encontramos con los maestros, pero hoy los alumnos todavía no tienen clase.
Llegados cerca del río, saludamos a gente conocida y nos damos una vuelta por
la orilla para percibir algunos detalles más del río en la época que se está
secando a marchas forzadas.
En la vuelta a casa un pinchazo en la rueda
y el mecánico que aparece con gente que nos ayuda a cambiar la rueda y una
pieza del coche que es necesaria y que cuesta lo suyo.
A continuación de la ducha, cambio el neumático y
preparo las cosas para mañana que diré la misa en un pueblo. Luego salimos a
cenar invitados por Santiago, el cura que ha venido y nos pasamos un rato
agradable de convivencia.
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