Parece que la gente tiene la resaca de las fiestas,
pues para la misa hay muchos menos que otras veces y no es que haga
especialmente frío.
Después de la oración, digo la misa en casa y después
del desayuno tenemos reunión comunitaria que no pudimos tener ayer. Los temas
siguen, la parroquia, los pueblos, los proyectos de desarrollo…
Viene el mecánico y se lleva el coche que tiene un
problema de carrocería que hace ruido porque se ha soltado una aletta, pero
acabamos cambiando piezas y pagando caro por ellas. La realidad es que el
vehículo es lo más caro aquí, te cuesta más que la comida y otras
muchas cosas, pero es la necesidad de poder estar en contacto con la gente lo
que nos hace tener un vehículo que no puede ser aquí de otra forma, pues los
taxis no están a la altura y buses hay pocas líneas que funcionen.
Cuando vuelvo de visitar la oficina de emigración para
obtener el sellado del pasaporte, me encuentro a los maestros que han vuelto a
comenzar la formación de vacaciones.
Por la tarde, después de que el mecánico me traiga el
vehículo, me doy una vuelta por la finca y trato de ver qué se puede ir
haciendo a la espera de que el topógrafo vuelva y nos dé la última palabra
sobre los linderos y los mojones. Entré en profundidad y me encontré con zarzas
y espinas y alguna señal dejaron en los tobillos y luego cuando los lavé me
uzllaba.
Cenamos a la luz de la linterna y después funciona el
generador y la conexión es débil, débil, débil….
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