Nos levantamos sin luz y no vemos lo que nos han
traído los reyes magos, pues aquí no se celebran, sino la epifanía. Digo la
misa en casa y el número de asistentes es bueno. Después del desayuno nos
preparamos para ir a rezar con la gente de la cárcel y voy con los tres que han
venido a visitarme.
Los visitantes se llevan una buena impresión de la
cárcel como un sitio en el que se puede vivir. Por lo menos eso es lo que me
han comentado entre ellos. Dios dirá. Cuando vuelvo de la cárcel visito a los
miembros del consejo pastoral de Madonna que están en reunión y voy a llevar
unas cuantas plantas de plátano a la finca para plantar y que así tengamos fruta
dentro de un tiempo.
Después de comer salimos para los pueblos y lo primero
echo carburante y después voy hasta Baley para ver los pupitres que los
carpinteros han hecho. Hablaré con el que los ha hecho, pues se pueden mejorar
detalles. Volvemos a Nagoyon donde tenemos encuentro con las parejas. No hay
muchas, pero el testimonio que dan es bonito, pues dicen que no se pelean y por
ello dan gracias a Dios.
También aquí los visitantes se muestran sorprendidos
por el ambiente y la buena relación que hay entre parejas y juntos damos
gracias a Dios por lo que vivimos. Hemos acabado la reunión pronto, pues no
había mucho que decir y venimos a Tikonko para lo mismo, pero la única persona
que aparece es Thomas, quien me dice que su esposa está en casa y allí vamos a
rezar con ella. También voy a casa de otro que suele venir, pero hoy ni él ni
su mujer están en casa.
Volviendo traemos a dos estudiantes que vienen para
empezar el trimestre y en la granja nos paramos para que el fontanero cargue su
parte de leña y también veo cómo han plantado los bananos que traje esta
mañana. Le traigo hasta su casa donde descargamos la leña y venimos a casa. No
hay luz, pero un poco más tarde el generador nos aclara y, aunque la
conexión es débil, por lo menos he podido ver algún periódico a disposición.
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