Me levanto temprano y voy a la iglesia a rezar. No hay
luz y hacemos laudes a la luz de las linternas. La luz del generador
está para la hora de la misa, que aplicamos por el buen viaje de los que viajan
hoy, pensando en particular en los que nos han venido a visitar.
Después del desayuno salimos rumbo al aeropuerto. Nos
paramos en Mile 91 donde saludamos a las monjas que hoy no tienen funcional el
dispensario porque están en obras. Estamos un ratito con ellas, les entregamos
un tensiómetro para niños y proseguimos el viaje.
Nos paramos para comer en un camino y al rato estamos
invadidos por unos cuantos espectadores a los que al final dejamos
repartiéndose un paquete de galletas y proseguimos nuestro camino hacia el
aeropuerto donde acabamos de dar cuenta del resto de la comida y acto seguido
nos despedimos deseándonos mutuamente un buen viaje de vuelta.
Vuelvo a Bo con tiempo de visitar al mecánico y
apremiarle con el trabajo del camión, después ir a fijar el horario para el fin
de semana que viene con el que nos enseña el trabajo del compost y pasar por la
gasolinera para que llenen el tanque del vehículo. He hecho cerca de
seiscientos kilómetros y está casi vacío.
En casa estamos sin luz, encienden el generador y la
conexión sigue como en días precedentes, leo las noticias, pero no entran los
correos.
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