Hoy amanecemos con luz
y dura todo el tiempo de la oración. Hay
unos poquitos para la oración de la mañana, pero para la misa el número ha
crecido bastante. Hay un cierto buen ambiente y trato de que sea familiar, otra
cosa es lo que consiga.
Inmediatamente después de
misa tengo confesiones y luego, acabado el desayuno, me voy a rezar a la
cárcel, donde hoy no puedo entrar porque van a tener traslados. Por lo menos
puedo sacar algunas fotos del pozo y alrededores para ver cómo poner la bomba y
los paneles solares que alguien traerá desde España.
En casa hay reunión del
consejo pastoral y además de comenzar con un cierto retraso, no hay mucha gente
presente, pero por lo menos me da la impresión de que estamos intentando hacer
un buen trabajo y los presentes participan con interés. Una comida picante se
sirve a los presentes, y yo que subo a comer la que han preparado en casa,
descubro que también está bien especiada.
Un rato de siesta y salida
hacia los pueblos con carga que me ha puesto el catequista, una cama y otros muebles,
que a lo largo del camino tortuoso nos hace bajar varias veces para ajustar la
carga. Entre unas y otras cosas nos ha llevado más de hora y media el
recorrido. Por lo menos hemos tenido compañía, gente a la que hemos encontrado
en el camino y que está contenta de montar.
Voy con el catequista y una
de las maestras de la escuela y cambiamos impresiones sobre varios temas.
Parecen estar contentos de lo que han aprendido en el “colloge” y también de la
sesión de catequesis a la que han asistido.
En Nagoyon hay un grupito de
gente que más tarde va aumentando y aparecen
unos y otros interesados en temas varios. Lo primero que abordamos son
las parejas, que acaban siendo cuatro y
entre los que han venido sin pareja hay casos en los que nos fijamos y comentamos.
El ambiente es positivo y esperanzador.
Después venimos a los temas
de desarrollo y trabajos en los varios sitios y quedamos de que seguiremos
pensando en cómo organizarnos, pues tampoco yo tengo instrucciones precisas al
respecto.
Sí que hay gente interesado
y hacen preguntas variadas, lo que nos lleva mucho rato, pero no tengo prisa
sabiendo que en Tikonko me esperan. Voy a Balei a llevar a la gente, pero sobre
todo a visitar a uno de las parejas que está enfermo. Creo que lo agradece, en
especial cuando ve un grupo numeroso rezando en torno a su casa.
Ya es de noche y vengo
a Tikonko donde me esperan tres,
contados. Una pareja y otro más. Después de hablar un rato con ellos les hago
ver que me esperaba la presencia de más gente y que lo que me piden, que esté
con ellos, lo tienen que manifestar con su presencia, cosa que no pasa hoy. Y
sin poder hacer mucho más, nos ponemos en camino con alguien que ha aprovechado
el vehículo para traer dos sacos de mandioca al mercado. El camino es largo y
tortuoso y llegamos a casa cerca de las nueve, creo que la tarde ha sido bien
empleada y que he visto interés en unos y otros, pero habrá que clarificar
posiciones y esperanzas.
Christopher está en su habitación
sudando el paludismo y Joseph está fuera con un grupo de la parroquia. La cena
la hago leyendo y luego como hay luz y conexión, leo las noticias y hago la
crónica.
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