Festejamos a los arcángeles
y la misa es concurrida, y con la luz del generador. Ha llovido y refrescado
por la noche y a la hora de lavarme no hay agua…
Después del desayuno voy a
comprar unas medicinas a la farmacia y luego a rezar a la cárcel. Ahora se
trata de entrar con papeles. Me lo tomo con calma y acabo entrando después de
un rato de espera.
Poco a poco van viniendo los
asiduos y hoy el ambiente es diferente, pues no están presentes los que
dirigen, pero siempre hay alguien que comienza. Leemos el evangelio y les
comento que todos estamos admitidos a participar en la oración y en el bien que
hace Jesús y tenemos que hacer el bien en su nombre. Vuelvo a insistir en la
idea de ser amigos y de la alfabetización como dos pilares para vivir una buena
experiencia en la cárcel.
Veo que esta semana no han
hecho alfabetización y me dicen que no tienen tizas; creo que les tengo que
traer de nuevo cuadernos y lo intentaré hacer durante la semana en el momento
que pueda. Me siguen preguntando por el pozo y les digo que aún no tengo fechas
para que vengan para la instalación. Voy a ver al mecánico en el taller, pues me
tiene que traer unas facturas y no llegan.
Me siento flojo y estoy un
rato sentado en casa leyendo antes de comer y que me vengan a ver los de una
escuela con problemas que no puedo resolver porque no hay unión entre las
diversas escuelas. Veremos si mañana en la reunión mensual llegamos a algo
concreto.
Voy para los pueblos y estoy
un rato en Balei viendo lo que limpiaron ayer en la escuela. El maestro
jubilado está delicado de salud. En Nagoyon las parejas llegan con retraso y
uno de los hombres ha bebido y se le nota… A pesar de ello el ambiente es
positivo y las comunicaciones buenas. Dominan sobre todo los comentarios sobre
el proyecto que tenemos entre manos y parece que la gente está motivada. Me ha
acompañado uno de los animadores del proyecto que participa en la reunión y me
hace ver que percibe la motivación positiva de los que intervienen.
Acabamos el encuentro para
irnos a Tikonko, el sitio siguiente y a quienes habíamos dado hora hoy por la
tarde porque no son una escuela y los campesinos durante la semana están en el
campo trabajando. Hay un grupo no muy grande, algunas parejas, cosa que me
agrada y les hablo un rato de los objetivos de plantar moringa. Parece que
aceptan las cosas y, como se hace de noche y amenaza lluvia, les dejamos con
los papeles para escribir los nombres de los que quieren participar y nos
volvemos para casa. Por suerte la lluvia no se desata y llegamos a casa sin
novedad.
Christopher está a punto de
decir una misa que se suele hacer el día antes de la misa funeral y me dedico a
cenar y consultar el correo hasta que acaba la misa. Hablamos un momento y sigo
en mi tarea de leer las noticias y hacer la crónica.
He llamado a varias personas
durante la tarde y el teléfono no ha funcionado, cosa que puede pasar de vez en
cuando. Por lo menos hay luz del generador y funciona la conexión.
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