Comenzamos
el mes pasado por agua, llueve y llueve.
Es
primer sábado de mes y toca limpieza, así que nadie se mueve… de la estera,
porque está lloviendo.
En
la calma dedico un tiempo a rezar y luego a poner el correo al día. La limpieza
suele ser hasta las diez, pero hoy ha sido hasta las doce y cuando a esa hora
he ido a llevar el vehículo al garaje, he podido ver que bastantes sitios
estaban razonablemente limpios. No he ido a la cárcel, pues no era hora de ir
más tarde de las doce y el cielo se ha abierto un poco, pero más tarde ha
vuelto a llover de nuevo.
Cuando
me traen el vehículo intento llevar unas plataneras a la finca, pero al final
no aparece quien me tenía que guiar y acabo yendo a los pueblos donde tenemos
un intento de reunión de maestros y directores de escuelas y no lo logramos,
pues no todos están presentes. Es difícil imaginar el individualismo que cada
uno tiene y lo que cuesta comprender que tenemos que trabajar juntos…
Después
hablamos de diversos temas, plantar moringas, limpiar la tierra, organizar los
espacios alrededor de las escuelas y las iglesias, asistencia a un curso de
formación para los catequistas… y veo que les cuesta comprender lo de ser un
grupo y actuar como tal. Por las parejas, mejor ni preguntar, porque el tiempo
se ha echado encima… Por lo menos un detalle de interés, el líder de la iglesia
ha venido a pedirme disculpas por un asunto que me tenía que haber resuelto antes
de que me fuera de viaje y aún sigue sin resolver, pero he visto su actitud y
lo único que he podido hacer es perdonarle y permitirle que continúe con su
papel en la comunidad, pues la realidad es que no hay otro que lo pueda hacer
como él lo hace. Me he sentido a gusto con su actitud y creo que él se ha
sentido perdonado y dispuesto a seguir.
Tener
paciencia y esperar el momento en que cada uno va a reaccionar y responder en
positivo es algo que me parece importante y que me toca estar atento y saber descubrir
lo que a lo mejor no es más que un pequeño destello, pero que un día puede ser
una luz que ilumine a otros.
En
la vuelta a casa me acompaña uno de los maestros que viene a Bo y en la
conversación le pregunto sobre diversos temas de la escuela, del “college” al
que vienen para recibir clases, de los compañeros. Me parece sincero y concreto
y también le hago saber que tengo una gran estima hacia él que me parece una
persona responsable y en quien puedo confiar.
Se
han apuntado la mayoría de los maestros para el curso de formación de
catequistas. Esperemos que sea positivo para todos y que aprendamos a
conocernos y a conocer más de cerca a Jesús.
En
casa cenamos y leo las noticias y hago la crónica a la vez que intento preparar
las cosas para mañana en los pueblos.
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