Me levanto un tanto más
tarde, pues me toca la primera misa a las ocho en Madonna. Desayuno con
tranquilidad, rezo un rato en la capilla y veo que el vehículo no marca la
cantidad de carburante, echo un poco por precaución y me voy a la iglesia conde
hoy tenemos la ceremonia de pasación de servicio a la otra parroquia. Las cosas
se hacen con calma y sosiego. Desde ahora serán los curas de la catedral los
que se van a encargar de decir la misa, ellos son dos y tienen una sola iglesia
y nosotros somos dos y tenemos la parroquia y los pueblos, por eso el obispo
les pasa esta cuasi parroquia.
Personalmente me encuentro a
gusto con ellos, pero la realidad es que otros les pueden servir mejor y de eso es de lo que se
trata, por lo que todos contentos.
Desde allí me voy a Mattru,
el pueblo que no está lejos, pero cuyo camino es malo y para colmo hoy han
decidió arreglar el puente, con lo que no hay forma de poder pasar… Dejo el
vehículo aparcado y me busco una moto que pasa, que me lleva a destino antes de
la hora, que era lo que me preocupaba, no llegar tarde.
Les explico el problema,
pues les llama la atención verme llegar sin vehículo. La misa es participada,
no hay mucha gente y les sorprende el que les lea el evangelio en su lengua… Y
para estar seguro de que han comprendido lo repito una segunda vez y me dicen
que han comprendido mejor.
En la homilía intento estar
cercano y hablarles de nuestro problema con el sufrimiento y cómo mirando a
Jesús podremos durante la semana comprendernos mejor y hacer lo mismo con otros que sufren y estar cerca de ellos.
Para la vuelta estamos en
las mismas, no me puedo traer las ofrendas porque no tengo vehículo y, aunque
me las quieren traer, veo que va a ser mucho gasto y les digo que la semana que
viene espero estar con el vehículo.
Por suerte encuentro una
moto que me vuelve hacia el vehículo. La gente sigue arreglando el puente y
vuelvo sin novedad a casa, donde hay ambiente, pues se ha celebrado la admisión
de nuevos miembros al grupo de santa Teresita, la patrona de la parroquia y hay
fiesta. Ha estado el obispo y le encuentro en casa a la mesa con otros
invitados. Hay buen ambiente.
Me echo un rato la siesta,
pues me siento cansado. Duermo y leo y cuando intento el teléfono, hoy no
funciona. Más tarde hay más suerte, pero los llamados no están disponibles, con
lo que me paso el resto de la tarde en casa leyendo tranquilo. Que también es
algo positivo.
Rezos, cena, noticias, a
última hora, pues al principio no había conexión y un rayo y un potente trueno
nos sacan de la monotonía de la lectura hasta que comienza la lluvia.
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