Hoy no tenemos luz para levantarnos y funcionamos con las
linternas. Para la misa se enciende el generador y está con nosotros el diácono
salesiano que está de vacaciones, que también desayuna con nosotros. El profe
me da su clase con la competencia de siempre. Domina la lengua y la sabe
explicar, lo que me hace disfrutar de algo que estoy aprendiendo.
En la reunión comunitaria seguimos viendo cosas a emprender
y lo que nos queda a medio acabar, que van siendo los flecos que no llegan a
concluirse. La habitación para poner la máquina de hacer las formas, el agua
corriente para ducharnos y la cocinera, que sigue estando enferma y a quien no
podemos seguir manteniendo, pues falta tanto tiempo que nos tenemos que hacer
nosotros la comida con demasiada frecuencia.
Mientras Joseph está en una reunión yo llamo al obispo para
ver si me puede firmar una carta de apoyo a una petición que hago de libros y
me dice que si Joseph está disponible. Juntos vamos un rato más tarde y nos
recibe con cariño y se muestra muy agradecido al trabajo que hacemos en la
parroquia y en los pueblos.
Comemos sobras que han quedado de ayer, pues nos trajeron
mucha comida y para la noche Joseph se ha encargado de pedir a alguien que nos
prepare la cena, cosa que hacen bien.
La luz se va y vuelve. Un momento encendemos el generador,
pero luego vuelve la luz y se vuelve a ir y así estamos durante bastante tiempo
de la noche.
He tratado de contactar a los que me proporcionan los
árboles, pero no ha habido manera. Habrá que seguir teniendo paciencia y ver
cuando podemos recibir más.
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