Crónica de las experiencias vividas en Bo (Sierra Leona) por el misionero salesiano Antonio Gutiérrez
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sábado, 19 de mayo de 2018
19 de Mayo de 2018
Sábado
Buena parte de la noche
hubo luz, pero no amaneció con nosotros. La adoración también fue con linternas
y para la oración ya funcionaba el generador. Hoy no hubo mucha gente en misa.
Habrá vigilia por la tarde y confirmaciones en la catedral.
Voy a rezar a la
cárcel y seguimos con experiencias agradables y amables. Se les ve contentos y
sonrientes, lo que no quiere decir que no tengan problemas, pero por lo menos
no se encuentran hundidos.
Me comunican que
por fin han comenzado la alfabetización y que lo piensan hacer regularmente
varios días a la semana. Les animo a que lo hagan pues es una forma de dejar
los pensamientos que te arrullan en la cárcel.
En casa tenemos
consejo pastoral y se ha comenzado a la hora y hemos acabado antes de la hora,
lo que me permite comer y dormir rápido para salir hacia Nagoyon a ver por
donde andan hoy los albañiles.
Lo hago con una
tonelada de cemento por si les hace falta. El trabajo que han hecho hoy es de
acabados, lo que no consume mucho cemento, además de que hay otros en la
comunidad que se dedican a encalar las paredes.
Tengo un buen rato
de reunión con un maestro y el catequista. Leemos varios capítulos de la Biblia
y hablamos de temas ecológicos, que no les veo que estén muy al tanto al
respecto. Luego visito a los albañiles de nuevo y me voy a Tikonko donde espero
a las parejas para la reunión.
Nadie aparece y
cuando me voy a marchar viene una pareja, a los que invito a venir a rezar el
rosario en Gbalehun donde no puede estar ayer. Me acompañan y en el
pueblo al que vamos no hay ni maestros ni líderes de la oración. Lo hacemos
como podemos en la casa de una mujer cuyo esposo está fuera.
La vuelta a casa es
animada y acompañada por el grupo que nos encontramos en el camino y que me
conocen. Nos paramos en Tikonko donde rezamos en una casa de una señora mayor y
no había mucha gente.
Volviendo a casa
recordaba lo vivido por la mañana en la cárcel a la vez que pedía al Espíritu
Santo de venir a nosotros y quedarse con nosotros.
En casa tienen una
vigilia de largo porte, pero que no tiene muchos efectivos.
Buena parte de la noche
hubo luz, pero no amaneció con nosotros. La adoración también fue con linternas
y para la oración ya funcionaba el generador. Hoy no hubo mucha gente en misa.
Habrá vigilia por la tarde y confirmaciones en la catedral.
Voy a rezar a la
cárcel y seguimos con experiencias agradables y amables. Se les ve contentos y
sonrientes, lo que no quiere decir que no tengan problemas, pero por lo menos
no se encuentran hundidos.
Me comunican que
por fin han comenzado la alfabetización y que lo piensan hacer regularmente
varios días a la semana. Les animo a que lo hagan pues es una forma de dejar
los pensamientos que te arrullan en la cárcel.
En casa tenemos
consejo pastoral y se ha comenzado a la hora y hemos acabado antes de la hora,
lo que me permite comer y dormir rápido para salir hacia Nagoyon a ver por
donde andan hoy los albañiles.
Lo hago con una
tonelada de cemento por si les hace falta. El trabajo que han hecho hoy es de
acabados, lo que no consume mucho cemento, además de que hay otros en la
comunidad que se dedican a encalar las paredes.
Tengo un buen rato
de reunión con un maestro y el catequista. Leemos varios capítulos de la Biblia
y hablamos de temas ecológicos, que no les veo que estén muy al tanto al
respecto. Luego visito a los albañiles de nuevo y me voy a Tikonko donde espero
a las parejas para la reunión.
Nadie aparece y
cuando me voy a marchar viene una pareja, a los que invito a venir a rezar el
rosario en Gbalehun donde no puede estar ayer. Me acompañan y en el
pueblo al que vamos no hay ni maestros ni líderes de la oración. Lo hacemos
como podemos en la casa de una mujer cuyo esposo está fuera.
La vuelta a casa es
animada y acompañada por el grupo que nos encontramos en el camino y que me
conocen. Nos paramos en Tikonko donde rezamos en una casa de una señora mayor y
no había mucha gente.
Volviendo a casa
recordaba lo vivido por la mañana en la cárcel a la vez que pedía al Espíritu
Santo de venir a nosotros y quedarse con nosotros.
En casa tienen una
vigilia de largo porte, pero que no tiene muchos efectivos.
Ubicación:
Bo, Sierra Leona
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