Crónica de las experiencias vividas en Bo (Sierra Leona) por el misionero salesiano Antonio Gutiérrez
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miércoles, 30 de mayo de 2018
30 de Mayo de 2018
Miércoles
Digo la misa en
Madonna y nos encomendamos a san José por ser miércoles especialmente dedicado
a este santo. Sigue habiendo un buen número de gente que participa en la misa.
Cuando vuelvo,
desayuno y me voy con Mireia al trabajo de la finca. Han venido los de ayer,
pero con una actitud muy diferente, hoy trabajan y están motivados. Seguimos
plantando estacas y haciendo hoyos y plantando moringas. Voy a buscar otro
viaje con la furgoneta y estoy a la espera de que visite la escuela
de Balei una señora que viene de América y lo hace cuando estoy acabando de
comer, por lo que no tengo tiempo de echar la siesta y salgo a toda prisa hacia
la escuela para encontrarme con ella. Tenía interés de ver si se podría
colaborar en el trabajo, pero veo que las decisiones las tienen tomadas con
respecto a lo que van a hacer y las ayudas a dar por lo que no hay mucho que
rascar en cuestión de colaboración. Veremos si se puede llegar a algo concreto
más adelante.
Seguimos en el
trabajo de la finca, plantando moringas y voy a buscar el último viaje de
plantones. En total nos falta poco para llegar a los cinco mil arbolitos
traídos del semillero y esperemos que la cosa se arregle y vayan adelante con
éxito.
Terminamos le
trabajo antes de las cinco y hoy la gente está cansada del trabajo, pero
también contentos y satisfechos de lo que han hecho y además les animo a pensar
en lo que van a hacer en los espacios comunitarios de sus pueblos, iglesia,
escuela… y en sus fincas particulares.
Traigo a Mireia
hasta la entrada de la universidad donde encuentra una moto para venir a Bo y
yo voy a llevar en un primer viaje a los que están más cercanos y luego voy con
los de más lejos a Balei y en Nagoyon me paro para rezar con la madre de
Daniel que ha perdido el deseo de vivir y se extingue lentamente.
Rezamos el rosario
varias veces en el camino y al volver entro en la finca donde Daniel el
fontanero está preparando leña para que le traiga en el vehículo. Hoy sí ha
llenado la furgoneta y con leña de buena calidad.
En casa cenamos y
unos ven la tale y yo hago la crónica. Hay luz del generador y refresca un poco
porque ha llovido, que es la última cosa que le estaba pidiendo a Dios para
nuestras plantas.
Estoy cansado del
día, de no haber echado la siesta y me pongo a hacer la maleta, que mañana
saldré pronto para la reunión que hay en Freetown de las comunidades de los
salesianos en Sierra Leona.
Digo la misa en
Madonna y nos encomendamos a san José por ser miércoles especialmente dedicado
a este santo. Sigue habiendo un buen número de gente que participa en la misa.
Cuando vuelvo,
desayuno y me voy con Mireia al trabajo de la finca. Han venido los de ayer,
pero con una actitud muy diferente, hoy trabajan y están motivados. Seguimos
plantando estacas y haciendo hoyos y plantando moringas. Voy a buscar otro
viaje con la furgoneta y estoy a la espera de que visite la escuela
de Balei una señora que viene de América y lo hace cuando estoy acabando de
comer, por lo que no tengo tiempo de echar la siesta y salgo a toda prisa hacia
la escuela para encontrarme con ella. Tenía interés de ver si se podría
colaborar en el trabajo, pero veo que las decisiones las tienen tomadas con
respecto a lo que van a hacer y las ayudas a dar por lo que no hay mucho que
rascar en cuestión de colaboración. Veremos si se puede llegar a algo concreto
más adelante.
Seguimos en el
trabajo de la finca, plantando moringas y voy a buscar el último viaje de
plantones. En total nos falta poco para llegar a los cinco mil arbolitos
traídos del semillero y esperemos que la cosa se arregle y vayan adelante con
éxito.
Terminamos le
trabajo antes de las cinco y hoy la gente está cansada del trabajo, pero
también contentos y satisfechos de lo que han hecho y además les animo a pensar
en lo que van a hacer en los espacios comunitarios de sus pueblos, iglesia,
escuela… y en sus fincas particulares.
Traigo a Mireia
hasta la entrada de la universidad donde encuentra una moto para venir a Bo y
yo voy a llevar en un primer viaje a los que están más cercanos y luego voy con
los de más lejos a Balei y en Nagoyon me paro para rezar con la madre de
Daniel que ha perdido el deseo de vivir y se extingue lentamente.
Rezamos el rosario
varias veces en el camino y al volver entro en la finca donde Daniel el
fontanero está preparando leña para que le traiga en el vehículo. Hoy sí ha
llenado la furgoneta y con leña de buena calidad.
En casa cenamos y
unos ven la tale y yo hago la crónica. Hay luz del generador y refresca un poco
porque ha llovido, que es la última cosa que le estaba pidiendo a Dios para
nuestras plantas.
Estoy cansado del
día, de no haber echado la siesta y me pongo a hacer la maleta, que mañana
saldré pronto para la reunión que hay en Freetown de las comunidades de los
salesianos en Sierra Leona.
Ubicación:
Bo, Sierra Leona
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