Crónica de las experiencias vividas en Bo (Sierra Leona) por el misionero salesiano Antonio Gutiérrez
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miércoles, 2 de mayo de 2018
2 de Mayo de 2018
Miércoles
No tenemos luz,
pero ya nos hemos acostumbrado también a las linternas y salimos
adelante con los faroles. Hay alguien que ha encargado un novenario de misas y
es conocido por lo que hay un cierto ambientillo cuando se presenta el
novenario y aprovecho para decirles que la misa tiene que ser alegre y festiva
y en especial en este tiempo de pascua. Están el grupo de siempre y les animo a
que vengan numerosos mañana también que tenemos adoración y la misa es por la
tarde.
Saludo y hablo un
rato a los que han venido a misa, confieso a otros y después de desayunar me
voy a ver lo que hay de trabajo. En Towama no hay nadie, en la finca hay un
señor preparando la tierra, en Nagoyon descansan porque tienen problemas en las
manos por tocar el cemento sin guantes… Me vuelvo a casa y trato de encontrar
motivos para tener paciencia. Leo un rato, preparo catecismo en los pueblos,
duermo un rato antes de comer y así puedo salir antes hacia los
pueblos.
Salgo pronto y me
doy una vuelta por la ciudad. Compro un saco de arroz y varios de cemento y me
paro en la finca para saludar al que trabaja y darle unos caramelos.
En Nagoyon descargo
con la ayuda de los estudiantes que he encontrado en el camino y les he subido
al vehículo y me voy a Balei para la reunión de los maestros, que en realidad
se ve que no la han preparado.
Tengo tiempo
suficiente para ir al pueblo del líder de la comunidad que ha estado enfermo y
no le he podido visitar, pero se trata de ir a pie… Unos críos me siguen por su
propia iniciativa y más de veinte minutos nos lleva el ir al pueblo donde no
encuentro al que busco, pues ya ha ido a hacer alguna cosa fuera.
Me reciben con
cariño, especialmente las mujeres, pues es el pueblo en el que el
año pasado les pusimos una bomba de agua que les ahorra el ir hasta el arroyo y
les da salud. No hay mucha gente, pero los que están cada uno está a sus
menesteres. Voy a ver la bomba y está en buen estado y funcionando
bien. Me ofrecen unos mangos y los reparto entre los críos que me
acompañan. También están algunos de los albañiles que han ido en la misma
dirección y volvemos juntos.
He sudado lo que he
querido y estoy empapado, Me cambio la camiseta, pero es que estoy empapado y
con los pies sucios de andar el camino. Voy a Balei donde me han prometido que
rezarán el rosario pronto y cuando llego ya están las cosas preparadas y unos
cuantos van viniendo siendo al final una treintena. Sigo llevando a gente de un
sitio a otro. En Nagoyon están ya rezando el rosario y rezo con ellos. Acaban
siendo más de cuarenta, la mayoría críos.
Vuelvo al camino
con compañía y desde la granja con el fontanero y la leña que ha preparado
después de haber trabajado todo el día. Venimos a casa y descargamos la leña y
me vengo para la parroquia donde funciona la luz del generador y me
conecto a internet, donde no hay nada de especial.
No tenemos luz,
pero ya nos hemos acostumbrado también a las linternas y salimos
adelante con los faroles. Hay alguien que ha encargado un novenario de misas y
es conocido por lo que hay un cierto ambientillo cuando se presenta el
novenario y aprovecho para decirles que la misa tiene que ser alegre y festiva
y en especial en este tiempo de pascua. Están el grupo de siempre y les animo a
que vengan numerosos mañana también que tenemos adoración y la misa es por la
tarde.
Saludo y hablo un
rato a los que han venido a misa, confieso a otros y después de desayunar me
voy a ver lo que hay de trabajo. En Towama no hay nadie, en la finca hay un
señor preparando la tierra, en Nagoyon descansan porque tienen problemas en las
manos por tocar el cemento sin guantes… Me vuelvo a casa y trato de encontrar
motivos para tener paciencia. Leo un rato, preparo catecismo en los pueblos,
duermo un rato antes de comer y así puedo salir antes hacia los
pueblos.
Salgo pronto y me
doy una vuelta por la ciudad. Compro un saco de arroz y varios de cemento y me
paro en la finca para saludar al que trabaja y darle unos caramelos.
En Nagoyon descargo
con la ayuda de los estudiantes que he encontrado en el camino y les he subido
al vehículo y me voy a Balei para la reunión de los maestros, que en realidad
se ve que no la han preparado.
Tengo tiempo
suficiente para ir al pueblo del líder de la comunidad que ha estado enfermo y
no le he podido visitar, pero se trata de ir a pie… Unos críos me siguen por su
propia iniciativa y más de veinte minutos nos lleva el ir al pueblo donde no
encuentro al que busco, pues ya ha ido a hacer alguna cosa fuera.
Me reciben con
cariño, especialmente las mujeres, pues es el pueblo en el que el
año pasado les pusimos una bomba de agua que les ahorra el ir hasta el arroyo y
les da salud. No hay mucha gente, pero los que están cada uno está a sus
menesteres. Voy a ver la bomba y está en buen estado y funcionando
bien. Me ofrecen unos mangos y los reparto entre los críos que me
acompañan. También están algunos de los albañiles que han ido en la misma
dirección y volvemos juntos.
He sudado lo que he
querido y estoy empapado, Me cambio la camiseta, pero es que estoy empapado y
con los pies sucios de andar el camino. Voy a Balei donde me han prometido que
rezarán el rosario pronto y cuando llego ya están las cosas preparadas y unos
cuantos van viniendo siendo al final una treintena. Sigo llevando a gente de un
sitio a otro. En Nagoyon están ya rezando el rosario y rezo con ellos. Acaban
siendo más de cuarenta, la mayoría críos.
Vuelvo al camino
con compañía y desde la granja con el fontanero y la leña que ha preparado
después de haber trabajado todo el día. Venimos a casa y descargamos la leña y
me vengo para la parroquia donde funciona la luz del generador y me
conecto a internet, donde no hay nada de especial.
Ubicación:
Bo, Sierra Leona
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