Digo la misa en Towama y luego vengo
a decirla en casa y después vuelvo el vehículo al mecánico, pues aún quedan
cosas para hacer. Hoy me promete que será definitivo… Me ha llamado por
teléfono, pero había olvidado el teléfono dentro del vehículo… Así ha venido a
casa a la hora de llevar a los maestros a sus pueblos, pues mañana es festivo y
no hay clase. Por la mañana me he entretenido con las cosas del contenedor y
por la tarde la visita a la construcción me hace ver que todavía queda mucho
por hacer, pero que con tesón se irá haciendo.
Cuando llevo a los maestros llevo
también una máquina para hacer ladrillos prensados, pues los que habían hecho
no son suficientes y también reparo el molde de las celosías que estaba muy
deteriorado. También me doy cuenta de que no queda mucho cemento y de que
necesitamos arena y espero que con la llegada del camión las cosas sean más
fáciles.
En casa seguimos el ritmo de
siempre, luz a ratos, internet de vez en cuando y tranquilidad y buenos
alimentos. Joseph hace lo que puede en la parroquia y yo en los pueblos. El
diácono que se va a ordenar en mayo está con nosotros y viene a las ceremonias
de la iglesia y Segej sigue en Freetown.
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