Ayer no llegó el vehículo del
mecánico y hoy voy a Mattru en el otro coche. Marca la diferencia, pues no
reconocen el vehículo hasta que no me ven que les saludo, pero la procesión
sigue siendo la misma de gente cargada hacia el mercado. La vuelta con algunos
estudiantes. Hoy están haciendo ellos mismos la lista y les ayudo a
confeccionarla. Espero que a partir de ese inicio las cosas vayan enderezándose
un poco.
En casa no tengo llaves para entrar
en la iglesia y espero a que venga el catequista. No sé si ha venido gente
pronto, pero cuando he vuelto de los pueblos no he visto a nadie. Como es
jueves y toca adoración, me paso la mañana en la capilla, pero bien poca gente
aparece. Por la tarde seguimos con la misma tónica y también voy a llevar unas
medicinas para el dolor a uno de los que trabajan en la obra. La realidad es
que tiene malaria, pero de eso se recuperan con rapidez y, aunque está sudando,
una vez que toma las pastillas, vuelve a trabajar sin problema.
Cuando vuelvo Joseph ya está de
vuelta y Sergej ha ido a la otra parroquia. No hay mucha gente en la misa de la
tarde y es que les cuesta acostumbrarse a cambiar algo que no han
visto antes.
Luz durante un rato y conexión muy
débil son los datos a destacar al final de la jornada, además de unas gotas de
lluvia que permitirán refrescar el ambiente y dormir más cómodos.
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