Nos
levantamos con luz. No he dormido bien y también he enviado correos y fotos de
madrugada, pero me encuentro en forma y voy a rezar a Mattru, donde me
encuentro el grupito de siempre, la mayoría mujeres que no hablan inglés.
El
camino de vuelta es con estudiantes y gente que viene con mercancías y al
llegar a casa, desayuno y trato de estar la mañana en la capilla rezando, pero
hay bastante gente que viene y la recibo, hasta los que se vienen a confesar.
Me da tiempo de rezar, leer, preparar la homilía para el domingo y estar un
buen rato rezando de forma que me siento diferente y cambiado.
Después
de comer sigo en la capilla, hasta me duermo un rato y cuando llega la hora voy
a Madonna, no sin antes rellenar unos papeles para apadrinar críos necesitados.
Hoy
en la otra parroquia hay poca gente, y es que un grupo han venido aquí porque
hay bautismos y se han celebrado juntos aquí. Después de la adoración aparecen
Augustine y Daniel, salesianos que concelebran y a quienes vuelvo a casa antes
de que se vayan donde su familia.
La
celebración aquí se alarga y vienen tarde a cenar. Durante la cena el
comentario es la falta de costumbre del catecismo y lo poco que saben de
religión, cosa que habrá que intentar mejorar con paciencia.
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