Seguimos
en la misa tónica. La noche sin luz y por la mañana lo mismo. El generador no
funciona y, como estamos en los días más largos del año a la hora de la misa ya
se ve un poco con la claridad del día.
Estamos
Joseph y yo en casa, Sergej fue de vacaciones y Christian ha ido a
la capital por algunos asuntos y tenemos dos sitios para decir la misa, menos
los días que tenemos tres y entonces andamos un poco apretados de tiempo, pero
nos las vamos apañando. Los de la cáritas tienen al grupo numeroso de los que
han venido a buscar víveres y cuando salgo me los encuentro en pleno trabajo de
reparto.
Hoy
es el día del niño africano y hemos ido a celebrarlo en las escuelas, yo a
Balei, donde les he repartido galletas y tarrinas de mermelada y Joseph en una
de las escuelas de la ciudad en la que ha repartido caramelos.
Joseph
tiene una reunión y viene tarde a comer. Yo me voy a ver al mecánico y ver si
logramos poner el camión en marcha, que hace falta arena para la construcción y
ahora durante las lluvias se puede recoger en los caminos. Tengo un plan para
juntar arena y estoy implicando a unos cuantos. Veremos a lo que llegamos.
También
he tenido tiempo de hablar con el coci. Seguimos en el trabajo de estar cerca y
acompañarle en lo que hace y creo que me llevará tiempo, pero la esperanza de
sacar algo bueno no la pierdo; lo mismo que con el fontanero, que todos los
arreglos que hizo, gotean; pero no le puedo culpar de todo a él porque la
calidad de los materiales es de los chinos de última generación, es decir, peor
calidad, imposible, o por lo menos difícil.
Tuvimos
un rato la luz y se fue y la conexión hoy no toca.
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