Como
digo la misa en casa, no estoy con la presión de levantarme pronto. Amanece un
día agradable y bastante cálido. He sudado lo que he querido y he podido
cambiarme de ropa y estar seco al comienzo de cada misa, una en casa, otra en
un pueblo por la mañana y otra en otro pueblo por la tarde.
Explicar
el calendario litúrgico, ver que estamos en tiempo ordinario y celebrando la
fiesta de la Trinidad me llevan la mayor parte de la homilía, además de
presentar a la Trinidad como una familia y recordar el trabajo que hago con las
parejas, y también invitarles a leer la Palabra de forma sistemática.
A
Nagoyon me ha acompañado por la tarde el profe que me da clase. No conocía esa
zona y me hace el comentario que le ha llamado la atención lo que ha visto,
empezando por la construcción y siguiendo por la gente y su participación.
En
casa hay luz y cenamos y podemos ver las noticias y alegrarnos con la décima de
Nadal.
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