Voy
a rezar Towama. Hay un grupito que se va aumentando poco a poco.
Intento explicarles lo que acabamos de comenzar, el tiempo ordinario. Insistiré
el domingo porque me parece que no me siguen mucho.
Después
de la misa vengo a Madonna donde también me esperan para la misa. Hoy tengo
tiempo y no llego tarde como ayer. Les explico de nuevo lo del tiempo ordinario
y les animo a venir más gente, en especial el jueves que es por la tarde.
En
casa me encuentro con el profe de lengua que me ofrece darme clase, lo que
acepto sin pensar. Siempre que me ofrezca darme clase estaré disponible, pues
aprender con quien tiene ganas de enseñarte y sabe lo que enseña, es siempre
útil.
Hablo
un rato con el cocinero. Me da la impresión de que no comprende muchas de las
cosas que le digo y me parece importante que se sienta a gusto y que tenga
confianza en sí mismo y en el trabajo que hace. Por lo menos al final sonríe,
que no es poco.
Sigo
a vueltas con los libros y sigo teniendo que tener paciencia, pues por ahora no
se ve solución a lo que busco. También me traen el presupuesto para arreglar el
coche rojo que se ha averiado. Las cosas son serias, pues la suma que proponen
es para pensárselo y es lo que trataremos de hacer estos días entre nosotros y
buscar soluciones posibles.
Sigo
en el teléfono al carpintero y al fontanero que tenemos necesidad, pero que no
están disponibles. También Andreas me dice que vendrá, pero a finales de mes,
lo que me parece mucho tardar, pero es cuando puede venir.
Voy
al terreno a ver lo que están haciendo, pero se desata la lluvia y la mejor
opción es la vuelta a casa, pues la cosa no va a parar en un momento.
Rezamos
y cenamos sin luz y esperemos qua a alguna hora de la noche venga para poder
cargar las baterías. La conexión es demasiado débil y no pasa.
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