Parece
que las cosas van a buen ritmo. No he dormido mucho, pero no puedo pedir más,
ayer dormí más de lo que suelo. Levantarse es costoso, pero no me siento mal
para no hacerlo. En la oración de la mañana tenemos luz y lo mismo en la misa,
presidida por Jorge, el director de Freetown.
Después
del desayuno salimos cuanto antes hacia Tormabum, el pueblo en el que están los
argentinos. Nos lleva casi tres horas hacer sesenta kilómetros donde
los veinte primeros son de asfalto y los siguientes, hoy con suerte, están
secos.
Los
carteles indicadores en el camino no existen y si quieres ir, a cada paso debes
preguntar y hacerlo de forma que no te respondan sí o no, porque siempre te van
a decir sí… Pero la gente es amable y te responden en el inglés que saben.
La
acogida es muy buena. Tenemos a alguien que nos lleva a pie por los diversos
edificios y vemos maquinaria y útiles que necesitan para trabajo. Es un
complejo enorme en el que unos cuantos comenzaron y hoy se ha hecho un gigante
en la ayuda a la gente.
Se
trata de un grupo de gente argentina que, teniendo una buena posición social,
han decidido colaborar un tiempo a sueldo bajo con un proyecto para mejorar la
producción de los agricultores y es amplio en materias, recursos, personas,
envolviendo a muchos hombres y mujeres de los pueblos. Al principio comenzó
como algo muy sencillo, pero ha ido tomando volumen y ahí está el reto de
responder a las esperanzas de los que con ellos están. Los que están allí viven
cercanos a los campesinos, los niños se les acercan, les saludan y les son
familiares, lo mismo que me pasa en los pueblos, lo que me parece el signo de
su entrega.
La
vuelta es más fácil, pues no es que hayamos dejado los granos de maíz en el
camino, sino que nos acompaña uno de ellos que tiene ocupaciones que hacer en
Bo y aprovechamos el viaje para compartir experiencias y distraernos así
también de lo pesado del viaje.
Cuando
llegamos a Bo, vamos directamente a los pueblos a ver el terreno que tenemos en
Towama y un posible sitio para un pozo en Lembema, así como la construcción en
Nagoyon, pues mañana queremos tener una reunión y después quieren marchar
cuanto antes puedan.
Deciden
ir a cenar a un restaurante pero no les acompaño. Me encuentro con paludismo.
He sudado abundantemente y creo que debo descansar en cuanto pueda, no sea que
me vuelva la cosa por esfuerzos no necesarios.
Estoy
satisfecho con el día y muy cansado y fuera de juego, pero espero poder dormir
y mañana estar en forma.
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